El fundador de un club de fans de Queen en México, quien es sordo y un amante de la música en vivo, fue quien inspiró hace más de 10 años las iniciativas que hoy existen en los festivales de música para garantizar la accesibilidad de las personas con discapacidad; lugares especiales, traslado de escenario a escenario, interpretación en lengua de señas o uso de chalecos que permiten sentir las vibraciones sonoras. Aunque él podía leer los labios y sentir las ondas de la música si estaba cerca de las bocinas, en aquel tiempo no había ningún tipo de acción destinada a este sector.
- 7.3% De la población en México vive con alguna discapacidad
La falta de espacios adecuados para las personas con discapacidad fue lo primero que vio Frix Anchondo, CEO de Restart y quien impulsó que se implementaran las primeras medidas en los festivales de música.
“Cuando aquella vez estuve afuera para ver un tributo a Queen, conviví con el club de fans en México de Queen. Su fundador es sordo y me pareció padre que su fanatismo lo llevara a este tipo de eventos. Fue cuando me di cuenta de que no había espacios para ellos. Pensé que no podíamos dejar a la gente amante de la música, porque es feo que no tenga la misma conexión que tiene con la música de otras personas”, contó en entrevista con La Razón Frix Anchondo.

Lady Gaga detiene concierto tras la fuerte caída de un bailarín | VIDEO
- EL DATO: EN 1992 se declaró el 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el fin de promover sus derechos y bienestar.
El primer festival en adoptar acciones enfocadas a esta población fue el Vive Latino, primero habilitando taquillas con precios preferenciales y destinando zonas especiales para que las personas disfrutaran del concierto sin trabas como la dificultad de ver, al estar en silla de ruedas entre miles de personas.
“En la población nacional hay más de nueve millones de personas con discapacidad, pero en una capacidad de festival, por ejemplo, 100 mil personas, las zonas de discapacidad deben ser de 10 por ciento del total de la asistencia. Hoy en día los espacios son más grandes, antes eran sólo para 200 personas y ahora ya son mil, pero persisten cuestiones como miedos sobre cómo van a desplazarse y los costos de boletos”, compartió Frix Anchondo, quien reconoció que a lo largo de estos años han aprendido, pues en 2016 durante un Vive Latino granizó y fue a partir de esa experiencia que los espacios destinados a este sector comenzaron a techarse.
Además, entre 2016 y 2019 tuvieron que capacitar a personal para sensibilizarlo y tomar certificaciones y cursos.
Aunque poco a poco las medidas se fueron implementando en otros festivales como el Corona Capital, el Hell and Heaven, el Simi Fest, el Machaca, el Pa’l Norte, el EDC o el Tecate Emblema, todavía faltan esfuerzos para que las personas con discapacidad disfruten al máximo de la música en vivo, pues cuando hay escenarios muy concurridos, como ocurrió con Deftones en el Corona Capital, hubo gente que tuvo dificultad para entrar al espacio que se le destina, porque había público obstruyendo la entrada o era difícil acercarse al área, porque los alrededores estaban abarrotados.
Alan Paredes, quien vive con mielitis transversa, que le impide el libre movimiento de sus piernas, lo ha experimentado de cerca. “He visto cómo se invade esta zona, sobre todo por la gente que quiere ver mejor, pero no son discapacitados. Creo que esto se puede atender con una capacitación para el personal”, comentó en entrevista con este diario.
La primera vez que se animó a ir a un festival pasó por muchos miedos y dudas, como no saber si podía llevar sus pastillas, su ropa interior de contingencia o cómo hallar transporte al término del evento. “No me puedo trasladar bien como el resto. Una vez quise regresar en el transporte público que pone el festival, pero ya estaba muy lleno, entonces tuve que hablarle a un taxista”, contó.
Frix Anchondo compartió que para cada festival se solicitan cuatro zonas destinadas a esta población, “porque se busca que tengan vistas cercanas, porque de nada sirve que tengan zonas y que les sea difícil llegar”.
En tanto, Fernando Domínguez, gerente de mercadotecnia de festivales de OCESA, dijo a este diario: “Es democratizar esas experiencias hacia los demás. Está en nosotros año con año seguir creciendo el número de voluntarios que les puedan ayudar, mejorando las plataformas, los servicios, desde los baños que también son para personas con discapacidad hasta las mismas plataformas. Lo más importante es que todo el mundo pueda vivir la experiencia de igual manera”.
- EL TIP: TAMBIÉN se han implementado acciones en el Metro pólitan, el Palacio de los Deportes, el Auditorio Nacional y el Estadio GNP.
Aunque se han dado grandes avances, desde otra trinchera, la iniciativa Música Accesible ha visibilizado la importancia de respetar las áreas exclusivas, porque la accesibilidad es “un derecho, no un privilegio”, principalmente en estacionamiento, baños adaptados y zonas en el venue de los festivales.
Música Accesible ha denunciado que entre los grandes pendientes están que los boletos para el área accesible se encuentren en venta en línea, que la mayoría de los sitios web para adquirir boletos son inaccesibles para personas con discapacidad visual; que hacen falta rampas funcionales, guías podotáctiles o señalamientos en braille; o que las áreas destinadas a esta población comúnmente son improvisadas, sin buenas medidas de seguridad o no cuentan con buena visibilidad del show o están lejos del escenario. Además, muchas veces los recintos no tienen sanitarios accesibles y todavía hace falta capacitación al staff encargado de atender al público.
Aunque hay artistas que incluyen a intérpretes en lengua de señas, no todos los actos de un festival cuentan con esto.
También ha hecho hincapié en concientizar al público de los festivales, para evitar conductas denigrantes.


