Que tus amigos muertos no sean tu tumba, susurra su voz en la oscuridad que entre sus dedos de tierra arrulla carne podrida y olvido. Ya no estás, te colgaste. Esa fue tu última elipsis: un ser apartado del suelo, girando en el aire, ahorcado por sus palabras, strangled words, 1 el tendedero de tu cocina como un fabuloso collar, la última ceremonia. Con el fenobarbital rumbo a tu corazón lo intentaste antes y fallaste. Tu maestro de la escuela primaria dejó en clase un ejercicio sobre la muerte, escribiste el epitafio de un electricista e inventaste una nueva palabra:
Here lies Fred the electrian,
who went on a very fateful mission,
he got shock when tampering with a fuse,
which went from his head right down to his shoes
Aquí yace Fred el “electrista”
que se fue en una muy fatídica misión
tuvo un shock cuando manipulaba un fusible
que pasó desde su cabeza hasta sus zapatos
Ese poema fue un ejercicio escolar, muchas personas intentaron explicar las razones de tu suicidio rastreando y analizando tu poema de infancia. Nadie puede explicar un suicidio sin ser subjetivo, ni un psiquiatra podría, todo cerebro es: abismo y misterio. Amo los cementerios, me gustan las tumbas, evito las tumbas de los suicidas, probablemente jamás visitaré la tuya, esto se debe a ese cuento de Ludwig Tieck que probablemente leí a los nueve años de edad y habla sobre no despertar a los muertos, tengo una superstición: al visitar la tumba de un suicida podríamos adquirir todas las fragilidades de la condición mortal. No me gustaría saber qué fue lo último que pensaste. Me aburren los seres convencidos de tomar el “camino correcto”, cuando ese camino es sólo una confusión travestida de ilusiones, no lo ven porque viven en un sopor enajenante de hiperproductividad, optimismo y ceguera que los mantiene sedados. No creo en el punk como algo vivo, siento que hace demasiado tiempo murió, si lo analizamos bien, toda esa generación por más “rota” o disidente necesitaba sentirse aceptada. Me gustaba ir sola a mirar cintas, discos, revistas, ropa. Una tarde encontré a alguien para mirar todo aquello que me gustaba en compañía. Sábados negros, así los llamábamos Marian y yo, incluía una cita en Insurgentes Norte esquina con Héroes Ferrocarrileros.
SOÑÉ TRENES Y VIDAS QUE NO ME PERTENECÍAN. UNA REVISTA ME LLEVÓ A TI. NO ENTIENDO A LOS VACÍOS SERES QUE SE ETIQUETAN BAJO UNA HUECA PALABRA: POST-PUNK
Ahí nos pegábamos unos enormes tragos de vodka y después caminábamos hasta esa zona donde se reunían las “personas oscuras” para perdernos en una multitud que nos desagradaba, lo que importaba era buscar música para después darnos una buena sobredosis de bandas oscuras en cualquier lugar mientras sonaba un walkman o un discman, nos turnábamos los audífonos y aquella helada botella de vodka, una de Danzka, con su envase de metal como guante cubría todas nuestras decepciones, ignorábamos dónde acabaría la noche, avanzábamos sin pensar en el futuro; esa mierda inservible llamada “planes” que sólo sirve para dañar. Una tarde Marian empezó a llegar muy tarde o no llegar, hizo planes y aquello me devolvió a mi estado original: solitaria. Empecé a verla con un tipo que se parecía al vocalista de una banda inglesa que no quiero mencionar para preservar el anonimato de Marian. No soñé con visitar las calles de Manchester, sí los palacios rusos o lagos imposibles. Y soñé trenes y vidas que no me pertenecían. Una revista me llevó a ti. No entiendo a los vacíos seres que se etiquetan bajo una hueca palabra: post-punk, en su etiqueta exhiben su profunda ignorancia. Existen cosas ajenas a todo ese rumor de tener que dar datos precisos cuando la imprecisión es lo más bello, el momento incierto es tan genuino. Y en esa imprecisa época después de las guerras mundiales naciste tú. Elvis Presley con la canción That′s all right reventó las listas de popularidad en 1956, ese año naciste. Algunos aseguran que en 1954 nació el rock and roll en Estados Unidos, varios nombres se disputan la primicia. Nació antes, no sé exactamente dónde porque no estuve ahí en todos los lugares para escuchar toda la gran música del Delta hasta el río Bravo, ¿quién sí? NADIE.

