Treinta años de Nevermind

Con el antecedente del punk, la segunda gran rebelión musical surgida de la necesidad de cuestionar
el mercado complaciente del rock y el pop fue sin duda el grunge, que radicalizó la voluntad
nihilista de su antecesor. De modo paradójico, en la predilección por los abismos, con la furia antisistema
condensada en la figura de Kurt Cobain, el grunge pudo encontrar el cauce —como también el molde—
de su proyección, no sólo comercial sino también artística. Permanece su estallido, donde varias
generaciones aún se reconocen. Por ese motivo le dedicamos la primera parte de esta sonora edición de El Cultural. 

Kurt Cobain.
Kurt Cobain.Fuente: audacy.com
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Kurt Cobain era más que una simple estrella de rock. Fue un músico que consiguió todo lo que se propuso en tiempo récord. La carrera de Nirvana, ahora observada a la distancia, parece que fue planeada meticulosamente por su líder. Algo que se antoja una tremenda empresa si tomamos en cuenta que antes de alcanzar el estrellato Kurt era intendente en una escuela. Cuántos músicos con mejor educación y apoyo de todo tipo pueden presumir de tener siquiera una cuarta parte del éxito de Nirvana. El programa de Kurt funcionó de tal manera que no existe otra manera que endilgarle la etiqueta de genio. Incluso su muerte parece que fue calculada. Aunque esto suene algo frívolo, su suicidio terminó por encumbrar a Nirvana hasta un lugar que ninguna otra banda puede ocupar. Esto no quiere decir que el hecho de que acabara con su vida no obedeciera a legítimas razones para querer abandonar este mundo, pero pudo no haber sacudido al mundo como lo hizo, y ahí se hubiera terminado la banda, como muchas otras que pierden integrantes. Pero en el caso de Nirvana no, hasta el acto de desaparición fue hit. El último gesto con el que fraguó su leyenda.

PUNK ROCK Y RABIA

Existe una profunda contradicción entre el pensamiento indie de Kurt y la fama estratosférica que Nirvana alcanzó. Se podría decir que él era ambicioso, pero no en el sentido capitalista del término. Todo lo que hizo fue por la música. Dar seguimiento a cada uno de sus pasos da cuenta de la estrategia que esgrimió para que el sonido de Nirvana llegara a la mayor audiencia posible. Lo que revela su proceder es un conocimiento del mercado y del negocio de la música fuera de serie.

Y para la consagración de la banda Nevermind fue decisivo. Lo fue todo.

Muchos de los mejores productos culturales se gestan en la oscuridad. Eso explica que Nirvana se haya formado en una ciudad como Aberdeen. El mundo lo ignoraba, pero Seattle era el laboratorio social-musical más importante de los Estados Unidos en aquella época. Esto como resultado de la inconformidad inherente a la Generación X.

Que cristalizó en el movimiento musical más trascendental de los últimos treinta años. Seattle es el lugar de nacimiento de Jimi Hendrix, el mayor héroe de la guitarra de la historia, por lo que los hijos de la nación alternativa nacieron respirando música.

Ni Nueva York, ni Chicago, ni Los Ángeles, fue Seattle la que asimiló mejor el punk y el postpunk. Y a partir de ahí configuró un nuevo género conocido como grunge. Bandas como Pixies, los Replacements o Meat Puppets ostentaban los mismos principios que Joy Division pero con la búsqueda de un sonido más melódico. O grupos co-mo Dinosaur Jr. o Melvins que reverenciaban a Black Flag, pero aspiraban a sonar más noise. El fantasma que faltaba en esta ecuación fue el pop. Que vendría más tarde a meter su cuchara con bandas como Nirvana, Pearl Jam o Alice in Chains, entre otras. El abanico continuó abriéndose con inclinación al heavy como en el caso de Soundgarden o con experimentos sonoros in-clasificables como los Stone Temple Pilots, que empezaron en el grunge y después sonaron más poperones.

