Terrifier 2: ¿Por qué debes ver la brutal y sanguinaria película de horror?

Luego de que con su llegada a las plataformas digitales alcanzara el estatus de objeto de culto, "Terrifier" (2016) encuentra la continuidad de la mano del mismo director que le dio origen a partir de su cortometraje "The 9th Circle "(2011), para convertirse en la nueva sensación del slasher, al recaudar más de 10 millones de dólares en la taquilla estadounidense, habiendo costado tan solo 250 mil.

Dándose además el lujo de vestirse con las consabidas anécdotas de gente que supuestamente no soportó llegar al final de las proyecciones, lo cual a la larga servirá para alimentar el mito.  

Pero tales resultados no son gratuitos, sino producto de la convicción al momento de pisar los terrenos de la violencia extrema, mezclando algunas técnicas digitales con los efectos prácticos, para mantener el toque orgánico del acabado y el estilo cutre de la serie B, tomándose muy en serio la ejecución hasta alcanzar el absurdo de las mutilaciones, empalamientos, decapitaciones y similares, que es donde explota la mala leche, sacando provecho de la comedia silenciosa del sádico payaso conocido como Art.

Un espeluznante asesino del que es muy poco lo que se explica del origen de sus habilidades, que incluyen insólitos desplazamientos y hasta bordear el mundo de los sueños, pero se establecen con tal convencimiento dentro de los códigos del relato, que surgen muy pocas preguntas al respecto, permitiendo elaborar sin complicaciones terroríficas secuencias con retorcidas bromas infantiles, más que funcionales por sí mismas.

Tal mosaico de muerte va estructurado sobre una trama que, pese a su simpleza, está llena de cabos sueltos, pero que al menos sostiene la brutalidad en su desarrollo y, por otro lado, acierta al aludir a clásicos como "Pesadilla en la Calle del Infierno" (1984), poniendo en el centro del asunto a la familia fracturada de una adolescente aficionada al cosplay, y ubicándose en los suburbios norteamericanos donde el cuerpo policiaco es ínfimo y a veces anacrónico.

De tal modo es que, mientras lo primero le otorga cierta vigencia al concepto a través de las referencias a la cultura popular, lo segundo le permite encontrar un mínimo de verosimilitud al justificar la deficiente seguridad pública durante los festejos de Halloween en los que se da la masacre, y hacer eco de las atmósferas con aire al mundo análogo que se convirtiera en el sello de este tipo de películas. 

Esto sin necesidad de caer en la reproducción retro de otra época —dígase los 70, 80 o principios de los 90—, un recurso para evitar la presencia de teléfonos celulares con los que los personajes podrían fácilmente sortear situaciones de peligro rompiendo la ficción, algo de lo que aquí salen en general bien librados, usándoles mas bien como elementos para estirar la tensión. 

Es cierto que, hacia el final, "Terrifier 2" rebasa los límites de las convenciones que propone, e incluso el sinsentido del propio género, enrollándose con una ridícula línea argumental relacionada con lo sobrenatural y una especie de legado fantástico, lo cual solo le alarga innecesariamente.

Sin embargo, para ese entonces, este delirante festín ya es adictivo para quien no sea demasiado exigente y guste de los excesos, llenando la pantalla de humor negro y sangre hasta vomitar.