DOBLEGAR AL ENEMIGO INTERIOR
SI REALMENTE EXISTE oculto que tan traidoramente hunde sus garras en nuestro interior para cogernos y arrastrarnos a un camino peligroso que habríamos evitado, si tal fuerza existe, debe doblegarse ante nosotros mismos, pues sólo así ganará nuestra confianza y un lugar en nuestro corazón, lugar que necesita para reconocer el camino hacia el que deben conducirnos nuestra vocación y nuestras inclinaciones, para caminar con paso tranquilo, nuestro enemigo interior perecerá en los vanos esfuerzos que haga por ilusionarnos. También es cierto […] que la tenebrosa presencia a la que nos entregamos crea con frecuencia en nosotros imágenes tan atrayentes que nosotros mismos producimos el engaño que nos consume. Es el fantasma de nuestro propio Yo cuya influencia mueve nuestra alma y nos sumerge en el infierno o nos conduce al cielo.
E. T. A. Hoffman, El hombre de la arena, trad. Luis Fernando Moreno Claros, RBA, 2022.

EL DOBLE
EL TEMA DE el doble es antes que nada una defensa contra la muerte. La esencia es que dentro de nuestro cuerpo habita un alma inmortal. El miedo a los muertos se basa en esta creencia, todavía están vivos en algún lado. Por eso lo siniestro aparece en relación a los muertos y a la muerte. Freud declara que otros temas siniestros son: la ceguera, la omnipotencia del pensamiento, los miembros separados, una cabeza cortada, una mano desprendida del brazo… pies que bailan solos… la epilepsia y la demencia.
Bruno Estañol, El doble, el otro, el mismo. Cuentos clásicos, Cal y Arena, 2012.
CUIDADOS FUNERARIOS
YO IBA POR LA NIEVE, creo, en un carro arrastrado por caballos. La luz era ya sólo un punto; me parecía que se acababa. La Tierra se había salido de la órbita y nos alejábamos más y más del Sol. Pensé: “Es la vida que se apaga”. Cuando desperté, mi cuerpo estaba helado. Pero hallé consuelo porque un piadoso cuidaba de mi cadáver.
Jorge Luis Borges, “Gastón Padilla”, Libro de sueños, Biblioteca Borges, Alianza Editorial, 2008.

EL CLUB DEL FUEGO INFERNAL
EL MISMO DUQUE de Wharton que fundó los Gormogons en 1724, había creado otra sociedad secreta en 1719. El Club de Fuego Infernal duró sólo un año antes de quedar en suspenso, pero resurgió tras la revuelta de 1745 cuando un aristócrata disidente tan excéntrico como Wharton, Sir Francis Dashwood lo restableció. […] Él y un grupo de bulliciosos amigo comenzaron a reunirse en salones alquilados del pub de Londres “George and Vulture”, mientras que Dashwood remodeló una abadía medieval en Medmenham como sede permanente del club. Cuando la abadía estuvo totalmente restaurada y se llevó inmenso suministro de alcohol y pornografía, los miembros del club celebraron allí regularmente reuniones y ceremonias.
Las ceremonias eran expresiones clásicas del gusto por lo gótico de la época. Los miembros vestían con túnicas negras con capucha y tomaban parte en parodias de ritos seudosatánicos acompañados por “monjas” ligeras de ropa que eran o mujeres de la nobleza de moral distraída o prostitutas contratadas para el fin de semana. En las ceremonias se consumían increíbles cantidades de alcohol, por lo que inevitablemente terminaban en una orgía.
Todo esto era un comportamiento habitual entre la clase alta inglesa de su tiempo, pero algunos historiadores han definido que el Club del Fuego Infernal también tuvo un serio objetivo como centro de la propaganda jacobita y de oposición al orden existente.
John Michael Greer, Conspiraciones. Un viaje cronológico a través de las sociedades secretas e historias ocultas, trad. María Correas Amador, Librero, 2019.

