Que el rostro indiscutible de la comedia romántica de los años 50 y 60, muchas veces, como en Pijama para dos, acompañada del galán perfecto, Rock Hudson. Películas coloridas, picantes ma non troppo, basadas en la eterna guerra de sexos, con su buen suministro de coches relucientes, trajes abullonados y teléfonos blancos desde los que se concertaba una cita.
La musa de aquel cine inocente, con vocación de gran público, murió ayer a los 97 años: Doris Day. La fundación que lleva su nombre confirmó su fallecimiento en Carmel Valley, California, rodeada de sus amigos y familiares. “Había gozado de una excelente salud física para su edad, hasta hace poco que contrajo un caso grave de neumonía, que resultó en su muerte”, aseguró la institución en un comunicado.
En una entrevista de su época álgida retrataba lo que suponía su figura dentro del star system estadounidense: “me he convertido en una nueva clase de sex symbol, la mujer con la que los hombres querrían acostarse, pero no antes de casarse con ella. Sexy, pero pura. Algo que cuidé en estas películas fue evitar la vulgaridad, que me repugna de verdad. Me gustaban estos guiones sobre el juego hombre-mujer mientras se hacían con estilo, ingenio e imaginación. En mi vocabulario, la vulgaridad empieza cuando la imaginación sucumbe a lo explícito”, expresó.
No obstante, a ella misma le llegó a pesar esa fama de mujer recatada, de esposa perfecta, que se contraponía a la desmedida sensualidad de Marilyn Monroe. “Tengo la desafortunada reputación de ser la Virgen de América y todo eso, así que me temo que a algunas personas les sorprenderá lo que voy a decir, pero creo firmemente que no hay dos personas que deban casarse hasta haber vivido juntas antes‘’, escribió más adelante.
Películas como Confidencias a medianoche, Suave como el visón y Quiéreme o déjame la lanzaron a todos los cines del país y del mundo como ejemplo de sofisticación normativa. La pareja en la ficción que formó con Rock Hudson fijó el arquetipo de ambos en Hollywood. En la vida real se casó cuatro veces y tuvo un hijo, fallecido
en 2004.
Además del cine, trabajó abundantemente en la música. Y a menudo compatibilizó ambas, como en el caso de la cinta El hombre que sabía demasiado (Hitchcock, 1956), donde cantaba el famoso “¿Qué será, será?”.
El Dato: Con el paso del tiempo, Day quedó estancada en el mismo tipo de películas, por lo que el público comenzó a cansarse de no verla en otro tipo de papeles.
Quiso ser bailarina
Desde pequeña mostró interés por la música y la danza; sin embargo, su carrera de bailarina se truncó tras un accidente automovilístico que le fracturó la pierna derecha, en su época de juventud.
Al no poder seguir bailando comenzó a recibir clases de canto. A los 15 años Barnie Rapp, un director de orquesta con quien trabajaba, le sugirió adoptar el nombre Day, que le resultaba más comercial.
Laboró con Rapp hasta 1945, año en el que grabó el tema “Sentimental Journey”, canción en la que se refleja el pensamiento de los soldados que volvían de la guerra.
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