Especial
Un niño kamikaze de 12 años, vestido con uniforme escolar, provocó la muerte de al menos 31 soldados y dejó heridos a otros 35 al hacer estallar la carga explosiva que llevaba bajo su chaleco en un centro de reclutamiento del ejército en la ciudad de Mardán, al noroeste de Pakistán, en el que se realizaba un desfile.
“La explosión tuvo lugar dentro de una zona militar, donde hubo un desfile en el momento del estallido”, dijo Abdullah Khan, un alto funcionario policial de la ciudad paquistaní.
El ataque de ayer, décimo en dos semanas en Pakistán, es en respuesta a la serie de ofensivas, comandadas por el ejército, en contra de la organización Al Qaeda, movimiento talibán que se atribuyó la responsabilidad de la explosión.
Yusuf Raza Gilani, primer ministro de Pakistán, condenó el ataque. “Estos ataques cobardes no pueden afectar a la moral de los organismos de seguridad y la determinación para erradicar el terrorismo”, dijo en un comunicado.
Mientras que Azam Tariq, portavoz del Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP) advirtió: “Seguiremos realizando este tipo de ataques contra quienes protegen a los norteamericanos, mientras no cesen sus movimientos”.

