Reencuentro, tras migración a Estados Unidos

Con “Palomas Mensajeras” unen a familias separadas por décadas

Hasta la fecha, más de 40 mil michoacanos se han reencontrado con sus familiares; el Gobierno estatal ha gestionado 9 mil 845 visas a habitantes de 96 municipios  

Las reuniones entre las familias se realizan apegadas a los protocolos, sin grandes aglomeraciones.
Las reuniones entre las familias se realizan apegadas a los protocolos, sin grandes aglomeraciones.Foto: Especial
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Historias de alegría, pero también de tristeza y remembranza, son las que conforman el programa “Palomas Mensajeras” que, desde su puesta en marcha por el Gobierno de Michoacán, ha permitido el reencuentro de más de 40 mil michoacanos a los que la migración a Estados Unidos separó.

Desde su nacimiento, el 8 de febrero de 2017, este programa de reunificación familiar ha permitido que miles de personas adultas, provenientes de 96 municipios michoacanos, hayan cristalizado el sueño de volver a abrazar a sus familiares, a quienes no veían en algunos casos desde hace 40 años.

Es el caso de Elisa Gaytán Castillo, Lichita, quien a sus 83 años de edad viajó a Estados Unidos para reencontrarse y darse el pésame mutuamente con su nuera y sus nietos. A su hijo lo había dejado sepultado en la comunidad indígena de Nahuatzen tiempo atrás, luego de que sus restos fueron repatriados a México.

Tenía mucho tiempo intentando, pero no podía sacar la visa, y cuando me la dieron en enero dije ‘ahora sí voy a ver a mi hija’, nunca perdí la esperanza; cuando me dijeron en abril que se posponía el viaje, yo nunca perdí la fe

Eligio Infante, 72 años, Lázaro Cárdenas

“Allá se me murió mi hijo. Mi nuera, ahora que fui, me decía ‘hay Lichita perdóneme por lo que vivimos cuando estaba allá, ahora ya se nos fue su hijo’. Yo veía la foto de mi hijo y lloraba y le decía ‘hay mi hijo, perdóname porque nunca te vine a ver donde estabas’”, narra Elisa Gaytán con la voz entrecortada por el llanto.

Luego de recibir a su hijo en un ataúd y darle sepultura, Lichita decidió vencer todos sus miedos y viajar a reencontrarse con su nuera y una hija que vive en Estados Unidos. Con ellas y sus nietos vivió ese duelo que tenían pendiente y disfrutaron el amor guardado por años de distancia.

SENTIMIENTOS A FLOR DE PIEL

Con los sentimientos a flor de piel, entre llanto, risas, globos, flores y regalos, así fue el reencuentro de don Eligio Infante Soto, de 78 años de edad, quien tenía 25 años sin ver a la mayor de los 20 hijos que procreó a lo largo de su vida.

Acompañado por su bastón y una pequeña maleta al hombro, este hombre destacó que para él lo más importante fue siempre tener a sus hijos cerca, y es por eso que se atrevió a realizar esta, la más grande aventura de su vida.

Abracé tanto, tanto a mi madre y lloré en sus brazos invadida por varios sentimientos. La mayor ilusión de mi papá era volver a verme, pero ya cuando él estaba muy enfermo me dijo, ‘sólo Dios sabe por qué te fuiste y hay que aceptar su voluntad’

Cristina, Originaria de Erongarícuaro

“Tenía mucho tiempo intentando, pero no podía sacar la visa, me la negaron dos veces y cuando me la dieron en enero dije ‘ahora sí voy a ver a mi hija, cualquier día que sea es bueno, porque ya tengo la visa’, nunca perdí la esperanza, cuando me dijeron en abril que se posponía el viaje, yo nunca perdí la fe, dije si Dios quiere vamos a llegar y mire, gracias a Dios sí le llegamos”, expresó.

Don Eligio, originario de Lázaro Cárdenas, tiene cuatro hijos en Estados Unidos, pero en esta ocasión solo pudo convivir con su hija y uno de sus tres hijos que viven allá legalmente; también conoció a nueve nietos con los que solo había dialogado por teléfono, él se considera un hombre afortunado.

