La Unión Europea aprobó un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, centrado en frenar la evasión del tope de precio impuesto al petróleo ruso. Este paquete 17, anunciado ayer, apunta directamente a la flota fantasma con la que Moscú ha burlado las restricciones desde 2022, cuando el G7 fijó un máximo de 60 dólares por barril para exportaciones rusas.
Las medidas incluyen sanciones a 183 petroleros adicionales, elevando a 324 el número total de embarcaciones sancionadas por transportar crudo ruso por encima del límite o sin cumplir con las regulaciones internacionales. También fueron incluidas 75 nuevas entidades, entre ellas la petrolera Surgutneftegaz, una aseguradora y varias firmas de gestión naviera con sede en Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong.
- EL Dato: Putin quiere que Ucrania renuncie a unirse a la OTAN, reduzca su ejército y retire sus fuerzas de cuatro regiones ucranianas que Moscú tomó pero que no controla del todo.
La Comisión Europea detalló que los buques sancionados son parte de una red opaca de embarcaciones que operan bajo banderas de conveniencia de países como Gabón, Comoras, India o San Marino, lo que dificulta rastrear su propiedad y carga. Bruselas ha intensificado su cooperación con países proveedores de estos registros para cortar el flujo comercial que sigue financiando el esfuerzo bélico del Kremlin.

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Estas sanciones llegan antes de una reunión del G7 en Canadá, donde se discutirá la posibilidad de reducir aún más el tope al petróleo ruso. Según Bruselas, la evasión de este límite ha permitido a Moscú sostener su maquinaria militar en Ucrania.
Reino Unido, por su parte, anunció 100 nuevas sanciones enfocadas en debilitar las cadenas de suministro de armas rusas y frenar la operación de la flota paralela. “Putin muestra su naturaleza bélica”, declaró el canciller británico David Lammy.
- 100 nuevas sanciones a la flota en la sombra, se impuso a Rusia
A pesar de las sanciones occidentales, el gobierno ruso exporta crudo por rutas alternas. Ucrania estima que cerca de 500 buques antiguos y de dudosa seguridad transportan petróleo ruso. Esto representa no sólo una violación de sanciones, sino también una amenaza ecológica y marítima global.
En el plano diplomático, un nuevo intento por abrir negociaciones de paz se topó con el escepticismo ucraniano. Donald Trump mantuvo una llamada telefónica con Vladimir Putin y anunció que Rusia trabaja en un “memorando” con Ucrania. Sin embargo, el Kremlin no ofreció concesiones concretas, ni se estableció una fecha para futuras negociaciones.
Trump, quien ha evitado imponer nuevas sanciones, sostiene que una solución diplomática está en marcha, aunque no ha dado detalles. En Kiev, el presidente Volodimir Zelenski expresó dudas sobre las intenciones de Moscú. “Sólo buscan ganar tiempo mientras siguen atacando”, declaró.
Delegaciones de ambos países se reunieron brevemente en Estambul, pero la cita terminó sin avances salvo un acuerdo de intercambio de prisioneros. Putin exige a Ucrania abandonar sus aspiraciones de ingresar a la OTAN, reducir su ejército y ceder territorios ocupados, condiciones que Kiev considera inaceptables.
Para la Unión Europea, las señales desde Moscú no muestran una voluntad genuina de paz. “Putin no ha cambiado de postura”, advirtió la jefa de política exterior Kaja Kallas. La guerra, mientras tanto, continúa. En la última jornada, Rusia lanzó más de 100 drones Shahed sobre Ucrania, algunos de los cuales impactaron en zonas civiles como Jersón, donde un autobús fue alcanzado y dejó dos heridos.
Mientras que en el frente oriental, soldados ucranianos hablan de una estrategia rusa de “tierra quemada”. La esperanza de paz sigue lejana.