Kurt Cobain sabía que tenía que pulir Bleach para diseñar un sonido menos sectario. Que se escuchara en la radio comercial. Además llevó a cabo pasos que harían posible la gestación de Nevermind. El primero fue la sustitución del baterista por Dave Grohl

En sus inicios Nirvana fue una banda decididamente punk. Basta escuchar los primeros segundos de “Love Buzz” para dar cuenta de ello. La crudeza de su sonido es apabullante. Es toda una revolución por la sencilla razón de la música que había inundado el panorama durante los ochenta. Y sin embargo, debajo de la capa de sonido ya se puede advertir cierta melodía pegadiza con capacidad de impactar en el gran público. Que se confirma con “About a Son”. Bleach es un disco rabioso, tocado a una velocidad endemoniada. Es el temperamento de Kurt con las tripas de fuera. Ésas que tanto lo atormentaron con dolores durante su vida.

La grabación y producción de ese disco costaron 600 dólares. Una cantidad irrisoria en comparación con los millones que se despilfarran en la actualidad. Fue producido por Jack Endino y no es de extrañar que fuera tan bien saludado en Inglaterra, es punk rock puro. Un estado de gracia que comenzó a llamar la atención de todos hacia Kurt. Uno de los grupos que se sintieron atraídos por esta muestra tan radical de rabia fue Sonic Youth.

EL SIEMPRE MALIGNO CHAPULINAZO

Kurt sabía que tenía que pulir el diamante en bruto que es Bleach para diseñar un sonido menos sectario. Que escapara de la esfera punketa y se escuchara en la radio comercial. Además de lo que pasaba en su cabeza en relación al sonido que deseaba para su siguiente disco, llevó a cabo tres pasos que harían posible la gestación de Nevermind.

El primero fue la sustitución del baterista Chad Channing por Dave Grohl. Que las bandas cambien integrantes de la primera formación es algo que ocurre todos los días. Y las razones por las cuales Kurt hizo esto no son del todo claras. Que Grohl es mejor baterista no hay duda. Pero todo apunta a que Nirvana podría haber alcanzado la gloria casi con cualquier bataco. Lo que no estaba pronosticado es que Grohl se convertiría en un gran músico. No mejor que Kurt, pero sí uno excelente. Al grado de que Danny Goldberg afirma en Serving the Servant, la biografía que escribió sobre Cobain, que si hubiera sabido que Grohl formaría Foo Fighters habría pasado más tiempo con él. Una muy desafortunada declaración, pero que en un mánager no tiene nada de incomprensible. Goldberg concentró sus servicios en Kurt porque él era el líder de la máquina de hacer dinero en que se convirtió Nirvana con Nevermind. Pero el verdadero objeto de su adoración fue Courtney Love. La razón es simple, su banda Hole también lo hizo ganar un montón de dinero.

El segundo paso fue contratar a Danny Goldberg como mánager. Acción que tuvo que ver con que Goldberg fuera el representante de Sonic Youth. Por esa astucia natural que lo caracterizaba, Kurt sabía que debía seguir los pasos de Sonic Youth, aunque esto es difícil asegurarlo y puede ser una especulación. Quizá Kurt sabía en su fuero interno que los alcances de Nirvana superarían a Sonic Youth, y en sí a todas las bandas del pregrunge, el grunge y el postgrunge. No es descabellado pensarlo si tomamos en cuenta la clarividencia con la que parece que actuaba en todo momento.

El tercero fue el salto de Sub Pop, el sello pequeño que registró Bleach, a Geffen Records, al que también pertenecía Sonic Youth. Y Guns N’ Roses, uno de los grupos no grunge con los cuales Nirvana sostendría una competencia feroz por el reinado de la popularidad. Si le queremos imprimir un poco de malicia, todo lo anterior podría ser la obra de una mente diabólica. En realidad es la visión de Kurt, y su música, abriéndose paso y haciéndose de un lugar en la industria. Pero todo esto sería imposible sin una obra maestra. Y ésa estaba por llegar.

El cambio de disquera podría ser interpretado como una traición de Cobain. Pero era un tipo no exento de contradicciones. Y si lo pensamos en frío, surge una pregunta que no podemos evitar. ¿Cómo es que, si Kurt odiaba tanto la fama, no se quedó en Sub Pop para siempre? Además de excelso guitarrista, vocalista potente y líder de la banda, él era un militante. Desde Nirvana fue un activista que abanderó distintas causas. Y como le dijo en una ocasión Jello Briafa, su popularidad era una voz que podría llegar a millones de personas. Kurt estaba consciente de ello. Aunque por otra parte lo atormentara ser usado por la industria. Era un hombre dividido.

