Diversa Cultural

Diversa Cultural
Diversa Cultural Foto: Creative Commons, AI, WikiArquitectura y Heyjoe

BARBEROS CIRUJANOS

Hacia el año 1340 se registró por primera vez en español el uso de la palabra cirugía, mientras que cirujano ya consta en Las siete partidas (1251-1265) de Alfonso el Sabio. […]

Durante los siglos XIII y XIV también se usó cirugiano. La palabra proviene del latín chirurgia, tomado del griego kheirurgia (operación quirúrgica), aunque etimológicamente significaba ‘trabajo manual’ y práctica de un oficio’, derivado de kheirurgein (trabajar con las manos), compuesto de kheir (mano) y érgon (trabajo).

Desde la Antigüedad hasta hace algunos siglos, el trabajo del cirujano era poco apreciado socialmente y, hasta bien entrado el Renacimiento, los médicos solían confiar el trabajo sucio de los cirujanos a los carniceros y barberos. La barra blanca y roja usada en algunos países en la entrada de las barberías es un residuo tradicional de la barra que los barberos usaban pocos siglos atrás para limpiar sus navajas después de alguna cirugía.

Ricardo Soca, El origen de las palabras, prol. de Lola Pons, Rey Naranjo Editores, 2024.

Imagen ilustrativa del icónico bastón de barbería
Imagen ilustrativa del icónico bastón de barbería ı Foto: Heyjoe

TCHAIKOVSKY ENAMORADO

Cuando el intercambio epistolar se inicia sobre bases puramente musicales, Tchaikovsky cuenta con treinta y seis años, Nadedja von Meck, cuarenta y cinco. Ahora tenía una amiga comprensiva del más alto nivel espiritual, ciegamente enamorada de su obra e inconcebiblemente generosa con el dinero, pero además discreta, sin exigirle jamás lo más mínimo, que además él tampoco le hubiera podido dar. ¿Amistad? ¿Amor? ¿Quién sería capaz de separarlo, de definirlo exactamente? […]

Moscú, febrero de 1878.

Me pregunta si he conocido también amores que no fueran platónicos. Sí y no. Si se plantea esta cuestión de un modo un tanto diferente y se pregunta si he experimentado la alegría de un amor cumplido, entonces respondo: ¡no, no, no! A propósito, creo que mi música también contiene una respuesta a esta pregunta. Pero si me pregunta si conozco el poder, la infinita violencia del amor, entonces respondo: sí, sí, sí. Y repito que a menudo he intentado amorosamente, a través de la música, expresar la dicha del amor. No sé si lo he conseguido, otros serán quienes lo juzguen. Discrepo por completo de su afirmación según la cual la música no puede reproducir cualidades universales del amor. ¡Al contrario, sólo la música es capaz de ello! Dice usted que para ello se requieren palabras. ¡Oh no! Precisamente en este terreno las palabras son las que son impotentes, y allí es donde fracasan; en cambio resuena con todas sus fuerzas un lenguaje más elocuente: la música. También los versos, aquellos en los que se refugian los poetas para expresar sentimientos amorosos, son ya una invasión en terrenos que sólo pertenecen a la música. Las palabras convertidas en poemas ya no son sólo palabras: se han convertido en música…

Piotr Tchaikovsky

Kurt Pahlen, Cartas de amor de músicos. ‘Mi ángel, mi todo, mi yo…’ trad. Ruth Zauner, Turner Música, 2017.

CIUDAD SATÉLITE Y SUS TORRES

El arquitecto Mario Pani cuenta que, en alguna ocasión, estando en Acapulco, le preguntaron qué haría en una superficie de 600 hectáreas en la zona de Naucalpan. Él respondió: “una ciudad satélite, como las hay en Inglaterra y en otras partes; son como su nombre lo indica pequeñas zonas urbanas separadas de la ciudad y están como satélites, alrededor de la ciudad. Una ciudad satélite no es totalmente autosuficiente, pero sí lo es en muchas cosas. Tiene relación con el planeta ciudad, pero es una luna que está siempre con cierta independencia”. […]

El primer proyecto de la plaza en donde se encontrarían las torres, consistía en “una explanada articulada en tres desniveles conectados por escaleras. Estos niveles constituirían plataformas que estarían alfombradas con pasto; además, en una de ellas se planeaba construir un espejo de agua de grandes dimensiones”. Originalmente se contemplaba la erección de siete torres. Sin embargo, y a pesar de que el proyecto original fue aceptado, hubo recortes presupuestales que transformaron radicalmente el planteamiento conceptual. Se construyeron sólo cinco de las siete torres programadas y se eliminó el espejo de agua, y la plaza terminó concibiéndose como una glorieta de forma oval. De hecho, el tamaño y el concepto de las esculturas fueron modificados, pues en un principio una de ellas alcanzaría una altura de 200 metros, que al final sólo fue de 57. Por otra parte, la más alta estaba destinada a servir como observatorio, y los restantes como almacenes de agua. Nada de ello se realizó.