LO QUE SÍ PUEDO DECIRLES es que Sister Rosetta Tharpe, que nació a hora y media de Memphis, en 1938 tocando en su guitarra la canción That’s all parió un majestuoso protorock and roll, rebelde mujer nacida en Arkansas, inspiró a toda la camada de rockerillos. Cotton Plant, ciudad donde nació Sister Rosetta, semillero de géneros imprescindibles para que surgiera el rock: country, blues. La música country está influenciada por la música ranchera mexicana, no sólo comparten la frontera, comparten una forma de sentir la vida. Sister Rosetta tocó en Manchester en una estación abandonada de trenes, era 1964. No sé si tú fuiste a verla, tenías ocho años, vi una fotografía tuya en algún lugar, estás con tu hermana Carole, los dos llevan un pequeño sombrero blanco y ropas claras, estás sonriendo, llevas el mismo fleco que te acompañaría hasta tu último día de existencia física. Nacer implica cercanía con la muerte. Demasiado básico formular que cualquier persona nacida en la post-guerra pueda ser señalado como un “pesimista”, ¿por qué catalogamos así a las personas? ...cuando alguien se niega a cumplir el ciclo que dictan los estereotipos: nacer, reproducirse, “ser feliz”, morir, los otros ven “fisuras” en esas personas que no encajan en parámetros ordinarios, ¿podríamos preguntarnos quién puede ser feliz en un mundo de constante guerra que machaca cerebros y almas de las personas? No era raro para ti ver refugios antibombas en los jardines de las casas. Después del rock llegó el punk y después del punk tú y otras bandas. Era 1976 fuiste con tu esposa Deborah a ver un show de The Sex Pistols en el Trade Hall, a ese lugar también acudieron los que después serían tus camaradas: Bernard Sumner [guitarra] y Peter Hook [bajo], emocionados por lo que vieron compraron sus instrumentos musicales e invitaron a su amigo Terry Mason [batería], ellos colocaron un anuncio en una tienda de discos en Manchester que visitabas, así es como los conociste; fundaron una banda: Warsaw que después mutó a Joy Division, polémico nombre que deriva de la palabra alemana Freudenabteilungen [departamentos o divisiones de alegría], en aquel entonces un nombre así era desafiante para el sistema de la post-guerra, no era raro ver a jóvenes usando boinas, botas, bombers militares, casacas o abrigos de ejércitos amigos o enemigos sin haber ido a la guerra, fue una especie de símbolo de rebeldía antibélica que comenzó en Estados Unidos y se propagó en Europa. Imitaban la vestimenta desharrapada de los veteranos de guerra que volvían de Vietnam, que no se habían quitado el uniforme, era una especie de moda antijipi y antimod elegante, es complejo. Joy Division tomó su nombre de la novela House of dolls / La Casa de las muñecas, del escritor polaco Karl Yehiel Fajner cuyo seudónimo era Ka-Tzetnik 135633, las joy divisions eran los agrupamientos de mujeres alemanas y polacas encarceladas que presuntamente prostituían los nazis. El escritor de la novela sobrevivió a Auschwitz. El nombre de Joy Division era una manifestación literaria rebelde, una provocación en contra de la cultura de la opresión. En el juicio contra Adolf Eichmann, en el que Yehiel es testigo, habla de lo que le impidió desvanecerse, de la armadura sobrenatural que nació en él tras sobrevivir al exterminio masivo, en algún verso de Digital te decías: “nunca te desvanezcas”. Y de cierta forma intuyo que no sólo leíste House of Dolls, también Salamandra. En tu poema They walked in line (1978) parece que hablas de las filas a las que se refiere Yehiel en ese libro:
All dressed in uniforms so fine
They drank and killed to pass the time
Wearing the shame of all their crimes
with measured steps, they walked in line
They walked in line
They walked in line
They walked in line
They carried pictures of their wives
And numbered tags to prove their lives
Full of a glory never seen
They made it through the whole machine
To never question any more
Hypnotic trance, they never saw
Todos vestidos en uniformes tan hermosos
Bebían y mataban para pasar el tiempo,
Usando la vergüenza de todos sus crímenes,
con pasos mesurados, caminaban en fila…
caminaron en fila
caminaron en fila
caminaron en fila
Llevaban fotografías de sus esposas,
y etiquetas numeradas para probar que existían
Llenos de una gloria nuca vista,
Sobrevivieron a toda la máquina
