En medio de las sierras con pastizales amarillentos y vegetación quebradiza al norte de Tlaxcala, con localidades medianamente alejadas entre sí y en las que la movilidad de sus habitantes por las calles no es un pasaje común, ese lugar es el origen de lo que autoridades federales ya definen como una “tragedia bastante apocalíptica”: la contaminación del río Atoyac, uno de los tres ríos más afectados por esta problemática ambiental, pero que debido a su gravedad también representa un riesgo agroalimentario y a la salud.
El punto cero de este problema, agravado en los últimos años, se encuentra en el municipio de Tlaxco, donde, a decir de las propias autoridades, la falta de intervención gubernamental para la regulación del sistema de drenaje y la actividad productiva de su población llevó a que allí se diera uno de los afluentes contaminantes que llegan hasta el río de Zahuapan, el cual es uno de los principales ‘tributarios’ del Atoyac, que es en donde terminan los residuos.
- El Dato: De acuerdo con la Conagua, en 2024 el río Atoyac fue el más contaminado; el siguen el río Tula y sus afluentes, el río Amarillo, Acuíferos, Península de Yucatán y el río Apatlaco.

En un recorrido realizado por La Razón en uno de los afluentes en la localidad de Acopinalco, se observó no sólo el caudal espumoso y maloliente que corre por un riachuelo rodeado por casas que llevan asentadas más de dos décadas, sino también decenas de restos de zapatos, llantas, bolsas de productos y hasta un televisor que entre su superficie han pasado a atorarse restos de otro tipo de residuos que arrastra la corriente.

‘Tenemos pueblo extraordinario y trabajador’, exclama Claudia Sheinbaum en el Sorteo Final del Mundial 2026
El diagnóstico, hasta ahora, es de dos mil 850 descargas contaminantes a este embalse, que a la vez también resulta perjudicado por mil 332 tiraderos de basura y cascajo, mil 223 invasiones de zona federal, 37 fosas sépticas, que en suma representan el reto a enfrentar para la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y demás organismos involucrados en la tarea sexenal de sanear este río, así como el Lerma-Santiago y el río Tula, como se comprometió la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a inicios de su sexenio.
Hasta ahora se lleva apenas cinco por ciento de avance, con obras como la construcción de tres plantas de tratamiento de aguas residuales, cuatro colectores, un humedal y otras obras para frenar el avance del agua contaminada desde este punto cero y que, tan sólo en el estado de Tlaxcala, requerirán una inversión de 298 millones de pesos, aunque el monto global, considerando lo que aún falta por atender, superará los 400 millones.

Isauro Martínez, comisionado para la Restauración del río Atoyac, expuso que la situación es grave debido a que, además del hedor que se desprende de las corrientes contaminadas, esta agua también termina en los riegos de los cultivos que la población trabaja en la región.
“Hay mucha literatura sobre el río, pero conforme se va actualizando, conforme van pasando los años, la situación cambia y se hace más compleja. Lo que vemos en realidad es una tragedia, una tragedia bastante apocalíptica que vive el río… Lamentablemente, el olor es penetrante, las enfermedades alrededor del río en la población son un problema serio”, declaró.
El “desafío” es frenar la descarga de residuos que llegan hasta el Atoyac, provenientes desde más de 120 afluentes.
Por ahora, la Conagua arrancó desde octubre las obras para comenzar con la atención a este problema desde su punto de partida, en Tlaxco, donde por más de 30 años no se ha invertido en la infraestructura de drenaje y saneamiento que requiere y que ha llegado a que sus desechos, no sólo habitacionales, sino también de la actividad quesera en la que se concentra su población, terminen en el agua.
Para esto, la comisión ya inició con la construcción de tres plantas de tratamiento de agua residual en Tlaxco, Acopinalco y Tecomalucan, así como un humedal y una línea morada, que permita llevar a través de 10 kilómetros de tubería agua más limpia a los cultivos, obras con las que se prevé beneficiar a 39 mil 384 personas.
Al ahondar en la “línea morada”, explicó que actualmente estas reciben agua “altamente contaminada de los ríos”, los cuales no sólo reciben residuos provenientes de hogares, sino también de las industrias, que utilizan componentes altamente tóxicos y que son los que terminan por llegar a los cultivos de alimentos que se comercializan en distintas partes del país.
Pedro Albornoz, director local de Conagua en Tlaxcala, explicó que este esquema permitirá garantizar agua a los ejidatarios, principalmente en tiempos de escasez, la cual se llega a padecer incluso en temporada de lluvias, y así no se pierdan las cosechas.
Además, se trabaja en la construcción de cuatro colectores en Tlaxco, Atotonilco, Atlangatepec y Acopinalco, cuyas estructuras permitirán la captación del agua proveniente de 364 descargas.
El comisionado Isauro Martínez explicó que en la construcción de las plantas se ha recurrido a tecnología avanzada que permitirá su operación por medio de un software, así como equipos sofisticados que a la vez ayudarán a reducir la carga financiera.

Hasta ahora, lo único que ya se concluyó al 100 por ciento es el diagnóstico, mientras el avance global para sanear el Atoyac se encuentra al cinco por ciento, pero se buscará avanzar de manera acelerada para el próximo año. Además, enfatizó en la búsqueda de acuerdos para hacer que los gobiernos locales asuman responsabilidad en las tareas.
“No nos va a suceder lo mismo que en el pasado. Vamos a generar un convenio con los gobiernos de los estados para que, a través de un convenio, un gran acuerdo, un marco jurídico, un andamiaje institucional y normativo, nos permita hacerles la entrega oficial a ellos y ellos adquieran el compromiso del seguimiento de cada una de las infraestructuras…
“Así lo pidió la Presidenta porque es un modelo exitoso. Es una planta innovadora, exitosa, y es una planta que no solamente el Gobierno Federal la pone como la punta de lanza, sino que es observada por los demás organismos operadores de agua potable, drenaje y saneamiento del país”, destacó.
Corte rechaza limitación ambiental
Por Tania Gómez
LA SUPREMA Corte de Justicia de la Nación (SCJN) cerró la puerta a un proyecto que dificultaría la defensa del medio ambiente por organizaciones civiles.
Con siete votos en contra y dos a favor, se determinó que no existe contradicción de criterios entre tribunales sobre el tema, evitando así sentar un precedente que exigiría requisitos más estrictos a colectivos como Greenpeace para promover amparos ambientales.
El proyecto de la ministra Yasmín Esquivel impulsaba establecer la obligación de asociaciones civiles a demostrar un daño concreto y diferenciado antes de poder defender el derecho a un medio ambiente sano con juicios de amparo.
Bajo su visión, no bastaría con que se incluyera en sus estatutos la protección ambiental para acreditar legitimidad jurídica, sino que debía probar una afectación real y específica, más allá del perjuicio general que sufriría cualquier ciudadano.
La controversia se originó cuando Greenpeace México detectó en 2021 posturas opuestas entre dos tribunales federales. Uno avaló que las personas morales pueden acreditar interés legítimo para impugnar violaciones ambientales, mientras otro lo rechazó categóricamente.
La propuesta se alineaba a la reciente reforma a la Ley de Amparo, que endureció los parámetros para demostrar interés legítimo.

