La tarde de este 26 de septiembre, el corazón de madres, padres y más de 4 mil capitalinos volvió a desbordarse en consignas y gritos que resonaron en memoria de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en Iguala, Guerrero, hace ya once años.
Bajo una lluvia persistente que acompaña desde hace años la esperanza de los 43 jóvenes regresen con vida estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” y otras normales rurales, facultades de la UNAM y sociedad civil se congregaron en el Ángel de la Independencia para caminar rumbo al Zócalo capitalino.

La cita fue a las 16:00 horas y los contingentes partieron 43 minutos después, entre paraguas y plásticos improvisados, sin que la lluvia menguará su paso. El ambiente, cargado de coraje y dolor, se acompaño de tambores, consignas y carteles que evocaban el clamor por justicia: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Marcha Ayotzinapa 2025: Encapuchados realizan destrozos y saquean tienda | VIDEOS
Los padres y madres de los 43 encabezaron la marcha. Algunos con la imagen bordada de su hijo colgada del cuello; otros con una playera estampada con la fotografía de quien perdieron hace 11 años y aún, comentaron, esperan en casa.
Isidoro Vicario, representante de los padres de los normalistas, subrayó que una de las principales exigencias sigue siendo profundizar en la línea de investigación vinculada a la telefonía celular.
Recordó que “los padres desde el año 2014 pidieron que se iniciara y que se profundizará esa línea, porque gracias al trabajo del GIEI se tiene información de que algunos dispositivos de los 43 jóvenes estuvieron activos después de la noche del 26”.
De acuerdo con Vicario, la disposición mostrada por la Presidenta Claudia Sheinbaum en su primer encuentro con los familiares es un factor que genera expectativa.
“El compromiso fue que no se cerrará el caso Ayotzinapa, que ningún expediente se cerrará y que se mantendrán las líneas de investigación. Eso es lo que esperan los padres: que de las líneas que ya existen se avance, para que podamos tener por lo menos algún indicio o información relevante respecto al paradero de los 43 estudiantes”.
El abogado recordó cómo, en sexenios anteriores, las investigaciones se vieron frenadas. “En la administración de Enrique Peña Nieto nos quisieron vender la llamada verdad histórica, pero gracias al trabajo del Grupo de Expertos y del equipo argentino eso se pudo desmentir. Durante el gobierno de López Obrador se avanzó con Alejandro Encinas y Omar Gómez Trejo, pero cuando llegó el tema del Ejército ya no se pudo avanzar. Hoy con esta administración los padres insisten en que esas líneas se mantengan y se profundicen”.
Vicario destacó que el punto de mayor tensión sigue siendo el acceso a los archivos militares.

“Se ha promovido un amparo contra el Ejército por el tema de los archivos, porque ahí hay muchos datos relevantes. Lo lamentable es que no ha podido caminar como quisieran los padres, y por eso en las mesas con la Presidenta se insiste en que esa información se entregue. Son once años de lucha, lo vemos complicado, ha sido difícil, pero los padres no van a quitar el dedo del renglón”.
El trayecto por Paseo de la Reforma estuvo marcado por los primeros actos de protesta gráfica. Un grupo de encapuchados comenzó a realizar pintas sobre mobiliario urbano y muros. Con aerosol negro, sobre un poste quedó marcada la leyenda “+43”
Mientras la marcha avanzaba, poco antes de las 17:35 horas, se registró un momento de tensión. Policías capitalinos interceptaron a un grupo de jóvenes para retirarles cohetes y posible pólvora, lo que generó empujones y gritos. Manifestantes acusaban a los uniformados de intentar despojar a un joven de su bicicleta.
Frente al Antimonumento +43, colocado sobre Paseo de la Reforma, a metros de hacer esquina con Juárez, los padres y madres realizaron un conteo del uno al 43.
Minutos después, hacia las 17:54 horas, integrantes del denominado Bloque Negro comenzaron a protagonizar destrozos. Algunos lanzaron petardos al interior de las vallas de algunos edificios de Paseo de la Reforma, y otros tantos lanzaron piedras hacia policías acompañaron el trayecto rumbo al Centro Histórico.
Pese a ello, la marcha siguió avanzando, y a las 18:15 horas la vanguardia llegó al Zócalo capitalino, donde una multitud ya esperaba para cerrar con un mitin.
Mientras la noche caía, sobre avenida 5 de Mayo, los destrozos volvieron a registrarse. El bloque negro rompió las tablarocas que cubrían las puertas de los comercios y con polines de madera, arremetieron contra las cortinas metálicas intentando abrirlas pero sin tener éxito.
Una vez llegados al Zócalo, alrededor de las 18:39 horas, volvieron a registrarse incidentes: encapuchados lanzaron petardos y objetos incendiarios contra policías que resguardaban edificios cercanos. Los estallidos rompieron el ambiente de consignas y obligaron a que algunos asistentes se replegaran.
A pesar de los enfrentamientos aislados, la manifestación mantuvo como eje la exigencia de verdad y justicia. Padres de los 43, acompañados por organizaciones civiles, remarcaron que once años después no existen avances sustanciales en las investigaciones, y que persisten las dudas sobre el paradero de sus hijos. “No nos cansaremos de buscarlos”, repitieron frente a Palacio Nacional, donde se mezclaron voces jóvenes con las de quienes desde 2014 han cargado con el dolor.
La jornada cerró con el coro de los estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, quienes retomaron las consignas históricas: “¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.
En otra zona del Zócalo, entre 5 de febrero y 16 de septiembre se registró un enfrentamiento entre el bloque negro y policías del cuerpo antimotines a quienes les arrojaron bombas molotov, incendiarias y cohetones que sus escudos lograron frenar.
Justo a un lado, otro grupo del bloque rompió las cámaras de una tienda de conveniencia y la cual, en menos de 10 minutos lograron ingresar y saquearla, lanzando papas, refrescos y aguas a los curiosos que pasaron por la zona. En tanto, juventudes gritaron: “¡Esa banda, sí me representanta!”.
De acuerdo con la Secretaría de Gobernación de la Ciudad de México, la marcha culminó con saldo blanco y un registro de más de 130 encapuchados. Además de un despliegue de 700 policías capitalinos.
Así, once años después, el eco de aquella noche en Iguala sigue resonando en el país, y la herida de los 43 estudiantes permanece abierta.
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MSL

