Las vacaciones de Semana Santa son el momento perfecto para relajarse, desconectar de la rutina y disfrutar del sol, la playa o la montaña.
Sin embargo, durante esos días es importante cuidar la piel, ya que los cambios de clima, largas exposiciones al sol y factores como el cloro de las piscinas o la sal del mar pueden afectar su equilibrio natural.
Sin importar a qué tipo de destino vayas, uno de los principales elementos que debes tomar en cuenta es la de proteger la piel del sol para evitar el envejecimiento prematuro, las quemaduras solares y reducir el riesgo de padecer cáncer.

Cómo retomar la rutina después de las vacaciones sin morir en el intento

Para ello es importante usar protector solar, el cual debes aplicar al menos 20 o 30 minutos antes de exponerte al sol. Tienes que replicarlo cada dos horas o después de nadar o sudar.
Elige un bloqueador de amplio espectro (UVA y UVB) con un Factor de Protección Solar (FPS) mínimo de 30, aunque si vas a la playa o a la montaña, lo ideal es uno de FPS 50 o más.

Es relevante que lo uses aun cuando esté nublado, porque tu piel sigue expuesta por el impacto de los rayos UV.
Además, debes elegir un protector que vaya con el tipo de piel de cada persona. Por ejemplo, si eres de piel grasa a mixta, es necesario uno que sea en gel o fluido; si tienes piel seca, opta por uno en crema y si eres de piel sensible, utiliza uno que sea hipoalergénico y sin alcohol.
Aunque solemos enfocarnos en la cara, la piel del resto del cuerpo también necesita cuidados. También aplícate protector solar en áreas como hombros, espalda, pecho, piernas, pies y manos.

También debes mantener una buena hidratación porque el calor y la exposición al sol pueden resecar tu piel con rapidez, sobre todo, si vas a destinos con playa y consumes alcohol. Bebe abundante agua a lo largo del día, incluso si no sientes sed.
Después de un día de playa o piscina, tu piel puede sentirse tirante, caliente o incluso enrojecida. Usa productos after sun con ingredientes calmantes, como aloe vera o manzanilla. Éstos ayudan a reducir la inflamación y restaurar la barrera cutánea. Evita los que tienen alcohol, ya que pueden irritar aún más la piel.

- El Tip: Desde el primer año de vida es importante cuidar la piel del sol y usar protección solar diario para evitar daños en un futuro.
No olvides que los labios y el contorno de los ojos también necesitan protección. Usa un bálsamo labial con FPS y lleva gafas de sol con protección UV para cuidar la delicada piel de estas zonas del rostro. También se recomienda usar sombrero como medida adicional.
Durante las vacaciones, el sudor, la arena, el protector solar y la contaminación se acumulan en la piel, por lo que es importante tener una rutina de limpieza suave, pero efectiva, para eliminar residuos y restaurar su equilibrio.

Apenas llegues a tu casa o al hotel, date un baño con agua tibia para eliminar cualquier contaminante del ambiente. Enjuaga bien todo el cuerpo y luego aplica un gel sin fragancias artificiales ni sulfatos agresivos. Para el rostro, utiliza un limpiador facial específico para tu tipo de piel. Si ésta quedó sensible por la exposición al sol, elige limpiadores con ingredientes calmantes, como aloe vera, manzanilla o avena. Después de que te seques, aplica una crema hidratante o un gel para evitar la resequedad.
Recomendaciones │ Algunas sugerencias para el día a día
- Evita exponerte al sol entre las 10:00 y las 16:00 horas, que es cuando los rayos son más intensos.
- Usa un protector solar de un factor 30 como mínimo. Ponlo en cara y cuerpo 20 o 30 minutos antes de la exposición al sol.
- Utiliza sombrero o gorro y anteojos con protección para la radiación ultravioleta. Te ayudará a complementar.
- Protégete del sol también en los días nublados. Utiliza protector solar para seguir cuidando tu piel.
- Realiza una consulta anual al dermatólogo para revisar que tu piel esté bien y que vea algunos lunares nuevos.