De los tres músicos que desarrollaron formas distintas de tocar el bajo, el que más me late es el genial Mark Sandman. Compositor enigmático, músico inspirado, cantante, artista gráfico, inventor de instrumentos musicales y cabeza creadora de varios grupos, entre ellos el célebre trío Morphine y su estilo que definía como low rock, hecho por gente barítona, mientras hacía vibrar su bajo slide de dos cuerdas.
Contra lo que se cree, Sandman no consumía drogas, su grupo tampoco era un tributo a la morfina y mucho menos murió por sobredosis. Lo cierto es que su vida quedó marcada por la muerte de sus dos hermanos menores y por el asalto en el que lo apuñalaron en el pecho cuando manejaba un taxi. Estudió arte y entre otros oficios tocaba en su grupo de blues Treat Her Right, en el que ya usaba la unitar (guitarra de una cuerda) tradicional del blues del Mississippi. En 1989 Sandman formó a Morphine en el circuito universitario de Boston, un trío minimalista de blues, jazz y rock inspirado en la esencia de Morfeo, el dios griego de los sueños. Siempre lo acompañaron Dana Colley en el saxofón y los bateristas Jerome Deupree y Billy Conway, en ocasiones jalaban de gira como cuarteto.
HACÍAN MÚSICA MUY LENTA de tonalidades bajas, onírica e hipnótica, llevada por el bajo slide de dos cuerdas que Sandman tocaba con un vaso mientras susurraba las canciones. Su estilo se hacía más introspectivo en cada disco y empezó a crear instrumentos para encontrar los sonidos que buscaba. Los construía con partes de otros, como el basitar (dos cuerdas de bajo), la tritar (dos cuerdas de bajo y una de guitarra) y la guitbass (dos cuerdas de bajo y dos de guitarra), los afinaba a su modo antes de probarlos con Morphine o sus otros grupos Candy Bar y los Hypnosonics. En tanto Colley soplaba saxofones barítonos, sopranos, bajos y tenores, a veces dos al mismo tiempo. Además, Sandman se construyó el estudio Hi-n-Dry para grabar sus ideas tal y como las imaginaba en su almohada surrealista. Su voz era un murmullo aterciopelado, a veces canturreaba adormecido y se disolvía a través del micrófono Argosy Taxicab-Dispatcher, cantando historias de suspenso con aliento beat y un humor sombrío.
Por esa atmósfera sonora / literaria en los discos Good, Cure for Pain, Yes, Like Swimming, The Night y Bootleg Detroit, a Morphine le han llamado grupo de noir rock. Sandman también era fotógrafo y autor de un cómic, The Twinemen, que hacía con bolígrafo y acuarela. Pero una noche de julio de 1999 cayó fulminado por un ataque al corazón, cuando tocaba en el festival Nel Nome del Rock, cerca de Roma, Italia. Tenía 46 años, el agotamiento y el calor de 37º le provocaron un colapso, las secuelas de la puñalada hicieron el resto y murió sobre el escenario.
Existe Cure for Pain: The Mark Sandman Story, el documental sobre su vida dirigido por Rob Gordon y David Ferino, y la caja póstuma Sandbox The Music of Mark Sandman, lanzada con motivo de su fundación para la educación musical de los niños en Boston.
Su estilo era un principio: “Me siento más libre al tocar con dos cuerdas”.
