Se apaga una era

Así se elige al nuevo Papa tras la muerte del pontífice

Un complejo ritual que combina tradición milenaria, secretismo absoluto y símbolos sagrados guía la transición del liderazgo en el Vaticano; 135 cardenales con derecho a voto decidirán al próximo jefe de la Iglesia católica

Elección de nuevo pontífice
Elección de nuevo pontífice Foto: Gráficos >Staff La Razón

Con la muerte de un Papa, la Iglesia católica entra en una fase delicada y cargada de simbolismo conocida como sede vacante, una pausa institucional en la que el liderazgo del Vaticano queda en manos del camarlengo, quien se encarga de certificar el fallecimiento, sellar el apartamento papal y asumir las funciones administrativas hasta la elección de un nuevo Pontífice.

Actualmente, este cargo recae en el cardenal Kevin Farrell, estadounidense de origen irlandés y prefecto del Dicasterio para los Laicos, quien también es el encargado de anunciar la muerte del Pontífice. En este periodo, la mayoría de los prefectos del Vaticano cesan en sus funciones, con excepciones claves como el maestro de ceremonias litúrgicas y el ministro de Asuntos Exteriores.

El proceso fúnebre comienza con la confirmación del deceso y el traslado del cuerpo a la Basílica de San Pedro, donde es velado públicamente. La misa funeral se realiza entre el cuarto y sexto día después del fallecimiento, seguida por el entierro, que desde noviembre de 2024, gracias a una reforma impulsada por Francisco, puede llevarse a cabo fuera del Vaticano. Él mismo ha dispuesto ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, ante el icono mariano de la Salus Populi Romani.

Tras los nueve días de luto oficial, los novendiali, los cardenales comienzan a llegar a Roma. La fecha del cónclave se fija entre 15 y 20 días después de declararse la sede vacante, aunque puede adelantarse. En 2025, 135 cardenales menores de 80 años están habilitados para votar; de ellos, 108 fueron nombrados por Francisco, perfilando la posibilidad de que su sucesor comparta una visión progresista y global.

  • El Dato: Cada cardenal va al frente de la capilla y dice: “Pongo como testigo a Cristo el Señor... de que mi voto se dirige a quien ante Dios creo que debe ser elegido”.

Aunque cualquier varón católico bautizado puede ser elegido Papa, desde 1378 sólo los cardenales han accedido al pontificado. Figuran entre los favoritos actuales el cardenal Pietro Parolin (Italia), veterano diplomático; Luis Tagle (Filipinas), encargado de las misiones vaticanas; y Matteo Zuppi (Italia), cercano al Papa Francisco. También resuenan nombres como el canadiense Marc Ouellet y el austríaco Christoph Schoenborn.

La elección se realiza en la Capilla Sixtina, donde los cardenales juran secreto perpetuo bajo amenaza de excomunión automática, reforzada por el Papa Benedicto XVI para evitar filtraciones. En cada votación, cada elector deposita su papeleta, que lleva la leyenda “Eligo in Summum Pontificem”, en un cáliz especial, jurando que ha votado conforme a su conciencia.

Si ningún candidato obtiene los dos tercios requeridos, las papeletas son perforadas con aguja e hilo, anudadas y quemadas junto con un cartucho químico que genera humo negro. Si hay elección, el humo será blanco, acompañado por el repique de campanas. Minutos después, desde la logia de San Pedro, se pronunciarán las palabras “Habemus Papam”, y el nuevo Pontífice aparecerá para dar su primera bendición.

Aunque el proceso está anclado en la tradición, su impacto es global. Más de 1,300 millones de católicos esperan el resultado de un ritual que, entre incienso,

historia y deliberación, renovará la guía espiritual de su fe.

próximo líder. Tras el luto en el Vaticano por la muerte del Papa Francisco, se dará el proceso para elegir a un nuevo Pontífice, un paso que Ana Luisa Trujillo, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, considera que depende de las corrientes políticas que están en pugna dentro del Vaticano.

Aunque la especialista incluye en la lista de posibles candidatos a los dos cardenales mexicanos, Carlos Aguiar Retes y José Francisco Robles Ortega, el creador del libro The Next Pope, Edward Pentin, corresponsal del National Catholic Register y colaborador habitual de EWTN (una red global de Televisión, Radio y Noticias Católicas), señaló, a un grupo reducido de medios internacionales, entre los cuales estuvo La Razón, que este tema se ha abordado incluso meses atrás, cuando el Papa fue empeorando en su salud.

Pentin expuso que un informe del Colegio Cardenalicio con algunos prospectos fue lanzado en diciembre de 2024 y presentaba una serie de cardenales y su posición sobre varias temáticas clave que enfrentan la Iglesia y la sociedad. El informe muestra a 22 cardenales papables, pero de éstos son 12 los que, dijo, se colocan con cierta ventaja de cara al próximo cónclave.

Entre los nombres más sonados está el de Matteo Maria Zuppi, nacido en Roma, Italia, el 11 de octubre de 1955, quien se presenta como un cardenal izquierdista de la Iglesia que, de ser elegido, se prevé que continuaría con el legado “progre” del Papa Francisco. El cardenal es licenciado en Literatura y Filosofía, e ingresó después en el seminario para acabar siendo ordenado sacerdote en 1981.

Robert Sarah, nacido el 15 de junio de 1945 en Ourous, Guinea, es hijo de padres convertidos al cristianismo y tuvo que trasladarse a Costa de Marfil para estudiar en el seminario.

Nacido el 21 de junio de 1965, Luis Antonio Gokim Tagle, nacido en Manila, Filipinas, proviene de familias adineradas y cambió su camino, que apuntaba a la medicina, para acabar en el seminario. Juan Pablo II lo nombró obispo de Imus y Benedicto XVI, arzobispo de Manila en 2011.

Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, nació en Polgahawela, Sri Lanka, el 15 de noviembre de 1947, en el seno de una familia de padres devotos y en un entorno de fuertes tradiciones católicas.

Nacido el 17 de junio de 1955, Pietro Parolin es actualmente el secretario de Estado del Vaticano. Hijo de padres trabajadores y católicos practicantes, sintió el “llamado” muy joven y con 14 años entró en el seminario de Vicenza.

Pierbattista Pizzaballa, nació en Cologno al Serio, Italia, el 21 de abril de 1965 y, según él mismo señaló en su ordenación, disfrutó de una infancia “sencilla, rural y feliz”.

Nacido en Budapest, Hungría, el 25 de junio de 1952, Péter Erdő es el mayor de seis hermanos de una familia de católicos devotos. Su ordenación como sacerdote tuvo lugar en 1975.

Willem Jacobus Eijk, nació en Duivendrecht, Países Bajos, el 22 de junio de 1953, y es hijo de padre protestante y madre católica. Estudió para ser médico, pero acabó dando el salto al seminario, para ser ordenado en 1985.

Nacido en Sorengo, Suiza, el 24 de septiembre de 1949, a Anders Arborelius el Papa Francisco lo definió como un hombre que es un modelo a seguir: “No tiene miedo a nada; habla con todos y no está en

contra de nadie”.

Charles Maung Bo, nació en Monhla el 29 de octubre de 1948, el año que Myanmar obtuvo su independencia, y se crió en una familia numerosa muy devota.

Nacido el 26 de diciembre de 1958, en Sidi Bel Abbès, Argelia, Jean-Marc Aveline es el arzobispo de Marsella, Francia y, supuestamente, el favorito del Papa Francisco para sucederlo.

Angelo Bagnasco, nació en Pontevico, 14 de enero de 1943 es un cardenal italiano. Fue arzobispo de Génova entre 2006 y 2020.

Los otros diez papables a quienes los expertos han considerado los “menos favoritos” son: Fridolin Ambongo Besungu, Stephen Brislin, Raymond Lee Burke, Fernando Filoni, Kurt Koch, Gerhard Ludwig Müller, Marc Ouellet, Mauro Piacenza, Daniel Fernando Sturla Berhouet y José Tolentino de Mendonça.

La académica Ana Luisa Trujillo consideró que los cardenales mexicanos “necesitarían de un impulso para ser declarados Papa”.

Desafíos actuales. Frente a la cultura de puertas abiertas que impulsó el Papa Francisco a los sectores que durante siglos fueron relegados de la comunidad católica, expertos consideran que el mayor reto de la Iglesia será dar continuidad a la transformación que inició el Pontífice y atender la polarización de la propia institución eclesial.

Felipe Gaytán Alcalá, investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, expuso a La Razón que, “una vez que se instale el nuevo Papa, va a ejercer el poder unipersonal y la discusión no va a provenir desde el interior de la Curia Romana, sino de las demandas de los laicos, que creen y pertenecen a la fe católica. El reto es contener y manejar la división entre quienes vieron una Iglesia de puertas abiertas con Francisco, a quienes prefieren regresar a lo tradicional”.

Al respecto, Filipe Domingues, director del Centro Laico y especialista en asuntos del Vaticano y su comunidad, señaló que en este momento el mayor reto de la Iglesia es “conservar a los sectores que Francisco ganó a través de sentir la calidez de un Papa acercado a las personas y a un grupo que, nunca se creyó, sería aceptado por la comunidad tradicional, la comunidad del arcoíris”.

Será enterrado donde nació su fe mariana

| Redacción

Fiel a su profunda devoción, el Papa pidió descansar para siempre en la Basílica de Santa María la Mayor, santuario que visitó tras cada viaje apostólico para rezar ante el icono bizantino de la “Salus Populi Romani”. El lugar ya está preparado, cumpliendo así la promesa que hizo a la Virgen María.

Su decisión representa un giro histórico frente a la tradición milenaria de enterrar a los Pontífices en la Basílica de San Pedro o en sus grutas. Con ello, Francisco sella con coherencia el mensaje que proclamó durante su pontificado: humildad, cercanía y despojo del poder.

El funeral será presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, actual decano del Colegio Cardenalicio, de 91 años. Si por razones de salud no pudiera asistir, el vicedecano, Leonardo Sandri, de 81 años, asumirá la ceremonia.

Los rituales, ajustados bajo su propio mandato el año pasado, eliminan elementos simbólicos de poder y privilegio. En lugar de los tres ataúdes tradicionales, se utilizará un féretro de madera con interior de zinc. Dentro se colocará una bolsa con monedas papales y el “rogito”, un documento que resume su papado, junto al escudo jesuita y la inscripción “Miserando atque eligendo”.

  • El Tip: Francisco reveló que estaba trabajando con el maestro de ceremonias litúrgicas del Vaticano, el arzobispo Diego Ravelli, para revisar todo el libro de ritos y simplificarlos.

El camarlengo, el cardenal estadounidense Kevin Farrell, es el encargado de certificar el fallecimiento, liderar los ritos en la capilla personal del Pontífice en Santa Marta, y encabezar la logística previa al entierro. Farrell, redactó la declaración oficial de defunción y presidirá el sellado del ataúd.

El cuerpo será expuesto en la Basílica de San Pedro. La procesión será sencilla. Ya no habrá féretro elevado, sólo el cirio pascual.

Con la sepultura, comienzan los novemdiales, nueve días de luto oficial que culminan con el inicio del cónclave. Francisco, que cambió las reglas para su funeral, deja a la Iglesia un legado de sencillez.

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