A la larga, esta lucha interna devendría en tragedia, pero también sería indispensable para la creación de “Serving the Servants”, una de las canciones más cáusticas de In Utero. Por sus letras podemos deducir que Kurt jamás se sintió a gusto en ningún sitio. Nunca se sintió aceptado. Pero como suele ocurrir en el mundo del arte con demasiada frecuencia, el desarraigo es indispensable para la creación de grandes obras. Siendo feliz jamás habría salido de su zona de confort.

MTV.
MTV.Fuente: rocktotal.com

ANTES Y DESPUÉS DEL ÁLBUM PERFECTO

Una pregunta pertinente a la hora de pensar en Nevermind es: por qué su poder de seducción se extiende hasta nuestros días. La respuesta es simple: porque se trata de un álbum perfecto. Sin exagerar, es uno de los productos pop mejor concebidos en la historia de la música. Y otra pregunta que también se antoja es: de dónde sacó Kurt el conocimiento del disco como una obra tan redonda. Decir que de escuchar discos toda su vida es una obviedad. Por-que su incidencia va más allá de la creación de canciones. Él fue el ideólogo detrás del video de “Smells Like Teen Spirit”. A él se le ocurrió inundar la pantalla de porristas y en general toda la estética del video. Parecía que de hecho llevaba toda su vida como director de videos.

Geffen Records contrató a Nirvana por injerencia de Sonic Youth. La amistad entre Kim Gordon y Kurt tenía ahora un impacto a nivel generacional. La rivalidad entre las bandas grunge no fue como la de décadas anteriores. No había una competencia como la de Beatles vs. Rolling Stones.

El presupuesto de Nirvana para su primer disco en las ligas mayores era de 280 mil dólares. Que después de pagar las comisiones de representación se redujo a 250 mil. En la grabación se gastaron 160 mil y el resto se repartió entre los tres miembros. Les tocaron 30 mil a cada uno. Lo que nadie sospechaba es que por adelanto de derechos editoriales la banda recibiría 200 mil más. Y esto era sólo el comienzo. El dinero no dejaría de llegar. Y con él la angustia de Kurt se acrecentaría. No por el dinero sino por la preocupación que sentía de cómo sería tomada la decisión creativa que había originado Nevermind. Kurt no quería que pareciera un intento de ser más comercial, de agradar para pegar a toda costa.

Bautizado originalmente con el nombre de Sheep, Nevermind contó con la producción de Butch Vig. Quien también fue productor de The Smashing Pumpkins. Aunque nunca hubo una rivalidad declarada, estas dos bandas serían las más populares del momento. Ambas compartían una visión pe-simista de la realidad. Pero aun así representaban dos visiones distintas. Una de Seattle y otra de Chicago. Nirvana con un sonido pop que acariciaba lo áspero y The Smashing con uno también pop pero con un gusto por la distorsión. Billy Corgan y Kurt jamás fueron amigos. Y con el tiempo Corgan se convertiría en todo lo que odiaba Kurt en la figura de la estrella de rock. Con quien sí tuvo acercamiento Corgan fue con Courtney Love. Tuvieron una relación sentimental y él le produjo un par de discos buenísimos y otro más, fallido.

Nevermind se grabó en tan sólo dieciséis días. Y produjo un efecto que ha resistido el paso del tiempo, un antes y un después de ese disco. Es famosa la anécdota de cómo se gestó la canción llamada a ser el himno de toda una generación. Kurt sacó la idea del slogan del desodorante Teen Spirit, gracias a la leyenda que una amiga escribió en la pared: Kurt huele a espíritu adolescente. Esta decisión refleja un carácter creativo. Sacar de lo trivial el lado más reflexivo. Cobain como pensador.

El disco debutó en el número uno del Billboard y ya no hubo marcha atrás. A comienzos de 1992 era uno de los álbums más exitosos del mundo. Y las broncas con otras bandas comenzaron a surgir. Podríamos deducir que por celos. Como fue el caso de Bret Michaels, de Poison, quien declaró que el disco sonaba demasiado blando. Cuando Nevermind apareció, Nirvana era considerada una banda de punk. Y resultaba imperdonable que de la noche a la mañana pisotearan el terreno de otras bandas.

También es célebre su encontronazo con los guarros de Guns N’ Roses. Quienes estuvieron a punto de golpear a Kurt y a Krist Novoselic. El clima general estaba siempre tenso debido al abuso de sustancias. Y tampoco ayudaba que “November Rain” y “Smells Like Teen Spirit” compitieran por el mayor número de reproducciones en la cadena MTV. Nirvana fue el ganador.

