El aprendiz, más que una historia carcelaria

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Foto: larazondemexico

Ahora que la abrumadora oleada de blockbusters comienza a amainar cuando el cada vez más largo verano fílmico termina, es momento de disfrutar de cine de propuesta y contenido, ese que va más allá de los fuegos artificiales, bocados exquisitos para verdaderos cinéfilos. Aquí uno de ellos, venido directamente de Singapur.

La soga, la báscula, el archivo. Al más puro estilo de los montajes teatrales clásicos, esos en donde los objetos mismos cobran un peso dramático específico y que con una parsimonia maquiavélica van arrojando sobre la marcha, inquietantes señales que guían el drama inminente que se oculta tras la fachada de los protagonistas; es qué transita esta pequeña joya fílmica. Dirigida por Boo Junfeng -Sandcastle-l se pudo ver en México gracias a diversos Festivales -entre ellos el de Morelia y el de Cannes, dentro de la sección zuna acierta Mirada-, y para fortuna de aquellos que buscan algo más que entretenimiento en la pantalla, hoy llega a la cartelera comercial.

La historia nos lleva a seguir los pasos de Aiman, un joven con entrenamiento militar, que a pesar de la inconformidad de su hermana, trabaja como guardia en una cárcel de Malasia. Pero hay algo más, un problema latente, su semblante disciplinado y contenida cordialidad, parece ocultar algo perturbador, algo profundo y oscuro que comienza a quedar al descubierto cuando muestra un especial interés por la peculiar labor de Rahim, el encargado de ejecutar a los presos condenados a muerte.

Filmada en Australia y Alemania, además de Singapur, luego de una investigación realizada por el director de manera muy discreta -pues es un tema delicado en Singapur-, destaca la precisión del montaje y la sobriedad del desarrollo, que incluye efectivas miradas casi furtivas, que van delineando el contexto e impactan en los rasgos del protagonista. Claro que lo que sostiene toda la propuesta, es el intenso pero enfocado manejo emocional, intenso y casi febril, que explota en el momento exacto para que todas las piezas encajen y el conflicto desemboque en momentos de escabrosas implicaciones morales. El Aprendiz -esta vez un muy conveniente título en español- es una película dura y honesta, que reflexiona sobre la culpa y la venganza, sobre las relaciones filiales y el dolor, sobre la redención que a veces llega, aunque no se busque ni se desee, y de las más distintas formas.

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