En el sexto día consecutivo de protestas de varios sectores sociales en todo el país, el gobierno, que llamó a una Gran Conversación Nacional, y que modificó su plan de reformas fiscales, se quedó corto en la respuesta que esperaban sindicatos y grupos estudiantiles, que llamaron a otro paro nacional este miércoles, después de que un adolescente murió herido por un bote de gas lacrimógeno lanzado por las Fuerzas de Seguridad, que intentaron disuadir las marchas en la capital, Bogotá.
Las protestas, en gran parte pacíficas, han atraído a miles de manifestantes para rechazar las reformas económicas, la violencia policial y la corrupción.
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El Comité Nacional de Huelga informó que exigiría “una negociación permanente” con el presidente Iván Duque, pero las conversaciones duraron apenas dos horas, ya que los inconformes rechazaron la idea de incluir a empresarios.
El comité apuesta por tumbar la reforma fiscal que incluye un recorte de aranceles para las grandes corporaciones. Poco después de la reunión, Duque comunicó que la propuesta será modificada. Los manifestantes también destacaron falta de acción del gobierno para detener el asesinato de cientos de activistas de derechos humanos y pidieron al mandatario que cumpla con el acuerdo de paz de 2016 con las guerrillas.
Las conversaciones parecían la vía más prometedora para poner fin a una semana de manifestaciones diarias que unió en las calles a estudiantes, trabajadores y otros colombianos insatisfechos. Ante la ausencia de una solución rápida, los organizadores dijeron que intensificarán sus protestas.
“El gobierno no dio respuesta a los puntos que presentamos”, dijo el líder estudiantil José Cárdenas. “Los motivos del paro se mantienen”.
La nueva huelga sucederá casi una semana después de que 250 mil colombianos marcharon en una de las movilizaciones más grandes del país en la historia reciente. Desde entonces, ha habido manifestaciones pequeñas, en las que se registraron tres fallecimientos, incluido el de Dilan Cruz, de 18 años, cuyo caso detonó la indignación sobre las tácticas de dispersión de multitudes de la policía antidisturbios.
Cruz, quien resultó herido el sábado, se ha convertido en un símbolo para muchos jóvenes manifestantes.
El Dato: El derechista mandatario colombiano autorizó a los gobiernos locales aplicar toques de queda para prevenir destrozos a la infraestructura pública, durante el paro nacional del lunes.
Bolsonaro, dispuesto a prevenir con mano dura
¿Puede Brasil ser el próximo país alcanzado por la ola de protestas masivas y convulsión social y política que ha afectado a buena parte de Latinoamérica en el último tiempo?
La pregunta parece inquietar al gobierno de Jair Bolsonaro, que comenzó a mostrarse dispuesto a endurecer las medidas represivas, incluso adoptar métodos de la última dictadura militar para contener posibles desbordes.
El mandatario de ultraderecha admitió que un proyecto de ley oficial que exime de culpa a agentes de seguridad y militares que cometan algún exceso prohibido por ley durante operaciones especiales, podría ser aplicado para evitar movilizaciones ciudadanas.
“Protesta es una cosa. Vandalismo y terrorismo es otra completamente diferente. Si van a incendiar ómnibus y bancos, invadir ministerios, eso no es una protesta. Si el Congreso apoya lo que estamos pidiendo, esas protestas van a ser simplemente impedidas”, dijo.
El líder brasileño había sido consultado sobre si existe relación entre el proyecto del gobierno, llamado de “excluyente de ilicitud”, y algún intento por evitar en suelo brasileño manifestaciones similares a las que sacuden a vecinos como Chile y Bolivia.
