Causan destrozos durante la marcha

Resisten a embozadas las vallas del Palacio

Encapuchadas realizaron pintas en las cercas metálicas del inmueble que alberga al Presidente; algunas sufrieron lesiones al caer sobre ellas una estructura que derribaron

Encapuchadas con mazos tratan de derribar el cerco que rodea a Palacio Nacional, ayer.
Encapuchadas con mazos tratan de derribar el cerco que rodea a Palacio Nacional, ayer.Foto: Eduardo Cabrera, La Razón
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Frente a un Palacio Nacional totalmente blindado, manifestantes y policías sostuvieron una confrontación ríspida, aunque indirecta, durante casi cinco horas, en la protesta del 8M en la Ciudad de México.

Las participantes en la marcha se toparon con una muralla de metal que les impidió acercarse a la residencia oficial y tener contacto físico con la valla de policías que resguardaban el sitio.

La Plaza de la Constitución se convirtió en el punto de confluencia de 75 mil mujeres que pedían un alto a la violencia machista y, al mismo tiempo, fue el epicentro de confrontación en la protesta.

Varios contingentes salieron del Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución, y en su camino algunas de sus integrantes realizaron pintas en las vallas metálicas y madera que protegían las decenas de establecimientos y monumentos. Sin embargo, a su paso evitaron el choque cuerpo a cuerpo con la policía.

“Vivas nos queremos”, “aborto legal” y “8M” fueron algunas de las pintas que plasmaron en la ruta.

Al llegar al Zócalo capitalino, al grito de “¡no se va a caer, los vamos a tirar!”, las manifestantes que iban encapuchadas, agrupadas en el bloque negro, corrieron hacia las vallas que resguardaban la Catedral y el Palacio Nacional para derribarlas.

Tomaron cualquier cosa a su alcance para forzar las barreras: martillos, fuego con aerosoles, y hasta patadas y golpes con el puño. En el recuento final, el Gobierno capitalino informó que recogió 293 objetos, entre ellos 53 martillos, nueve tubos, 12 cinceles y 140 bengalas.

Detrás de las vallas había un fuerte resguardo de los tres mil elementos policiacos capitalinos que se desplegaron para la marcha. La escena de choque se repitió decenas de veces en diferentes puntos de los alrededores del Zócalo, pero los muros no cedieron.

Una de las manifestantes encapuchadas intentó trepar la valla, con ayuda de una de sus compañeras, quien sostenía sus pies mientras la impulsaba para escalar. Tras lograr poner su mano al tope de la barda, se soltó luego de ser rociada con los extintores que portaban los vigilantes.

La policía respondía con esos rociadores, una y otra vez, a todos los intentos por penetrar el muro que protegía Palacio Nacional. La Plaza de la Constitución se llenaba de una neblina que el viento se tardaba unos minutos en dispersar.

Humo verde, naranja y gris invadía la escena de la protesta al centro del Zócalo.

Cuando el conflicto escalaba, el gas se intensificaba, obligando a las manifestantes a correr por los síntomas que éste ocasionaba.

Hacia el centro del Zócalo se observaba a algunas mujeres con los ojos rojos, irritados. Se rociaban agua en el rostro, buscando un alivio para los efectos del polvo químico que recibieron. Tras recomponerse, volvían a los muros.

Del otro lado de las vallas, la policía evitó el enfrentamiento directo; entre las rendijas asomaban el tubo del extintor, sin acercarse demasiado para evitar el fuego y martillazos que amenazaban.

Para evitar el gas, las mujeres buscaron lonas, carteles o cualquier cosa que les pudiera ayudar a tapar los orificios por donde las alcanzaban los extintores, lo que les daba tiempo para intentar descifrar nuevamente el blindaje de Palacio Nacional.

Al atardecer, y tras varias horas de un enfrentamiento constante, otro grupo de manifestantes comenzó a derribar postes de luz y semáforos como un nuevo instrumento para deshacerse de las barreras.

Cayó el primer semáforo en la esquina con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego un poste de luz y continuaron, hasta derribar cuatro en la zona.

Entre 15 mujeres lograron alzar uno y lo condujeron hasta la valla de Palacio Nacional. Comenzaron a golpear en un último intento por derribar el muro, pero fue en vano.

“La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, gritaban a las uniformadas, cuando se retiraban de la marcha, a las 21:00 horas.

El saldo reportado por las autoridades capitalinas fue de 40 personas atendidas por el ERUM, de las cuales ocho fueron trasladadas a hospitales: seis policías y dos civiles.

Entre las manifestantes lesionadas están integrantes del bloque negro que tiraron una estructura de cristal en el Metro Hidalgo y les cayó encima, así como una agente con herida de picahielo en el pómulo derecho.

Lejos de la confrontación en Palacio Nacional, un grupo de policías se sumó a las consignas a la altura del Eje Central.

“¡Policía, consciente, se une al contingente!”, gritaron las oficiales, con el puño en alto, a su paso por Bellas Artes. Y las manifestantes civiles celebraron su acción con aplausos.

Las violentas también derribaron una estructura del metro Hidalgo, sin embargo, ésta al caer lesionó a dos de las manifestantes.