Zac, un conservador exoficial del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, no cometió ningún delito y decidió pasar dos meses en la cárcel del condado de Clark, en Jeffersonville, Indiana, para descubrir la red de tráfico de drogas en este lugar conocido por el imperio de contrabando y violencia. Dejó a su hijo cuando tenía semanas de haber nacido. Al cruzar la puerta de la prisión un oficial lo trató como un reo más, en ese instante supo que estaba solo y del riesgo que corría si lo descubrían al estar en medio de 500 reclusos.
Las vivencias de este personaje y la de otras seis personas —entre ellas Maryum, hija de Mohamed Alí— que al igual que él decidieron recluirse temporalmente y de manera voluntaria, forman parte del reality show 60 días preso, en el que de manera directa y real se expone cómo es la vida en una peligrosa cárcel estadounidense.
Los guardias y los reos ignoran que una ama de casa, un guardia, el hermano de un reo, un profesor y una oficial de policía, están recluidos para desenmarañar la corrupción que hay en este reclusorio. Y es que la misión que les encomendó el sheriff de Clark, Jamey Noel, fue obtener información de primera mano para “limpiar” la prisión.
“El sheriff me comentó que estaba preocupado por el tráfico de drogas y cómo es que éstas lograban entrar, así que una de mis metas era descubrir cómo pasaba esto y si los oficiales participaban o no en estos hechos. Pude recolectar buena información”, señaló Zac, en entrevista telefónica con La Razón.
“Aprendí que los oficiales no son corruptos del todo, el problemas más grande es la falta de entrenamiento de muchos de ellos, no han sido capacitados como se debe o se les olvida”, refiere el exoficial.
Para que los reclusos creyeran su historia, detalló, tuvo que contar lo más cercano a su vida real. Nadie dudó que era un reo más.
Aunque volvió a su casa cuando su hijo tenía tres meses y se perdió varios eventos importantes, lo que aprendió le permitirá convertirse en agente de la DEA, aseguró.
Para Zac, el sistema penitenciario de Estados Unidos no es perfecto, “hay muchas cosas que están mal, pero es todo lo que tenemos, no queda más que lidiar con él, ésa fue una de las razones por las cuales quise participar en este show, quería descubrir si había algo que yo pudiera hacer para cambiar el sistema, si podría modificar todo lo que se está haciendo mal para mejorar”.
Ésta era su percepción antes de participar en 60 días preso, y al salir, “se reforzó en todos los aspectos, hay muchos problemas en el sistema judicial pero no se enfocan en un lugar o alguna instalación, es un problema general, es algo que no puede cambiar de la noche a la mañana, se necesita tiempo y muchas personas que quieran hacer un mejor
sistema judicial”, dijo.
Una de las cosas que le sorprendió; durante estos dos meses en los que cada minuto quedó registrado por cien cámaras de vigilancia, fue la forma en que los convictos se cuidan unos a los otros, ya sea por ser amables o por “motivos ocultos”. A él también lo apoyaron, le dieron comida y zapatos, por ejemplo.
“Me sorprendió que fueran amables sin motivo alguno, no entras pensando esto va a ser fácil, todos son criminales, hicieron algo malo, no puedes confiar ni esperar algo bueno de ellos porque son criminales. Me di cuenta que la mayoría de las personas en la cárcel no son malas, sólo cometieron errores”, expresó.
60 días preso se estrena este martes en México, Colombia, Venezuela Argentina y Brasil a través del canal A&E. En 12 capítulos el público podrá ver cómo sobreviven estos siete inocentes. ¿Podrán hacerlo?, es la pregunta que queda en el aire.
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