TRAS EL CIERRE del Multiforo Alicia en 2022, del cual dimos cuenta con un resumen de lo bueno y lo malo —que nos costó el veto del administrador—, el gobierno de la Ciudad de México le otorgó un espacio en la colonia Santa María la Ribera en febrero de 2024. Ahí reabrió, cambiando su discurso pseudoanarquista de “música contra el poder” por la lisonja oficial y alimentó al perro neofascista que lo traicionó el 30 de mayo. Ese perro mordió al Gato de Cheshire durante un concierto de Fermín Muguruza, artista del Rock Radical Vasco —ex Kortatu y Negu Gorriak—, cuando el Alicia fue desalojado por el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la policía de la CDMX. Tanto la alcaldía como el gobierno de la ciudad se deslindaron arguyendo que no estaban enterados y tampoco tenían facultades para ordenar un operativo de ese calibre. Y nadie de las tres fuerzas armadas que participaron en el desalojo emitió una palabra al respecto, hasta dos semanas después.
En este espacio se ha insistido en la prohibición de los gobiernos federal, estatales y municipales en contra de los corridos tumbados y los cantantes de regional, han criminalizado a la música, a los intérpretes y al respetable con la falacia de prevenir y combatir la violencia. El de los Alegres del Barranco es el ejemplo del castigo y escarnio público que les ha costado más de 6 millones de pesos y la imposibilidad de presentarse. Pero el objetivo es otro: limpiar la imagen gubernamental y simular que se combate al crimen infiltrado en todos los niveles oficiales, económicos y sociales. Crean la ilusión para tratar de resanar los efectos de los “abrazos, no balazos”.
AHORA EL GOBIERNO se ensaña contra el rock / rap: en menos de un mes desalojaron y clausuraron los foros Supremo, Parka Beers, HDX Circus Bar y Club Japan, además del Alicia. Si el desalojo hubiera sido un concierto de regional, el personal rockero celebraría muerto de la risa. Aquí vale la pena recordar el poema de Martin Niemöller:
Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, porque yo no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada, porque yo no era judío. Luego vinieron por mí, y no quedó nadie para hablar por mí.
¿Por qué ese desprecio oficial por la cultura y ese odio contra la música que le incomoda al régimen?
Lo más preocupante es la militarización del país que empezó con la llegada de Morena al poder, la creación de la Guardia Nacional y el uso de las fuerzas armadas para agredir y reprimir a la población. ¿No tienen pendientes más importantes que clausurar foros musicales? El secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, acaba de cantinflear que fueron el Ejército y el gobierno de la ciudad los responsables de “la misión”. Mientras tanto, campearon las teorías de cuarta francamente estúpidas al gritar como fanáticos que “fue la derecha”. En otros sexenios hubieran gritado “fue el Estado”. Acá la verdad no la sabremos, como no sabemos las verdades de tantos hechos atroces.
