Dos hermanos, Rodrigo y Lino Quintana, se convierten en narcotraficantes por la necesidad de dinero y las deudas que aquejan a su familia. Junto con dos amigos forman La banda del carro rojo. Entre todos surge una complicidad que los llevará a pelear y a matar con tal de protegerse el uno al otro.
Éste es el argumento de La banda del carro rojo (1978), una de las películas más conocidas que protagonizó Mario Almada, quien nació el 7 de enero de 1922 en Huatabampo, Sonora, y murió este 4 de octubre en su casa de Cuernavaca, Morelos, a causa de un paro respiratorio. Su hermano Fernando, con quien formó una de las parejas más conocidas de la cinematografía nacional, Pedro Infante Jr. y Jorge Patiño, comparten crédito con él en esta cinta dirigida por Rubén Galindo.
La banda del carro rojo es una de las más de 300 películas en las que apareció Mario Almada, y una de las tantas que protagonizó en las que da vida a vendedores de drogas o personajes que rompen la ley.
De acuerdo con el crítico de cine Gerardo Gil, la filmografía de este célebre actor forma parte de un cine popular que tiene como eje temático al narcotráfico. Si bien, apunta que en la época en que sus películas tuvieron mayor éxito, en los años 70 y 80, “la cultura del país era otra y el narco no era visto como ahora: no era necesariamente cuestionable o mal visto; actualmente hay otro discurso alrededor de él por la coyuntura del país”. Y añade que de ahí la importancia de no sacar de contexto su cine.
Las películas de Almada fueron filmadas ya cuando la Época de Oro del Cine Mexicano (1936-1959) había terminado, y su cine de “serie b” (cine comercial de bajo presupuesto), siempre taquillero, fue uno de los pilares que sostuvo a la industria cinematográfica nacional.
Sobre el hecho de que sus filmes son criticados por contener escenas insólitas o inverosímiles, el crítico comenta: “Mario Almada tenía en su mayoría una trayectoria apegada al cine popular. Nos podrán gustar o no sus películas, pero es una industria muy importante y eso no se le puede escatimar”.
Pepe Návar, especialista en cine popular mexicano, menciona que Almada se caracterizó por hacer películas de acción y muchas cintas de narcos. De estas últimas, considera que destaca la saga de cuatro cintas El fiscal de hierro (1989). “Sus películas revelan la violencia de ese momento, eran películas muy salvajes. Hay una secuencia en El fiscal de hierro en la que unos narcos llegan a la boda de la hija del fiscal y ametrallan a toda la concurrencia con lujo de violencia”.
Respecto a la calidad del cine de Almada, el también autor del libro Quiero ver sangre. Historia ilustrada del cine de luchadores, asegura que eran películas bien filmadas. “No era un cine exquisito, por eso muchos críticos de narices respingadas, que se instalan sólo en la alta cultura, lo atacan, pero es un cine que le gusta mucho a la gente”.
Návar coincide en que la filmografía de este actor y la de otros ídolos populares como El Santo, sostuvieron a la industria del cine mexicano en los años 70 y 80. Incluso asegura que este tipo de cintas permitieron que se filmara el “cine culto” de la época.
Actor prolífico y versátil. Además de ser considerado el mayor ícono del género del western en nuestro país, por sus papeles de justiciero y pistolero debido a lo cual se le llegó a considerar El Chuck Norris mexicano, el mayor de los Almada participó en películas que tocan el tema de la migración. La jaula de oro (1987), por ejemplo, cuenta la historia de una familia de origen mexicano que vive en Estados Unidos y es afectada por la antiinmigrante Ley Simpson-Rodino. En esta cinta, como en otras protagonizadas por Almada, aparecen Los Tigres del Norte.
Pero uno de los trabajos más destacados de Almada es La viuda negra, dirigida por Arturo Ripstein (1977). Esta película, por la que el actor fue nominado al Ariel, relata la vida de un sacerdote que rompe el celibato y tiene una intensa relación amorosa con la mujer que le ayuda en la iglesia, interpretada por Isela Vega.
Sobre su calidad actoral, Gerardo Gil comenta: “Almada era un buen actor. Actuó por primera vez cuando era muy joven, en los años 30, después se dedicó a los negocios, por lo que su carrera como tal empieza cuando tiene más de 40 años y eso es muy interesante”.
Por su parte, Pepe Návar destaca que Almada fue un actor muy prolífico y versátil. “Simplemente hizo alrededor de 250 películas de venganza justiciera”, comenta. Y agrega que por sorprendente que parezca, el actor también participó en cintas de ciencia ficción. Un ensayo sobre este asunto aparecerá próximamente en un libro que prepara el investigador junto con Raúl Criollo: Psicotrómico, indómito. El cine mexicano bizarro.
click para ver gráfico