Cuando se cumplen 18 años del Mórbido Film Fest, su director y fundador, Pablo Guisa, deja claro que el festival ya no es “sólo una vitrina”, sino un organismo vivo del cine de género latinoamericano. “Cuando empecé Mórbido no sabía hacer un festival… lo que quería era crear comunidad”, confesó en entrevista con La Razón.
Sin embargo, esa comunidad, hoy, exige una nueva dimensión: “Tenemos que dejar de hacer películas para festivales y hacer películas para la taquilla”, dijo.

La edición número 18 llega con una programación que atraviesa fronteras, formatos y funciones. No se trata únicamente de sesiones de cine de terror, el núcleo tradicional del festival, sino de una articulación entre mercado, producción, exhibición y fandom. “Yo sólo me dedico al fantástico, todos los días del año”, añadió el director.
- El Tip: Contará con la presencia de Daniel Castro Zimbrón, Ricardo Arnaiz y Ximena García Lecuona.
Y es que el mensaje es claro: lo fantástico ya no puede limitarse a culto; debe aspirar a industria, taquilla y red global.

Este año, el festival recibió 379 materiales de 47 países. A lo largo de 12 días de programación, se presentarán 53 largometrajes y 45 cortometrajes, además de la tradicional sección WIP (Work in Progress), donde el público podrá descubrir las nuevas visiones que marcarán el futuro del cine de horror.
En esta nueva fase, Mórbido amplía sus sedes, sus secciones, su alcance. La inauguración incluye películas propias, como The TurNo Hables con Extraños, la muestra más real de que no solamente se programan títulos, sino que se producen.
Al respecto, Guisa Koestinger explicó: “Estamos produciendo activamente en México, Colombia y España… queremos que Mórbido sea un motor de industria”.

De esta forma, el festival se consolida como una plataforma que conecta la producción de cine fantástico latinoamericano con la demanda global del género, fortaleciendo los vínculos entre creadores, distribuidores y audiencias especializadas.
El aspecto latinoamericano se acotó: “Aunque hablamos español, no todos hablamos el mismo español… El terror puede unir este continente, porque nosotros no tenemos fronteras y no tenemos barreras idiomáticas”.
Dicha idea se traslada también a la programación: cine de España, Turquía, Japón, Argentina, Chile, pasando por México. Porque el género permite saltos formales, culturales y geográficos.

Entre las novedades del festival está la sección de animación de terror llamada “Ánima”, la integración de contenidos verticales, y un programa de acompañamiento industrial que busca trascender la sala. En palabras de Guisa: “Tenemos que adaptarnos a lo que está viviendo la industria… como festival y como proyecto, si no, te vuelves irrelevante”.
El horror, sin embargo, no pierde su esencia: la oscuridad, la atmósfera, la sala que vibra, sigue siendo vital. Pero ahora conviven la experiencia visceral con la estrategia. Proyecciones dobles, funciones especiales, material que difícilmente volverá a verse en pantalla grande en México: ése es el pulso que el director quiere mantener. “Queremos que la gente venga a la oscuridad de la sala, a disfrutar todas estas películas junto con nosotros”, afirmó.

El cambio también implica industrialización: alianzas en el mercado de cine, producción de películas, comunidades que ya no están en “el capullo” del festival sino participando en taquilla, distribución y producción internacional.
“El cine de terror ha demostrado en taquilla que es uno de los géneros más comerciales que existen. Entonces tenemos que lograr dar ese salto”, advirtió Pablo Guisa.
El también productor agregó que “la edición 2025 del festival Mórbido no se queda en la celebración de dieciocho años, es una invitación al espectador a ver mucho más que cine de terror, a vivirlo como industria, como comunidad, como experiencia global. A los creadores latinoamericanos, les lanzamos el reto de contar lo propio, lo local, para hacerlo universal”, concluyó.


