Filippa Giordano cautiva en debut de Carmina Burana

Filippa Giordano cautiva en debut de Carmina Burana
Por:
  • adriana_gochez

Con números como In truitina y Dulcissime, la soprano italiana Filippa Giordano cautivó al público en su debut en el espectáculo Carmina Burana, que ayer celebró su décimo aniversario en el Auditorio Nacional. La cantante dejó a un lado la ópera pop para ir a sus raíces y así hipnotizar, con su potente y dulce voz, a los 10 mil asistentes que se dieron cita.

Giordano se plantó en medio del escenario, ataviada con un atuendo rojo y enseguida los espectadores la recibieron con aplausos. La intérprete compartió la tarima con su padre, Marcello, en uno de los números de esta cantata escénica compuesta por el alemán Carl Orff.

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La vocalista italiana también fue acompañada por el coro Schola Cantorum, integrado por niños.

El espectáculo Carmina Burana inició con el famoso fragmento del poema goliardo: “O Fortuna/velut luna,/statu variabilis/semper crescis/aut decrescis/vita detestabilis”, interpretado por el coro EnHarmonia Vocalis, acompañado de la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la batuta del director mexicano Carlos Miguel Prieto, y la ejecución de los bailarines de Danza Contemporánea de Cuba, quienes hacían rápidos y precisos movimientos de manos y pies, con los que expresaban fortaleza.

[caption id="attachment_1036222" align="alignnone" width="696"] Foto: Cenit Espectáculos/Iván Manjarrez[/caption]

El espectáculo, en el que participaron 250 artistas en escena, destacó por la ejecución musical y el versátil lenguaje dancístico de la coreografía de George Céspedes: desde bailes cortesanos hasta danza contemporánea y espectaculares saltos acrobáticos.

Ya sea con ejecuciones en grupo, en pareja o en solitario, los bailarines, a través de su cuerpo, reforzaban lo que estos poemas medievales retratan: la sátira, las obsesiones del hombre y la crítica al poder.

Carmina Burana, obra que Carl Orff estrenó en 1936, fue creada a partir de textos profanos hallados en la Abadía de Benediktbeuern, Alemania.

El montaje escénico, que ha sido galardonado con un premio Luna del Auditorio Nacional, también contó con la participación del contratenor de la Capilla Sixtina del Vaticano, Stefano Guadagnini, cuyo canto parecía provenir de un ángel. Además se contó con las interpretaciones de la soprano Anabel de la Mora y el barítono Gerardo Garciacano, quien en 2005 debutó en México, en el escenario del Palacio de Bellas Artes.

[caption id="attachment_1036221" align="alignnone" width="696"] Foto: Cenit Espectáculos/Iván Manjarrez[/caption]

UN BAILE HECHO POESÍA. Al décimo aniversario se unió el primer bailarín del Royal Ballet de Londres, el italiano Valentino Zucchetti, quien debutó como coreógrafo con la pieza Bolero de Ravel, un solo que protagonizó.

Zucchetti apareció en escena sentado al centro del escenario: sus manos comenzaron a moverse en forma paralela y después sus pies se dejaron llevar por la música compuesta por el francés Maurice Ravel. Detrás de él había una pantalla color rojo, que, conforme fue transcurriendo la puesta en escena, en el centro adquiría un color negro.

El Dato: En el siglo XII los goliardos escribieron textos profanos que hacían referencia a los placeres mundanos: la comida y la bebida, el amor y la desilusión, el dinero, el humor y la pasión.

Después, se puso de pie para bailar al unísono con la música que interpretaba en vivo la Orquesta Sinfónica de Minería.

Bastó sólo su cuerpo para ofrecer al público un poema dancístico, en que las notas del famoso Bolero parecía una sola expresión artística, como si hubieran sido compuestas para que Zucchetti las bailara: movimientos sutiles, saltos, piruetas… ejecuciones que recordaban el legado que Martha Graham y José Limón aportaron a la danza contemporánea.

Con este preámbulo el público disfrutó de la gala por los 10 años del espectáculo Carmina Burana.