Migrantes originarios de diversas partes del mundo, que se quedaron en el limbo que implica su encapsulamiento en territorio mexicano en su intento por llegar a Estados Unidos a través del programa CBP One, cancelado por el presidente Donald Trump en enero de este año, intentan replantearse una nueva vida, mientras que otros no cejan en el intento de alcanzar el sueño americano, a pesar de la nueva realidad.
En febrero, de acuerdo con la Presidenta Claudia Sheinbaum, sumaban 30 mil migrantes varados en territorio mexicano. Uno de ellos es Falú, originario de Senegal. Él abandonó su país de origen el año pasado por problemas políticos y económicos. “La comida es un poco cara y no hay mucho trabajo para conseguir. Mis hermanos son chicos. Mi papá murió. Yo tengo que trabajar para ayudarlos”, explicó.
Ante ello, decidió tomar los ahorros de la familia y salir rumbo a Estados Unidos con dos primos y un sobrino. Seguiría la misma ruta que sus tíos un año antes, quienes ya están establecidos en Texas, Columbus y Nueva York.

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- El Dato: El 10 de junio, vecinos de la colonia Peralvillo bloquearon Reforma para exigir la cancelación de un albergue destinado para personas en situación irregular en Tepito.
Falú —que es, dice, su nombre artístico, pues el real no lo entienden en México— llegó con sus familiares a América a través de Guatemala e ingresó a nuestro país por Chiapas. En su camino, al llegar al Estado de México, él y sus parientes fueron abordados por personal de Migración, quienes los trasladaron a Tabasco y ahí los mantuvieron retenidos durante dos días en una estancia migratoria.
Posteriormente los liberaron, aunque no les devolvieron sus pasaportes. En el camino rumbo al norte de México, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó la decisión de cancelar el CBP One, por lo que, además de haber perdido sus pasaportes, ahora también se olvidaron de su intención de atravesar la frontera.
Sin embargo, Falú lo tomó con optimismo y no quiso comunicar la noticia a su familia. Sólo les dijo que ellos habían decidido mejor quedarse aquí, por ahora. “Mi familia me preguntó que si estaba loco cuando les dije que nos quedábamos aquí. Yo les respondí que me gusta México, que yo veo que aquí es un país libre. Hay muchas cosas interesantes, como las artesanías”.
- El Tip: según análisis del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, el empleo de mexicanos en EU cayó a 7 millones 416 mil 727 personas en primer trimestre de 2025.
Vive en la capital, aunque no cuenta hasta ahora con ningún documento que lo avale, lo que le ha representado distintas complejidades en la vida diaria. “Tenía una novia. Ella quería que nos fuéramos a vivir, pero mi religión no me lo permite. Soy musulmán y tengo que casarme para poder hacer eso, pero para ello necesito documentos”, lamentó.
Explicó que ha tratado de regularizar su estancia en México, pero ha sido complejo. “Hace unos meses hice mi cita en la Comar (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados), pero me dieron fecha hasta agosto. Es cosa de esperar”, señaló.
Luis Arriola Vega, investigador de El Colegio de la Frontera Sur, expuso que nuestro país se convirtió en un país de asentamiento temporal.
“Ante la cancelación del programa CBP One, muchos migrantes se han quedado asentados en el territorio, otros tantos están aquí tras ser deportados, pero muchos han iniciado una vida aquí, en lo que resuelven si continuar de algún modo en busca de ir a Estados Unidos o si empiezan otra vida en territorio mexicano”, explicó.
Falú envía dinero a su mamá y a sus hermanos de 15, 19 y 24 años. “Sí, yo les mando mil pesos mexicanos, ellos van a recibir 30 mil o 29 mil francos, y pueden vivir como cinco días con eso”, explicó. El migrante sobrevive vendiendo productos en ferias y bazares que, aseguró, son originarios de África, como figuras con formas de elefante hechas de madera, así como sombreros y morrales.
Otro de los extranjeros que se quedó en el limbo es Lavapreet, originario de Punyab, India, donde se dedicaba a cosechar trigo en una zona rural. Arribó a México en enero como parte de su camino en busca de llegar a EU, tras dejar su lugar de origen debido a cuestiones económicas y de inseguridad, por lo que va detrás del sueño americano, aunque sabe que no será sencillo ingresar a territorio estadounidense.
El joven, de 25 años, mencionó que corre peligro en Punyab, pues hay altos niveles de inseguridad y condiciones difíciles de vida. “No conseguimos el precio justo por nuestras cosechas. El Gobierno nos presiona, por eso la mayoría se va del país. Todo el mundo va para allá (Estados Unidos) a trabajar, y además se gana buen dinero. Por eso va todo el mundo allá”, explicó.
Lavapreet lleva desde enero en la Ciudad de México, donde vive en un hostal de la zona centro. Sus padres pidieron un préstamo bancario para poder costear su viaje, aunque lamentó que dichos recursos sólo hayan alcanzado para su llegada a territorio mexicano.
Su familia en India le envía recursos económicos para sobrevivir y él espera a que junten más dinero para poder continuar su viaje. “Ha habido mal tiempo, por eso no me han enviado para seguir avanzando para el norte”, explicó.
Al preguntarle si ha buscado empleo en México, respondió que no. Sin embargo, reconoció que tiene demasiado tiempo libre, que pasa recorriendo las calles o yendo a bares a tomar una cerveza, lo que podría volverlo carne de cañón para el crimen organizado.
En la Evaluación anual de amenazas 2025 de las agencias de inteligencia estadounidenses, presentada en marzo pasado, se destaca que las organizaciones delictivas a menudo se aprovechan de la vulnerabilidad de los migrantes para cometer secuestros, trabajos forzados y tráfico sexual. “Por ejemplo, algunas víctimas son obligadas a pagarle a los traficantes (‘coyotes’) a través de servidumbre por deudas una vez que llegan a EU”, establece el informe.
A diferencia de Falú, Lavapreet no busca obtener la condición de refugiado en México. “Viajo solo. He hecho amigos en el hostal y con ellos convivo y salgo. Espero pronto poder continuar mi viaje hacia Estados Unidos”, concluyó.
