Se reconfigura mapa criminal en Tabasco: expertos

Se fragmenta La Barredora y advierten disputa de plaza

Detenciones recientes incluyen a mandos medios y operadores clave; el grupo es objetivo prioritario por sus vínculos entre su cúpula y exfuncionarios de seguridad pública, dice especialista

Imagen de la detención de “El Pinto”, segundo al mando de La Barredora
Imagen de la detención de “El Pinto”, segundo al mando de La Barredora Foto: Especial.

En menos de dos meses, una seguidilla de operativos federales y estatales ha puesto ante la justicia a una parte de la estructura operativa de La Barredora, un grupo criminal que en pocos años pasó de ser una célula local a una red con presencia en al menos cuatro estados.

Las detenciones recientes, que incluyen a mandos medios y operadores clave, muestran un debilitamiento sostenido que, según especialistas en seguridad consultados por La Razón, no necesariamente significa el fin de su actividad delictiva, sino el inicio de una reconfiguración en el mapa criminal de Tabasco y de entidades vecinas.

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David Saucedo, consultor en seguridad pública, explicó que la organización atraviesa un proceso de desgaste que comenzó hace al menos año y medio, pero que en las últimas semanas se ha acelerado con golpes quirúrgicos a su estructura.

“Se está debilitando. Esto no implica que haya una reducción de la actividad criminal; por el contrario, otros grupos pueden aprovechar que la persecución se ha focalizado en La Barredora para reposicionarse”, advirtió. Entre esos grupos criminales mencionó al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que en el pasado mantuvo alianzas con el grupo, y a organizaciones locales como el Grupo de Gente Nueva.

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El 20 de enero fue capturado en Puebla Carlos Tomás “N”, alias El Lic, señalado como el principal líder tras la caída de su fundador, Hernán Bermúdez Requena, El Abuelo, quien continúa prófugo en otro país del que aún no se tiene confirmación.

Le siguieron arrestos de otros miembros de la organización criminal ubicados en distintos puntos del país: el 20 de junio, seis presuntos integrantes vinculados al homicidio de un empresario en Tabasco; el 18 de julio, cinco más en Puebla por su posible participación en explosiones en Coronango; y el 24 de julio, la detención en Jalisco de Ulises Pinto Madera, El 88, segundo al mando y uno de los principales generadores de violencia en la entidad.

El especialista en seguridad señaló que las capturas de jefes de plaza y células armadas desarticulan las redes de narcomenudeo y halconeo, debilitando la operación en las calles: “Sin el grupo armado, la estructura de cobro de piso y venta de droga queda desprotegida y rápidamente puede migrar y adherirse a otro grupo criminal”, afirmó. A este fenómeno se sumó el retiro de apoyos políticos, empresariales y policiales que en el pasado ofrecían protección, lo que está provocando, a su juicio, “una caída como casi de naipes”.

Para Javier Oliva, Investigador en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS-UNAM) y especialista en seguridad pública, las detenciones reflejan que el grupo se ha convertido en objetivo prioritario desde que se revelaron vínculos entre su cúpula y exfuncionarios de seguridad pública.

“La propensión es que, como tal, desaparezca, aunque algunas de sus partes puedan incorporarse a otras estructuras criminales; la historia de los cárteles en México demuestra que la fragmentación es casi una norma”, explicó.

El 31 de julio cayó en Tabasco Ángel Javier “N”, El Caiser, considerado pieza relevante en la organización, y el 1 de agosto, seis presuntos miembros fueron asegurados en Puebla con armas largas, droga y chalecos con las leyendas “Operativo Barredora” y “CJNG”. Días después, el 6 de agosto, en Villahermosa, fue arrestado Arturo Gómez Marín, El Vampiro, identificado como tercero en la jerarquía del grupo y vinculado a extorsión y cobro de piso.

Aunque El Abuelo sigue libre, Oliva descartó que conserve control operativo: “No forma parte de la estructura de toma de decisiones. Está sistemáticamente perseguido y su prioridad es huir”, apuntó.

La relevancia de su eventual captura, coincidieron ambos especialistas, radicaría en completar el golpe a la imagen del grupo y en la posibilidad de obtener información sobre su red de protección.

El debilitamiento de La Barredora, sin embargo, no se traduce en un escenario de menor violencia. Saucedo prevé un “fenómeno caníbal”, en el que organizaciones rivales buscarán apoderarse de sus territorios y puntos de venta, mientras que Oliva advirtió que la absorción de remanentes por otros cárteles podría diversificar las actividades delictivas en la región.

La historia del grupo, que surgió como La Hermandad o Cártel Policiaco bajo el liderazgo de Bermúdez Requena, está marcada por la infiltración institucional y alianzas temporales con el CJNG.

Su estructura combinó exfuncionarios, operadores logísticos y enlaces financieros con mandos territoriales, extendiendo su influencia desde Tabasco hacia Puebla, Veracruz y Chiapas. Hoy, la ofensiva en su contra apunta no sólo a sus brazos armados, sino también a la red política y empresarial que le dio cobertura.

“Después de capturar a la estructura criminal, lo que sigue es ir por el anillo de protección político, policial y empresarial que le daba respaldo”, planteó Saucedo.

Los especialistas coinciden en que el el verdadero indicador de si La Barredora está ante su final o si, como tantas veces ha ocurrido en la historia del crimen organizado en México, su caída es sólo la antesala de una nueva mutación; es derribar las estructuras de impunidad.

La voz de expertos
La voz de expertos ı Foto: Imagen: La Razón de México