Foto Especial
No fue un atómico bombero, sino un vizconde y también un revoltoso; tampoco fue un padrecito, sino un músico poeta y loco... Él era el rey del barrio y así, a 100 años de su natalicio, la palomilla lo recuerda como Tin Tan, porque en él todo fue música.
Este trompudo ceniciento y bohemio llamado Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, quien nació un día como hoy pero de 1915, con su tacuche Zoot Suit y junto con su carnalito Marcelo hizo reír, llorar, cantar y bailar a lo largo de sus 106 filmes a una generación que en entre la pobreza, los problemas sociales y la delincuencia de los años 30 y 40 tenía en mente el sueño americano.
Aquella imagen de pachucote, su crítica social, sus aventuras con licor, sus amores, sus cantos y música, su baile y sus alusiones a la mariguana lo hicieron ser criticado por el ex secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, quien afirmó que el comediante deformaba la imagen del mexicano y el lenguaje.
“Tin Tan es gloriosamente impúdico y aprovecha todas las voces para construir su caló esencial. Sintetiza la vehemencia de quien para aprender otro idioma va marcando con señales su lengua nativa: «Óyeme bato, ¿cómo se dice window en inglés?»”, escribió Carlos Monsiváis en su ensayo Este es el pachuco, un sujeto singular…
Y cómo no serlo, el protagonista de La Marca del Zorrillo (1950), El Revoltoso (1951) y El Rey del Barrio (1949), es un referente de la cultura popular mexicana; en la música, el baile y el cine.
Este transgresor es la imagen perfecta de las playeras que muchos jóvenes portan ahora y del lenguaje que utilizan; de un romanticismo olvidado y que queda en las letras de melodías que interpretó como “Bonita”, “Piel Canela”, “La Gloria eres tú” y “Contigo”, entre otras; es el recuerdo de cada pachuco y su jainita cuando bailan y se ponen sus mejores trapos; él no era “ni muy, muy, ni tan, tan… simplemente Tin Tan”.
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