LA COPA WARREN
HACE 2,000 AÑOS, los miembros de la élite de los grandes imperios como el de Roma no se dedicaban únicamente al poder y la conquista. Como todas las élites, también Encontraban tiempo para el placer y para el arte. Este objeto incorpora ambas cosas. Se trata de una copa de plata hecha en Palestina hacia el año 10 de nuestra era. Antes de que llegara al Museo Británico, había formado parte de la colección del millonario estadounidense Edward Warren.
Esta copa muestra escenas de acoplamiento sexual entre hombres adultos y muchachos adolescentes. […] El profesor James Davidson nos explica:
Aunque esta copa vuelva la vista al período clásico, los pintores de vasos griegos, que no eran en absoluto mojigatos o modestos cuando se trataba de representar el sexo, evitaban cuidadosamente las escenas de coito homosexual, al menos de coito de penetración. Así, los romanos muestran algo que no podía mostrarse quinientos años antes. El mundo griego proporcionó una coartada que permitió a las sociedades pensar en la homosexualidad, hablar de la homosexualidad y representar la homosexualidad, como ocurrió a partir del siglo XVIII e incluso en la Edad Media. Esto la convirtió en una pieza de arte antes que de pornografía.
[…] Las copas de plata de esta fecha son hoy excepcionalmente raras, dado que muchas fueron fundidas, y entre las que se han conservado, pocas pueden igualar la virtuosa hechura de la copa Warren.
Neil MacGregor, La historia del mundo en 100 objetos, trad. Francisco J. Ramos Mena, The British Museum / BBC, Debate, 2012.
CIUDAD DE MÉXICO: EL CENTRO
SALGO A LA CALLE y qué calle: no hay calle, todo es gente, como cuando llegué a Roma, estúpido e imberbe, y pregunté mientras conducía el coche, ¿Dónde está el centro? Qué centro, me respondió un romano, todo es el centro, todo es el centro. Sí, todo es el centro, ya tengo edad para entenderlo, no necesito ir a Roma, pero ahora estoy aquí en las calles del centro de la Ciudad de México y aquí todo es gente, no hay calle, no se ve el suelo, si miras hacia abajo te empujan, si miras hacia arriba te empujan, estás en México, querido, aquí hay veinte millones de personas, ochenta personas a tu alrededor, ¿qué quieres hacer?, ¿bailar?
Gonzalo M. Tavares, Canciones mexicanas, trad. Ana M. García Iglesias, Almadía, 2013.

EL SALTO DEL CIELO
EL POETA, dice René Char, “construye su camino en el cielo”. Ícaro se siente como en casa, una vez más. La obra maestra es este vuelo (histórico pero que sería algo así como la metáfora de la eternidad) cuya caída, sin embargo, nada cambia. “La línea de vuelo del poema”, es también lo que conserva los “infinitos rostros de lo vivo”. Y basta un pájaro —basta un poeta— para que por siempre jamás el cielo sea algo distinto de un mero sueño: para que el sueño sea un poema [vuelve Char]:
De una parcela a otra del tiempo, / el pájaro,/ creador de su propio vuelo, / asciende a las pendientes invisibles y gana altura […]
A lugares sin albergue / se dirige con todo su ser. / Es nuestro emisario y nuestro iniciador. / “Señor del Sueño, ¡revélanos el sueño!,
¡Ícaro!, ¡Ícaro! “El poema es ascensión furiosa!” De lo más profundo del hombre, de lo más bajo de sus deseos y de sus sueños (de la horizontalidad de vivir, que sólo es baja con relación al cielo que ante ella se abre), el arte es este pájaro improbable que alza el vuelo desde ahí…
André Comte-Sponville, El mito de Ícaro. Tratado de la desesperanza y de la felicidad, trad. Luis Arenas, Mínimo Tránsito, col. A. Machado Libros, 2001.