Es célebre su encontronazo con los guarros de Guns N’ Roses. Quienes estuvieron a punto de golpear a Kurt y a Krist Novoselic. El clima estaba siempre tenso debido al abuso de sustancias

SIN FECHA DE CADUCIDAD

La incomodidad que la fama le producía a Kurt se convirtió en una nube negra que lo acompañaba a todas partes. “Una banda [Nirvana] estaba en una situación en la que se esperaba que luchase de manera revolucionaria contra la gran maquinaria corporativa y yo simplemente pensé: cómo se atreven a poner ese tipo de presión sobre mí. Es realmente estúpido”, le dijo en una entrevista al periodista Michael Azerrad.

El destino que había ansiado para sí mismo lo estaba hastiando. Pero le fue imposible no luchar contra la maquinaria. No hay nada más mainstream que despotricar contra el mainstream formando parte de él. Kurt lo sabía. Y por eso la única forma de parar todo era hacerse a un lado. Y a una estrella de sus dimensiones no se lo permitirían. Sólo la muerte podría salvarlo. La heroína no bastó para destruirlo, era demasiado fuerte. Pese a su fragilidad aparente. En sus terribles dolores, en su afrenta contra la sociedad al declarar que Dios es gay, demostró que había algo en él que lo hacía invencible.

Kurt se percató de que es imposible luchar contra el enemigo. Como apunta Mark Fisher en Realismo capitalista:

“Alternativo”, “Independiente” y otros conceptos similares no designan nada externo a la cultura mainstream; más bien, se trata de estilos, y de hecho de estilos dominantes, al interior del mainstream. Nadie encarnó y lidió con este punto muerto como Kurt Cobain... En su lasitud espantosa y su furia sin objeto, parecía dar voz a la depresión colectiva de la generación que había llegado después del fin de la historia, cuyos movimientos ya estaban todos anticipados, rastreados, vendidos y comprados de antemano. Cobain sabía que él no era nada más que una pieza en el espectáculo, que nada le va mejor a MTV que una protesta contra MTV, que su impulso era un cliché previamente guionado... El impasse que lo dejó paralizado es precisamente el que había descrito Jameson: como ocurre con la cultura posmoderna en general, Cobain se encontró con que “los productores de la cultura sólo pueden dirigirse ya al pasado: la imitación de estilos muertos, el discurso a través de las másca-ras y las voces almacenadas en el museo imaginario de una cultura que es hoy global. En estas condiciones incluso el éxito es una forma de fracaso desde el momento en que tener éxito sólo significa convertirse en la nueva presa que el sistema quiere devorar. Pero la angustia fuertemente existencial de Nirvana y Cobain, sin embargo, corresponde a un momento anterior al nuestro y lo que vino después de ellos no fue otra cosa que un rock pastiche que, ya libre de esa angustia, reproduce las formas del pasado sin ansia alguna”.

Kurt no estaba lavando sus pecados, él pagaba por los pecados de la cultura capitalista de la que la industria forma parte. Por tal motivo versionó rolas de los Vaselines y los Meat Puppets en el Unplugged. Porque quería resarcir cierto daño. Son bandas que a ojos de Kurt jamás ocuparían el lugar que merecen dentro de la industria.

Pero como el mismo Fisher afirma en su ensayo “Salir del castillo de vampiros”: “Nuestra lucha debe ser por la construcción de un mundo nuevo y sorprendente, no la preservación de identidades formadas y distorsionadas por el capital”. Ésta fue la misión de Kurt. Quien consiguió salir del castillo de vampiros disparándose con una escopeta. Quien no consiguió salir de ahí es Spencer Elden, el bebé que aparece en la portada de Nevermind: justo ahora que el disco cumple treinta años ha demandado a la banda por pornografía infantil, por el hecho de salir desnudo en la piscina.

Que Nirvana sea acusada por este sujeto es sintomático de todo aquello contra lo que Cobain peleaba. Y no deja de ser irónico que uno de los objetos que ayudaron al éxito de Nirvana se vuelva ahora en su contra. Es ridículo. Pero es factible porque este tipo de cosas sólo le ocurren a una obra de arte de la magnitud de Nevermind. Demuestra que la fecha de caducidad del disco y su aura de misterio están muy lejos de perecer.