Cuatro familias destrozadas por la pandemia

Benito, José, David y Mario, 4 de los 50,000 huecos familiares que dejó el Covid

Narran los suyos lo que los hacía felices; también la angustia cuando ellos enfermaron y el dolor de que sean parte de la estadística mortal

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COVIDFoto: Cuartoscuro
Por:
  • Antonio López

Con múltiples oficios desde San Luis Potosí, Benito Sagaón salió de la entidad para probar suerte en la Ciudad de México cuando tenía 20 años. Aquí conoció a su esposa, Justina Mendoza Cruz, con quien se casó y tuvo tres hijos.

“Era muy jovial y le gustaba mucho el futbol, le iba al América, pero lo que más le gustaba era hablar de extraterrestres y ver videos de Ovnis, pues él creía que había más vida en el universo. Se pasaba horas viendo videos en YouTube y hablando del tema”, cuenta su hija, Jessica.

Benito tenía 62 años y era jubilado. A mediados de julio, su esposa se preocupó porque presentaba molestias por una tos incesante. Cuando se agravó, trató de mejorarlo con nebulizaciones; sin embargo, tuvieron que llevarlo a la Clínica Nápoles, donde estuvo cinco días hospitalizado; luego, lo bajaron a terapia intensiva y mejoró. El 21 de julio, pidió su alta médica y horas después falleció.

Las autoridades les pidieron cremarlo sin funeral, lo que fue difícil porque su esposa e hija ya estaban contagiadas. “Fue muy triste porque ni siquiera me pude despedir, lo extrañamos mucho. Sus pulmones se hicieron chiquitos porque conservamos sus rayos X. Esta enfermedad es muy agresiva y ahora no sabemos si las cenizas que tenemos son de mi papá o de otra persona, pero confiamos en que así sea”, dice Jessica con tristeza.

Esta enfermedad es muy agresiva y ahora no sabemos si las cenizas que tenemos son de mi papá o de otra persona, pero confiamos en que así sea

Jessica Sagaón, Hija de Benito, víctima de Covid-19

Fan de los Tiburones Rojos del Veracruz y de excelente humor, José Guadalupe Cruz, de 72 años, siempre recibía a sus invitados con una cuba tomaras o no, ya que la filosofía era: “Si no viniste a tomar a este mundo, para que viniste”.

Oriundo de Xalapa, llegó a la Ciudad de México a los 12 años, siguiendo a sus abuelos ferrocarrileros. Aquí conoció a su esposa, con quien tuvo cinco hijos. El 17 de julio, perdió la batalla ante las complicaciones que le generó el Covid-19, debido a que era diabético e hipertenso.

“Estuvo una semana en el hospital y ya no logró resistir; empezó con una tos que se le complicó por la diabetes y logramos enterrarlo; las autoridades querían que lo cremaramos”, dijo su hija Claudia.

Viajero incansable, trabajador, sencillo, y amoroso, así es como Ana María describe a su padre, David Pérez Hernández, un hombre que recorrió el mundo como fisioterapeuta del Comité Olímpico Mexicano, y que con sus cuidados coadyuvó a que marchistas como Daniel Bautista y Ernesto Canto ganaran el oro en las olimpiadas de 1976 y 1984.

Maratonista por afición, y apasionado del deporte, El Profe, como le decían, perdió su última carrera contra el Covid-19, el virus silencioso que le ha arrebatado la vida a más de 50 mil mexicanos.

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“Desde que era niño le gustaba correr, nos contaba que cuando lo mandaban por el mandado salía volando, y su mamá lo regañaba pero él decía que le gustaba correr”, contó Ana María a La Razón.

El 4 de junio, David contrajo el virus contra el que luchó 26 días. Su hija, enfermera de profesión, hizo lo imposible para ayudarlo; sin embargo, su estado físico ya estaba mermado tras haber sido diagnosticado con Alzheimer en 2017 y haber sufrido una embolia este año: “Me volteó a ver, se veía contento, me dijo “hija, ya me voy a ir, ya hablé con Dios, ya saldamos cuentas, ya me perdonó y me dijo que ya me voy”.

Bailar y cantar siempre fue el hobbie de Mario Flores Pimentel, médico de 67 años, quien dedicó su vida a ayudar a la gente a través de su profesión. Sin embargo, el 24 de julio falleció como quería, en su casa de Puebla, Puebla, tras 15 días de que le iniciaron síntomas como tos, temperatura y diarrea.

“Él siempre era alegre, entregado a su vocación; siempre a donde iba a vivir ponía un consultorio y le iba bien”, recuerda Mariana Flores, su sobrina.

  • El dato: América Latina y el Caribe es la región del mundo con más fallecidos por Covid-19, al sumar 213 mil y superar así el número de muertos registrados en Europa, según AFP

Con información de Jorge Butrón