Repensar la creación artística

Repensar la creación artística
Por:
  • alicia_quinones

En todas las disciplinas existe un lado b de la historia, otra manera de recorrer el camino de la creación, la educación y la forma de sobrevivir en el mundo del arte. Hace diez años, el pintor, dibujante y grabador mexicano Sergio Ricaño (Ciudad de México, 1965) se dio a la tarea de fundar un espacio alternativo para las artes visuales: TACO (Talleres de Arte Contemporáneo). El proyecto comenzó como un lugar para la reflexión y la práctica artística, pero con el paso del tiempo se transformó en un espacio que desde su independencia propone una nueva forma de concebir la creación y producción artísticas. Este foro nació para responder a la escasa o inexistente posibilidad que tienen los artistas más jóvenes para acceder a distintos espacios públicos, que están totalmente acotados. Hoy, TACO ya es una referencia para los creadores de todas las escuelas y, sobre todo, es un lugar que propone repensar toda expresión visual como una disciplina que camina con los cambios sociales, científicos, tecnológicos y de mercado. Ricaño egresó de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y ha realizado múltiples exposiciones en México y el extranjero. Ha recibido reconocimientos y honores como el Premio de Adquisición en el Concurso Nacional de Grabado Una visión moderna del Quijote, el Premio de Adquisición Concurso Nacional de Grabado José Guadalupe Posada, Aguascalientes, las becas del gobierno de Luxemburgo y Valencia para la realización de instalaciones, así como el Premio UABJO Bienal Takeda Oaxaca (2012).

¿Qué motiva a un artista la creación de un espacio como TACO?

Es una asociación civil que nació con el espíritu de apoyar a artistas jóvenes recién egresados y ha mutado a lo largo de diez años. Somos un espacio independiente, con todo lo que eso significa. Cada vez hemos ido aclarando más la dirección del proyecto, pero nuestro interés siempre ha sido la educación. En un principio documentábamos artistas de la década de 1990 y principios de los 2000. Después refinamos nuestra estrategia, porque cuando empiezas un proyecto educativo te das cuenta de que las generaciones van cambiando y, sobre todo, las actuales. Tienen otros paradigmas, otras búsquedas. Eso nos ha obligado a pensar cómo proponer y transformar la educación artística. Así hemos ido jugando y generando un concepto que se pueda adecuar a estas nuevas generaciones.

¿Cuál es la constante de la educación artística tradicional?

Como en toda carrera, a los jóvenes los avientan al mundo sin estrategias, sin enseñarles cómo proponer dinámicas que puedan ayudarlos a generar ingresos, un tema que cada día se complica más. Cuando yo egresé de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad  de Artes y Diseño, FAD), aún teníamos posibilidades de vender nuestra obra. Hoy muchos jóvenes no tienen idea de cómo pueden insertarse dentro de una economía cultural o una dinámica social. Hemos tratado de cambiar esta idea, ya no vemos al artista únicamente como un creador aislado, también consideramos que debe participar en la generación de economía. El artista hoy no sólo debe estar en un museo o en galerías, también debe participar en una sociedad que tiene muchas necesidades y el artista puede leerlas desde el punto de vista creativo. Dentro de nuestro proyecto también tenemos una galería, donde las exposiciones son consecuencia de los problemas académicos que enfrentamos. Tenemos un programa de estudio que está enfocado en jóvenes que quieren ser artistas plásticos, es un diplomado que trabaja con gente que no pudo inscribirse en La Esmeralda o en la FAD, y es también para quienes dudan de su vocación: a todos ellos perfilamos la enseñanza. Esto nos ha llevado a explorar cómo se forma un artista, qué estrategias educativas debe recibir un joven.

"Ya no vemos al artista únicamente como un creador aislado, también consideramos que debe participar en la generación de economía”.

¿Qué te diferencia de la educación tradicional?

Nos cuestionamos cómo el artista joven puede estar consciente de la sociedad en la que vive. Nosotros llevamos al alumno a esa realidad. Un alumno no tiene que estar anclado a la idea de que el artista sólo es un productor de arte y de que vender sus piezas es la única manera en que puede sobrevivir en un mundo que cada vez se aleja más de eso. No quiero decir que esté mal ser productor. Hay varios caminos: la creación,  la producción y la inserción. Ahora estamos creando el programa de dinámicas de sobrevivencia para artistas recién egresados, en donde ellos pueden tener otro tipo de visión de la realidad. Se pueden especializar en análisis de imagen y quien quiera y tenga esa formación se puede insertar en un trabajo de publicidad o estrategias de educación para la enseñanza de las artes visuales. Todas esas estrategias pueden ir formalizando una dinámica para enseñar artes visuales. Aprender eso me tomó mucho tiempo porque me interesó desde muy joven, desde que fui ayudante de Francisco Castro Leñero, y después fundé TACO. Muchos jóvenes tienen ese perfil y no lo saben. Queremos formalizar la enseñanza de las artes. Hay muchas maneras en las que los nuevos creadores pueden formalizar sus estrategias y entender que las posibilidades son más amplias de lo que se muestra en las instituciones tradicionales. Además del diplomado tenemos tutorías para gente que ya es egresada, como seminarios de acción gráfica. Algo importante es reconocer que la gráfica tiene un origen social, antropológico e incluso filosófico, y a partir de ahí se puede deducir que la sociedad tiene necesidad de dejar sus huellas en el arte. Esto tiene un significado y un simbolismo a través de la historia del arte.

¿Cuál es el paradigma del arte que percibes en las nuevas generaciones de artistas?

Los jóvenes se enfrentan con la tecnología, con el mundo de los teléfonos, porque tienen acceso a videos e información muy fácilmente. La cámara y la fotografía han tomado nuevos significados. Entre nuestros cursos tenemos uno que muestra cómo ha cambiado la manera de hacer cine y video y cómo todos los contenidos inmediatos están cambiando la visión creativa. Hace diez años no teníamos acceso a esto y esta transformación repercute en el proceso creativo. Los jóvenes ahora tienen una sobrecarga de información que los lleva a entender la acción creativa de otra manera. Este tipo de mesas de estudio tienen como finalidad revisar esto; si no lo hiciéramos así, perderíamos un buen uso de ese recurso. La multidisciplina sucede todo el tiempo y tenemos que estar preparados para

darle una dirección.