Vaya correctivo de cierre de año con el que la Presidenta Claudia Sheinbaum sorprendió a propios —o sea, a los legisladores de Morena en San Lázaro— y a extraños, después de que ayer anunciara su decisión de dejar sin efecto el impuesto de ocho por ciento que se aprobó —y esto lo dejó bien claro, sin su consentimiento— a los videojuegos con contenido violento. La mandataria no dejó pasar el hecho de que aun cuando ella misma solicitó que se eliminara ese apartado del Paquete Económico 2026, las y los diputados del oficialismo se aferraron a incluirlo. Sheinbaum explicó que simplemente es imposible crear un criterio objetivo que indique cuál videojuego es violento y cuál no lo es y que, si la idea es, más que recaudar, promover la paz entre la juventud, es mejor plantear otro tipo de estrategia. Nos dicen que la decisión presidencial generó un reconocimiento desde el oficialismo, pero sí dejó inquietos a los diputados guindas, quienes plantearon que, entonces, tendrá que haber un trámite legislativo que reforme lo ya reformado.