En Hong Kong
Corea del Norte contaba ayer con la ocasión perfecta para dar un golpe sobre la mesa ante la atenta mirada de la comunidad internacional y, sin embargo, fracasó.
El domingo, el país comunista volvió a desafiar a la Administración Trump con el lanzamiento de un misil, aunque éste “estalló casi de inmediato”. Este fallo restó valor a la muestra del poderío bélico realizado el día anterior, en la que la nación asiática exhibió al mundo su artillería pesada entre la que se incluyó lo que los expertos consideraron un posible misil intercontinental.
Tras el disparo, la inteligencia de Estados Unidos explicó que no se trataba del tan temido misil balístico intercontinental (ICBM) con capacidad para alcanzar territorio americano, sino probablemente de un proyectil de medio alcance.
El presidente norteamericano sopesó su reacción y lo hizo con la mano tendida a China y escribió en Twitter, “está trabajando con nosotros” en una respuesta a Pyongyang.
A través de la red social Trump también dejó ver su cambio de actitud hacia el gigante asiático.
“¿Por qué llamaría yo a China manipulador de moneda cuando están trabajando con nosotros en el problema norcoreano? ¡Veremos lo que pasa!”, escribió el republicano.
Según la inteligencia americana, el cohete fue lanzado desde la región de Sinpo de la misma base naval de la que se tiró el pasado 5 de abril otro proyectil que voló durante 60 kilómetros antes de quedar fuera de control. Kim Jong-un hizo coincidir el lanzamiento del misil con la llegada a Seúl del vicepresidente americano, Mike Pence, que comenzó ayer una visita por Asia que durará diez días.
Precisamente, su presencia en la capital surcoreana servía para mostrar el compromiso estadounidense con su aliado ante la creciente escalada de tensión que se vive en la península de Corea, un apoyo al que Kim quiso plantar cara.
“La provocación de esta mañana es sólo el último recordatorio de los riesgos a los que cada uno de vosotros se enfrenta cada día en la defensa de la libertad del pueblo de Corea del Sur y la defensa de América en esta parte del mundo”, declaró Pence en una cena de Pascua en la base militar de Yongsan, en Seúl.
En la misma línea se pronunció el jefe del Consejo Nacional de Seguridad, el general McMaster de viaje en Afganistán que aseguró que Estado Unidos está estudiando una “gama de opciones” contra Corea del Norte.
Anteriormente un asesor de la Casa Blanca avanzó que EU estaba preparado para interceptar el misil norcoreano.
Mientras Pence trataba de llevar a cabo su cometido en el país asegurando que bajo el liderazgo de Trump la determinación de Estados Unidos y su alianza histórica con Corea del Sur “nunca ha sido más fuerte”, el vicepresidente afirmó que en esta ocasión su país no iba a responder, pese a contar con “una amplia gama de opciones —tanto militares como diplomáticas y otras— a disposición del presidente si elige utilizarlas”.
No obstante, Corea del Sur, que califi có el lanzamiento como una ”amenaza para el mundo entero”, advirtió que respondería a cualquier provocación adicional ya fuera una prueba nuclear o el lanzamiento de un ICBM.
“La exhibición de toda una variedad de misiles que realizaron ayer y el hecho de que hoy intentaran disparar un misil es una muestra de fuerza que supone una amenaza para todo el mundo”, informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur en un comunicado.
El intento de lanzamiento se produce en un momento de creciente tensión con Estados Unidos, ya que este país ha enviado hacia la península coreana al portaaviones Carl Vinson con toda su flotilla, con el fin de disuadir a los norocoreanos de realizar provocaciones similares a la de ayer.
Una decisión respaldada por la información recogida por la página especializada 38 North, que advertió la semanapasada de que Pyongyang está “dispuesta y preparada” para un nuevo ensayo atómico, tras haber detectado en imágenes vía satélitemovimientos sospechosos en Punggye-ri, lugar desde donde se efectuaron las pruebas anteriores.
A lo largo de hoy y mañana, Pence se reunirá con el presidente en funciones y primer ministro de Corea del Sur, Hwang Kyo-ahn, para discutir la cooperación entre ambas naciones y presionar a Pyongyang para que cambie su rumbo hacia la desnuclearización a través de las sanciones y la diplomacia.

