Ilustración Carlos López La Razón
El erotismo inocente que plasmaba Sylvia Kristel en las cintas Emmanuelle, en los años 70, se fue la noche del miércoles junto con la actriz holandesa que murió a los 60 años mientras dormía, debido al cáncer de hígado y garganta que padecía.
“El cine pierde a la inocencia del erotismo. Un ícono de una década, del erotismo natural, de todos los que nacimos en los 70 descubriendo una sensualidad que nos parecía prohibida”, comenta Saúl Arellano, analista de cine, para La Razón.
El director francés Just Jaeckin fue quien descubrió a Sylvia, en ese entonces modelo, y la llevó a conseguir fama mundial con una de las cintas más recordadas de todos los tiempos, Emmanuelle. Kristel, quien se convirtió en un referente de la pantalla grande al mostrar sin tapujos la forma de combinar el romanticismo y la sensualidad a través de sus películas, fue internada desde el pasado julio, debido a un derrame cerebral.
“Si comparamos su trabajo con lo que ahora se ve, es hermoso. Se convierte en algo casi artístico. Lo que tenía era natural, no prefabricado. Cuando el director la vio en el casting dijo: ‘Ella es Emmanuelle’ y dejó de buscar”, cita.
La forma en la que daba vida al personaje era natural, por lo que fue la protagonista de las siguientes cintas que conformarían la saga de Emmanuelle, la historia de una mujer que consigue lo que necesita y paga con su cuerpo.
“Supo establecer el erotismo. Fue la primera en mostrarse en todo el mundo como tal. Llegó a todas las pantallas. Curiosamente, no tenía un cuerpo escultural , como las bombshell (sex-symbol) de los años 50; tenía un cuerpo muy estético, sin caderas brutales, pero irradiaba una sensualidad que pocas veces se había visto en la pantalla”, expresa el analista.
Sylvia Kristel conoció los excesos de la fama, pues era adicta a la cocaína y al alcohol. De niña, cuando tenía nueve años, sufrió abuso sexual, noticia que ella misma declaró a sus fans en su autobiografía, Desnuda.
Kristel se colocó como una de las principales figuras del séptimo arte gracias a su personalidad, ícono no fácil de reemplazar.
“Será difícil buscar quien ocupe su lugar, pues el erotismo en la mirada y en los labios, la forma de caminar y de voltear a ver la cámara, que transmitía, no están en ninguna mujer hollywoodense”, finaliza Saúl.