Carlos Silva, “Las Torres de Ciudad Satélite”, Los días que cambiaron México. Hechos memorables del siglo XX, pres. Vicente Quirarte, Grijalbo, 2017.

Imagen de las Torres de Satélite
Imagen de las Torres de Satélite ı Foto: WikiArquitectura

Meditar es equilibrar

En la meditación, como en todas las artes, debe darse un delicado equilibrio entre la relajación y la vigilancia. En cierta ocasión, un monje llamado Shrona estudiaba meditación con uno de los discípulos más próximos de Buda. A Shrona le costaba encontrar la actitud mental adecuada: intentaba concentrarse con todas sus fuerzas, pero sólo conseguía que le doliera la cabeza; después lograba relajar su mente, pero la relajaba tanto que se quedaba dormido. Finalmente, le pidió ayuda al Buda. Sabiendo que Shrona había sido un músico célebre antes de ser monje, el Buda le preguntó:

—¿No tocabas la vina cuando eras laico?

Shrona asintió.

—¿Y cómo obtenías el mejor sonido de tu vina? ¿Cuándo las cuerdas estaban muy tensas o cuando estaban muy flojas?

—De ninguna de las dos maneras. Cuando tenían la tensión justa, ni demasiado tensas ni demasiado flojas.

—Pues bien, con tu mente sucede exactamente lo mismo.

Una de las maestras más grandes, de entre las numerosas maestras espirituales de Tíbet, Ma Chik Lap Drön, decía: “Alerta, alerta; pero relajado, relajado. Éste es un punto crucial para la visión en meditación”.

Sogyal Rimpoché, El libro tibetano de la vida y de la muerte, trad. de Jorge Luis Mustieles, Urano, 2015.

Imagen de un monje
Imagen de un monje ı Foto: Google AI

CONVERSACIÓN INTERMINABLE

Imagen de un caballo
Imagen de un caballo ı Foto: Creative Commons

La ocupación principal de los protagonistas de la Ilíada no es combatir, sino hablar. Casi el cincuenta por ciento del texto consiste en diálogos: se habla en todo momento, se debate todo, se entra en conversación antes de entrar en la lucha. Como señala Alessandro Baricco, las asambleas “son su manera de posponer lo más posible la batalla. […] La palabra es el arma con que congelan la guerra. Incluso cuando están discutiendo cómo hay que hacer la guerra, mientras tanto no la están haciendo; y esta es, también, una manera de salvarse. Todos ellos son condenados a muerte, y están haciendo que su último cigarrillo dure una eternidad. Y se lo fuman con las palabras".

Homero, Ilíada, en la versión de Samuel Butler, edición de Pau Ferrandis y Ramón Solé, trad. Miguel Temprano García, ilustrado por Calpurnio, Clásicos Liberados, Blackie Books, 2023.

LAS MADRES DEL DESIERTO

Los Apotegmas han llegado hasta nosotros como una especie de florilegio ascético que reúne frases, consejos, anécdotas y sentencias de hombres y mujeres que vivieron como anacoretas entre los siglos IV y V en los desiertos de Egipto, Palestina y Asia Menor. Dichas sentencias no tienen pretensión de obra literaria, sino que están escritas con el deseo de transmitir la profundidad y la grandeza de la vida en el desierto. A pesar de su escasa precisión y finura literaria los Apotegmas se definen como tratados de vida espiritual y palabras de salvación.

A lado de los Apotegmas de los Padres del desierto debemos poner, aunque en número menor, los Apotegmas de las Madres del desierto, cuya existencia no demasiada gente conoce. Fueron mujeres, generalmente pertenecientes a la aristocracia, que se unieron para, en aquellas regiones áridas y desérticas, vivir la misma experiencia de aislamiento, ascesis y oración que los hombres.

Apotegmas de las madres del desierto, introducción, selección y versión de Martí Àvila i Serra, Los Pequeños Libros de la Sabiduría, José J. de Olañeta, Editor, 2006.