Para no cuestionarse nunca más
Trance hipnótico, nunca vieron
LAS JOY DIVISIONS ERAN LOS AGRUPAMIENTOS DE MUJERES ALEMANAS Y POLACAS ENCARCELADAS QUE PRESUNTAMENTE PROSTITUÍAN LOS NAZIS. EL NOMBRE DE JOY DIVISION ERA UNA MANIFESTACIÓN LITERARIA REBELDE, UNA PROVOCACIÓN EN CONTRA DE LA CULTURA DE LA OPRESIÓN
TUS POEMAS LOS TRANSMUTASTE EN CANCIONES. Los conflictos y confusiones más ordinarios aniquilan a las personas. No puedo entrar en tu cabeza Ian, ni siquiera a través de tu oscura poesía cuya portentosa voz es como ver el hilo que se acerca a su fin, que toma el tiempo brutalmente. Recuerdo aquellas fiestas que no eran fiestas, eran los pre-funerales de todas esas personas vestidas de negro con los brazos marcados por la auto-traición con navajas, jeringas, abandono de sí mismos y recuerdos. Todos esos seres que tumbados en el piso dormían en heroína. Nadie comía nada, ni bebía alcohol, sólo podías ver los cartones de leche vacíos, los paquetes de fresas o algunas manzanas, para esos seres no era posible comer nada más. Recuerdo sentarme en el piso junto a ti, tomar tu cabeza entre mis manos tratando de despertarlo, recuerdo la tina llena de libros que ya no leías. Recuerdo la cama a la que jamás volvimos porque la incendiamos una noche vaciando una botella de ginebra en ella y no sé quién de los dos arrojó el fósforo porque éramos uno cuando se nos ocurrían ese tipo de pendejadas o iluminaciones, lo que quieran, son libres de señalar. Recuerdo amar a una persona muerta y recuerdo con detalles irreales o lejanos todo aquello, estas noches en las que escribo del poeta Ian Curtis, quiero manifestar que poesía no es armar líneas con palabras cortadas de algún periódico o revista en una hoja, no es ocurrencia o anécdota boba, para mí, la poesía es el ojo radical que nunca está cerrado ni en la más profunda desolación, es lapidaria, sobrenatural. El condominio Insurgentes 300 se volvió una guarida más estable que aquellos puentes que también fueron mi hogar. La llamábamos: la casa muerta. La ceremonia eran nuestras manos jugando a hacer sombras en la pared en silencio, sin decirnos nada con palabras, aprendimos del silencio…
Walk in silence, don’t walk away, in silence
See the danger, always danger
Endless talking
Life rebuilding
don’t walk away
walk in silence
Don’t turn away, in silence
Your confusion,
My ilusion
Worn like a mask of self –hate
Confronts and then dies, don’t walk away.
Atmosphere / 1979

No quiero traducirlo, quiero caminar en el silencio mortal de su lengua materna estos versos recordando nuestras ceremonias: aquellas cintas y discos a todo volumen, una vela casi extinta que escurría en un plato de porcelana con bordes de oro de tu abuela exiliada de guerra.
Hearts fail, young hearts fail
Anytime, pressurised
Overheat, overtired
Corazones fallidos, jóvenes corazones fallidos
En cualquier momento, presurizados
Sobrecargados, exhaustos
Glass / Vidrio,1978
Recuerdo entrar escuchando mi discman una madrugada, sentir miedo ante la habitación vacía, con las ventanas abiertas, estaba muy limpia, el terror de ver tiradas las jeringas en un bote nuevo de basura, entrar al baño, leer aquella nota con tu letra en un papel, pegada con goma de mascar, “estoy arriba”, no pude apartar de mi mente la imagen cruel y ficticia de tu cuerpo colgado. Perderme entre aquellas escaleras-laberinto, pasillos y departamentos deshabitados o con extraños ocupas, escaleras sin fin, después la azotea, filas de ropa oscura ondeaban en el tendedero como una enorme bandera negra que se fusionaba al cielo denso, al borde del abismo una sombra sentada miraba el vacío, en mi discman sonaba:
Someone take these dreams away
That point me to another day
A duel of personalities,
that stretch all true realities
That keep calling me,
They keep calling me,
Dead Souls / 1979
La canción estaba en repeat, era momento de largarme de la casa muerta para siempre. La sombra me pidió fuego, sacó un cigarro, se lo llevó a la boca, de la bolsa de su chamarra de cuero saqué aquella rota caja de cerillos. En su mirada pude sentir que algo lejano lo llamaba, algo que no era de este mundo. Y con esa llama, ese hermoso e inmortal rostro que me miraba, se iluminó con un fósforo de eternidad, las sombras empezaron a caer. Shadowplay, corte a negro: el sueño terminó.
1 Ian Curtis, The only mistake, 1979.


