Mastroianni, de un campo de concentración a ícono del cine italiano

Foto: larazondemexico

Cuando la película italiana La Dolce Vita, de Federico Fellini, se estrenó en 1960 suscitó un completo escándalo ya que mostraba abiertamente la sexualidad de los personajes: es inolvidable la escena en la que Sylvia (Anita Ekberg) se baña en la Fontana de Trevi e invita a hacer lo mismo a quien en ese filme habría de consolidarse como gran actor, pero también como latin lover, mote que sin embargo detestaba: Marcelo Mastroianni.

Mastroianni murió el 19 de diciembre a los 72 años, y hoy al cumplirse su 20 aniversario luctuoso es recordado, por encima de todo estereotipo, como uno de los máximos representantes del cine italiano.

Nació en 1924 en Fontana Liri, y muy pequeño se trasladó con su familia a Roma; ahí estudió arquitectura y su vida estuvo marcada por un campo de concentración nazi del que pudo escapar durante la Segunda Guerra Mundial.

Participó en varias obras de teatro; sin embargo la verdadera fama le llegó a los 37 años con La Dolce Vita de Federico Fellini, con el que volvió a trabajar en varios proyectos, haciendo de emisario de las dudas y los delirios del director en: Ocho y medio, La ciudad de las mujeres y Ginger y Fred.

Entre su filmografía destacaron películas realizadas con la actriz Sofia Loren con quien formó una de las parejas más emblemáticas del cine italiano, ambos lograron proyección internacional y llamar la atención de los reflectores de Hollywood. Protagonizó Divorcio a la italiana, de P. Germi, Matrimonio a la italiana y Los girasoles ambas de Vittorio de Sica, Una jornada particular de Ettore Scola.

Enloquecido por las mujeres

Su primera esposa fue la actriz italiana Flora Carabella, con quien tuvo una hija, Barbara. Más tarde, se hicieron famosos sus romances con Jeanne Moreau (la compañera de La notte), Anouk Aimée (de La dolce Vita) y Faye Dunaway, su pareja estadounidense. Pero su único y gran amor fue la francesa Catherine Deneuve, con tuvo a su segunda hija a Chiara.

"Adoro a las francesas porque son maliciosas, intrigantes y pérfidas" (1990), declaró en el documental Mi ricordo, si io mi ricordo, bajo la dirección de Anna Maria Tató donde recuerda su infancia y su incursión al cine italiano.

En ese mismo trabajo, del que también resultó un libro rechazaba ser llamado latín lover porque también "he interpretado a hombres desesperados, donde el sexo no pintaba nada. Tipos como el Bello Antonio, o el marido homosexual de Una jornada particular, de Ettore Scola". Acusan que "la prensa se apropia de una imagen que no te representa para nada y la usa para siempre".

Una de las últimas entrevistas que concedió fue a Eugenio Scalfari, fundador del periódico La Repubblica, a los 72 años, unos meses antes de morir y él le preguntó qué era el amor.

El actor contestó: “Es un completo sufrimiento. ¿De qué otro modo se siente la pasión? Cuando se sufre por su culpa. Si todo va bien se construye esa relación serena de la que habla Vittorio De Sicca, aunque yo eso lo definiría más bien como cariño, querencias, estima, apoyo recíproco: sentimientos muy profundos que incluso pueden durar una vida entera pero que yo no se si llamarle amor”.

Tráilers:

La dolce vita

Divorcio a la Italiana