Estreno en cines

Argylle, una cursi aventura de alto calibre

La película se basa en la novela de la escritora Elly Conway; aunque su narrativa a veces no tiene sentido, cumple como objeto de entretenimiento

El elenco  de la película, en el póster oficial.
El elenco de la película, en el póster oficial.Foto: Especial
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Nadie mejor que el director británico Matthew Vaughn -Kick Ass (2010), Kings Man: el servicio secreto (2014)-, un experto en revitalizar conceptos pop dándole la vuelta a los estereotipos sin sacarlos de la fórmula y con mucho sentido comiquero, para hacer funcionar en una superproducción el delirante mecanismo de meta ficción sacado de la novela Argylle de Elly Conway, el cual gira al rededor de una escritora de aventuras de espionaje que empieza a ver como sus creaciones parecieran mezclarse con la realidad, y así entregar coloridas y estilizadas secuencias de acción impulsadas por un descarado espíritu discotequero.

Pero lo mejor es qué hay un congruente desarrollo de la protagonista con respecto a su insólito universo, a la que además Bryce Dallas Howard -Jurassic World: Mundo Jurásico (2015), Rocket Man (2019)- le otorga la carga justa de ingenuidad sin caer en lo bobalicón, y así enganchar al espectador con lo que luego será también un juego mental resultado de la percepción alterada y que involucra al personaje de Henry Cavill -Supermán:Man of Steel (2013), El Agente de C.I.P.O.L (2015)-, integrado en una cómica dinámica dentro de las mismas escenas de combate.

Las coreografías que navegan sin reparos en el absurdo rayando en el musical llegan a ser excesivas como suele suceder con dicho género, además de que por momentos están llenas de cursilería, pero gracias al nivel de autoparodia que le da sustento al tono y hace efectivas las a veces extenuantes vueltas de tuerca, no dejan de ser divertidas, y aunque hay un claro afán por evitar cualquier rastro de sangre pese a la enorme cantidad de violencia que se despliega, perdiendo así el natural humor negro que le hubiera salvado de la completa frivolidad, consiguen su cometido de ser un producto apto para el gran público y además muy conveniente para el 14 de febrero. 

Los pequeños tropiezos en el vertiginoso desarrollo sólo llegan con lo rebuscado de los mecanismos de investigación, y al final la misión que empuja todo el asunto y tiene que ver con conseguir un archivo, dado el explosivo resultado, pierde por completo el sentido, pero para ese entonces uno lo ha pasado tan bien con el estridente espectáculo que ese punto ya no importa. Argylle es solo entretenimiento y show, pero como tal cumple y con creces. 

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.Gráfico: La Razón de México