“Yo me considero un hombre con suerte; ir a ver a mi hija es algo muy importante, yo fui albañil y siempre hice lo posible para conseguir recursos, yo nunca quise dejar a mis hijos y ahora mis hijas, bueno los hombres también, pero más las mujercitas se preocupan mucho por mí, es una gran bendición”.

Yo veía la foto de mi hijo y lloraba y le decía ‘hay mi hijo, perdóname porque nunca te vine a ver donde estabas’. Allá se me murió mi hijo. Mi nuera, ahora que fui, me decía ‘hay Lichita, perdóneme por lo que vivimos cuando estaba allá’

Elisa Gaytán, 83 años,Nahuatzen

LA TRISTEZA Y ALEGRÍA DE CRISTINA

Para Cristina su reencuentro con su madre, la señora Úrsula Lemus, fue hermoso, pero difícil, pues momentos antes de que el avión aterrizara en California, ella recibió la llamada de uno de sus tres hermanos informándole que su abuelo materno había fallecido.

“Abracé tanto, tanto a mi madre y lloré en sus brazos invadida por varios sentimientos, por un lado la alegría de volver a verla y por otro, la tristeza de que mi abuelo, su papá, había fallecido. En ese momento no le pude dar la mala noticia, fue hasta el día siguiente que con calma le dije lo que había pasado y pues juntas nos sobrepusimos, mis cuatro hijos, de 20, 16, nueve y cinco años, la llenaron de cariño y eso la ayudó bastante”, señala Cristina emocionada.

Originaria de la comunidad de Jarácuaro, municipio de Erongarícuaro, Cristina emigró a Estados Unidos hace 20 años; desde entonces su mayor ilusión era volver a ver a sus padres, pero por azares del destino sólo pudo cristalizar este sueño con su mamá, pues a su papá no le alcanzó la vida; él falleció hace cinco años.

“La mayor ilusión de mi papá era volver a verme, soy la mayor de sus hijas, pero ya cuando él estaba muy enfermo me dijo, ‘sólo Dios sabe por qué te fuiste y hay que aceptar su voluntad. Tu échale muchas ganas para salir siempre adelante’. No hay tristeza más grande que perder un ser querido y no poder estar a su lado para despedirse; yo ya perdí a mi padre, y pues ahora a mi abuelo”.

Durante la estancia de doña Úrsula en Estados Unidos, ella, su hija y su nieta lucieron atuendo purépecha, naguas plisadas, guanengos y mandiles bordados por ella misma en punto de cruz y que llevó a Estados Unidos en busca de arraigar las raíces de su natal Michoacán entre las nuevas generaciones. También degustaron tamales, atole y buñuelos. 

Los reencuentros son muy emotivos, pues la mayoría tiene dé-cadas sin ver a sus seres queridos.
Los reencuentros son muy emotivos, pues la mayoría tiene dé-cadas sin ver a sus seres queridos.Foto: Especial

UN PROGRAMA QUE DERRIBA MUROS

 Hasta la fecha, gracias al acuerdo suscrito entre el Gobierno de Michoacán y autoridades estadounidenses y municipales, se han autorizado 9 mil 845 visas, de las que 6 mil 990 fueron para mujeres y 2 mil 855 para hombres.

De estas cifras, 2 mil 461 fueron para personas procedentes de pueblos originarios, a los que además se les dotó por primera vez con un documento de identidad, pues se les tramitó su acta de nacimiento.

Ante el compás de espera que se abrió por la contingencia del Covid-19, existe un total de mil 286 Palomas Mensajeras de 26 municipios con cita ante la embajada de Estados Unidos en México, las cuales fueron reprogramadas y distribuidas desde octubre del 2020 hasta el mes de febrero del 2021. 

Con estas acciones de reunificación familiar se ha beneficiado a más de 40 mil personas, una cifra sin precedente en la política migratoria de un estado binacional como Michoacán.

  • El dato: El pasado 7 de septiembre se reactivaron los vuelos a Estados Unidos tras 6 meses de mantenerse inactivo el programa a causa de la cuarentena por la pandemia de Covid-19.