La silenciosa visión de un anciano y famélico recluso, asignado a usar el horno de una celda para quemar peticiones de audiencia enviadas por aquellos que consignan la tortura de la que han sido objeto para arrancarles falsas confesiones durante las purgas stalinistas; se convierte en una desoladora metáfora de la voces que se ahogan ante los regímenes opresivos cuando, cual pequeña chispa que salta de la hoguera para titilar ante el entorno derruido y consumido por el frío, una de dichas misivas en lugar de volverse cenizas llega a manos de un joven recién nombrado fiscal local, quien irá hasta Moscú para hacer que se mueva la impasible maquinaria de justicia Soviética de los 30s.
Cada plano en secuencias de ritmo sosegante mostrando recorridos por escaleras y pasillos ya sea de viejos edificios u oficinas flemáticas con prisioneros medio muertos, guardias socarrones o pulcros servidores del gobierno, es de una minuciosa y abrumadora sobriedad para, en conjunto con diálogos precisos, parcos y sin el más mínimo desperdicio, exponer los argumentos de un sistema social basado en el fascismo normalizado, y materializar un laberinto fílmico casi kafkiano que va del dramatismo carcelario al sinsentido burocrático.
A veces el agobio que la propuesta busca proyectar con mustia obsesión aplana por momentos el desarrollo y da la sensación de que algunos pasajes se alargan innecesariamente. Sin embargo, la profunda desolación emocional que sostiene con convicción en el papel principal el ucraniano Aleksadr Kuznetsov -Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore (2022), Gravedad cero (2025)-, evitando cualquier signo de descontrol gestual que pudiera llevarle al aspaviento, es suficiente para solventar tales devaneos en el relato.

Hollywoodgate, los talibanes expuestos según sus reglas
Dos fiscales dirigida por Sergei Loznitza -The Invasion (2024)-, adaptación de la novela de Georgy Demidov publicada en 1969, es un envolvente drama histórico que supura universalidad argumental y estética impregnada de una fatalidad recalcitrante, que le convierte en un recordatorio de lo familiar que desafortunadamente aún nos resulta el autoritarismo. Fue parte de la selección del pasado festival de Cannes y ahora llega a nuestro país dentro del programa de la tradicional Muestra Internacional de la Cineteca.

