Chelsea Shed Boys: hooligans y futbol

Las pandillas inglesas que congregaron a grupos de jóvenes nacidos en la periferia y marginados
de la bonanza económica del país han sido tema de Javier Ibarra durante los meses recientes.
En El Cultural 368 se ocupó de los scuttlers —delincuentes juveniles que se remontan
al siglo XIX—; en el 381 revisó los orígenes de los skinheads, entre otras bandas
de la segunda mitad del XX. Esta vez sigue los pasos de una porra de futbol con tintes legendarios.

Chelsea shed boys: hooligans y futbol
Chelsea shed boys: hooligans y futbolFoto: David Nicolson / pinterest.com
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AFINES DE LOS AÑOS sesenta y principios de los setenta, el fotógrafo David Nicolson convivió con los Chelsea Shed Boys, firma —como se conoce a las porras de hooligans en el futbol inglés— del equipo de Chelsea, uno de los más populares de Londres, fundado en 1905.

1. ESTA PANDILLA DE ADOLESCENTES  iba al estadio sede de los llamados Blues, Stamford Bridge, uno de los más antiguos del Reino Unido —se construyó en 1877— y también viajaba por la isla para apoyar a su escuadra en los partidos de visita, desde antes de la Copa del Mundo que se realizó en Inglaterra en 1966.

Con su cámara, Nicolson tomó a los Chelsea Shed Boys, que en su mayor parte eran del oeste y sur de Londres, y las fotos se publicaron en la revista del Sunday Times. Sin embargo, lo que más llama mi atención es que este trabajo de fotoperiodismo deja imaginar cómo era aquella época del futbol que no tenía nada de moderna, sino que formaba parte de la juventud marcada por los movimientos subculturales, donde la violencia y el terror acompañaban a todos los hooligans, que se movían en grupos.

Entre las cosas más sobresalientes de los Chelsea Shed Boys se encontraba el espíritu de clase trabajadora, porque casi todos venían de zonas conurbadas donde eran amigos de hijos de inmigrantes jamaiquinos. Por lo mismo, las cabezas rapadas de la estética skinhead, que para ese momento —finales de los años sesenta y principios de los setenta— ganaba popularidad, comenzó a evolucionar hacia el estilo suedehead, que se popularizó, en parte, porque en los estadios de futbol ya no dejaban entrar a los jóvenes skinheads, por lo que muchos se dejaron crecer el cabello. Y con la música jamaicana que llevaron a Gran Bretaña los de la isla caribeña, la cual les daba vida, aquellos hooligans adquirieron una identidad que causaba furor en las calles. Incluso, la canción “Liquidator”, de The Harry J All Stars, uno de los primeros hits de reggae en Inglaterra, es desde 1970 el himno que se escucha previo a los partidos que los Blues juegan como locales.

2. EL GRUPO CONSTITUYE una leyenda del hooliganismo. Desde la mitad de los sesenta comenzaron a alentar a los Blues desde la grada conocida como Shed y cobraron relevancia por su líder, Danny Eccles Harkins, quien vestía con pantalones Sta-Prest, camisas Ben Sherman, chamarras Harrington y botas Dr. Martens. Junto con ellos, buscaba respeto enfrentando a firmas rivales de otros equipos que pertenecían a la Football League First Division, conocida desde 1992 como Premier League.

El grupo constituye una leyenda del hooliganismo. Desde la mitad de los sesenta comenzaron a alentar a los Blues

A Eccles Harkins se le reconocía por sus pronunciadas patillas; también porque apareció en reportajes de la época que trataban de explicar a las masas la cultura juvenil que acudía a los estadios y se divertía librando peleas campales. Incluso, sobresale por una de las fotos que tomó David Nicolson, donde aparece recargado en una pared pintada con la frase “Long Live Eccles”.

Es así que el líder y demás jóvenes de los Chelsea Shed Boys hicieron posible que David Nicolson viviera múltiples aventuras con ellos, al mismo tiempo que, desde el oficio del fotoperiodismo, éste los dio a conocer con las imágenes que captó de ellos.

Entre las últimas cosas que salieron a la luz sobre la relación que tuvieron los Chelsea Shed Boys con el fotógrafo destaca que en el foro de una página llamada The Shed End, David Nicolson dio a conocer que conserva negativos de esa época, por lo que tal vez en un futuro se puedan dar a conocer nuevas fotos e incluso exposiciones de la pandilla.

3. COMENZARON A DESAPARECER a mediados de los años setenta. El grupo multicultural que Nicolson fotografió dejó de verse en las canchas. Para entonces la subcultura skinhead se asociaba con el neonazismo, identidad que muchas personas atribuyeron a este movimiento. También, libros como el de Richard Allen, titulado Skinhead (1970), que narra la historia de un joven londinense que ama el futbol y la violencia, llamaron la atención de otros adolescentes hasta causar furor. No obstante, muchos de ellos, quienes buscaban ser parte de algo, terminaron en las juventudes del National Front, el partido político de extrema derecha del Reino Unido.

El National Front puso el ojo en esos skinheads y suedeheads que iban a los estadios de futbol para hacerles creer que debían defender su raza. Justo eso sucedió dentro del núcleo de los Chelsea Shed Boys, en cuanto cambiaron su nombre por el de Chelsea Headhunters, cuando algunos líderes de la firm establecieron nexos con políticos. Pronto se hicieron uno de los grupos más peligrosos de hooligans.

Desde entonces, a los Chelsea Headhunters se les ha relacionado con la organización terrorista Combat 18 o grupos paramilitares como Ulster Defence Asso-ciation. Igualmente, sobre estos sucesores de los Chelsea Shed Boys se han realizado proyectos documentales que se han infiltrado entre ellos, como el de Donal MacIntyre para la cadena BBC en 1999. También, la película The Football Factory, del director Nick Love, quiso retratar en 2004 su rivalidad con los Millwall Bushwackers, firm de los Leones, equipo del sureste de Londres. Pero lo que realmente debería llamar la atención y tendría que ser más investigado son las cosas que llegaron a vivir Danny Eccles Harkins y demás hooligans de la grada Shed, antes de convertirse y de que el futbol se politizara.