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“Conversaciones”: una interesante película que pudo ser más

La producción de Eduardo M. Clorio presenta pequeñas unidas con diálogos disfrutables; cuenta con una cuidadosa manufactura, que tiene el mérito de ser completamente independiente,

Fotograma de "Conversaciones"
Fotograma de "Conversaciones"Especial
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El conjuntar en el cine un puñado de pequeñas historias unidas de forma casi incidental suele redundar en ciertos altibajos, dependiendo lo bien o mal logrado de cada una de ellas, y “Conversaciones”, del mexicano Eduardo M. Clorio, no es la excepción. 

Sin embargo, en este caso hay algo más: lo importante no es tanto la conexión, sino el diálogo que se establece entre ellas y que a partir de empezar presentando el final, transita en retrospectiva para irlo desarmando, hasta darle forma con las piezas que resultan a una reflexión que se viste de humor desencantado para evocar lo que nunca sucedió.

Un joven abogado que se reencuentra con un antiguo interés romántico estudiantil, el cual, tras su fachada trastocada por la fiesta, oculta una complicada situación emocional; una niña cuya relación con su amigo imaginario da pie a algunas actitudes que hacen dudar de su salud mental, mismas que palidecen ante las de sus padres; una chica a la que sus violentos actos le ponen en una desesperada situación, que lamentablemente conecta con nuestro cruento contexto social; una influencer que, durante la sesión con una tatuadora, no sólo expone la frivolidad de las redes, sino el clasismo normalizado de nuestra sociedad; son algunos de los pasajes que nos salen al encuentro entre las pequeñas y grandes tragedias cotidianas, dentro de un mosaico fílmico redondeado con un hecho terrible que, irónicamente, se queda en una anécdota.

Sin duda son muy disfrutables los diálogos, construidos para evidenciar el absurdo en el que rayan algunos razonamientos de los protagonistas, pero con los que fácilmente puede llegar a identificarse a la distancia el espectador. Estos además encuentran su mejor momento, de la mano de un actor con la experiencia de Alberto Estrella, quien se luce yendo y viniendo entre los matices de un personaje tan divertido como incómodo y a veces desagradable.

A la par hay llamativos insertos visuales y juegos espaciales, que sirven para exponer lo impersonal y lo contundente que llega a ser el uso de los medios digitales. Es una lástima que por momentos se regodeen con dicho recurso, alargando un poco de más algunos segmentos, amén de que el desarrollo de los personajes que va en reversa, deja elementos al aire que terminan por afectar la consistencia del conjunto.

Aún así, “Conversaciones” es una película interesante y divertida, con una cuidadosa manufactura, que tiene el mérito de ser completamente independiente, pues no contó con ningún de los usuales apoyos institucionales. Buena opción en cartelera.