Hay más de 60 heridos

Atentado suicida deja 22 muertos en Siria

Explosión en templo ortodoxo conmociona a Damasco; gobierno interino promete reforzar protección religiosa; Estado Islámico reaparece con violencia en la capital

Daños a la iglesia, donde un atacante suicida se inmoló, a las afueras de Damasco, ayer.
Daños a la iglesia, donde un atacante suicida se inmoló, a las afueras de Damasco, ayer. Foto›AP

Damasco vivió ayer una de sus jornadas más sangrientas en años recientes tras el ataque suicida perpetrado dentro de la iglesia ortodoxa griega Mar Elias, ubicada en el barrio Dweila. Un hombre armado abrió fuego contra los fieles durante una misa dominical, y posteriormente detonó un chaleco explosivo, causando la muerte de al menos 22 personas e hiriendo a más de 60, según fuentes oficiales y sanitarias.

El atentado, confirmado por el Ministerio del Interior sirio, ha sido atribuido preliminarmente al grupo extremista Estado Islámico. Se trata del primer ataque de este tipo en la capital siria desde la caída de Bashar al-Assad en diciembre pasado, y marca un trágico regreso del terror islamista a un país que lucha por reconstruirse en medio de una transición política incierta. Las escenas transmitidas por la defensa civil mostraron un panorama devastador: bancos destrozados, escombros, sangre en el piso y cuerpos cubiertos por mantas improvisadas.

El ataque se produjo mientras 350 personas rezaban dentro del templo. Testigos relataron que el atacante ingresó con el rostro cubierto, disparó indiscriminadamente antes de ser confrontado por varios asistentes. Fue en ese momento cuando se inmoló en la entrada del recinto, lo que agravó aún más la cifra de víctimas. Algunos testimonios también apuntan a la presencia de un segundo tirador que disparó desde el exterior, aunque no se ha confirmado oficialmente.

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  • El Dato: Con este atentado, el Estado Islámico recuerda al mundo que, aunque haya perdido control territorial, su capacidad de causar dolor y desorden sigue intacta.

El presidente de transición, Ahmed al-Sharaa, calificó el ataque como un “intento desesperado por fracturar la unidad nacional”, y prometió medidas inmediatas para proteger a las minorías religiosas. Sharaa, quien asumió el poder en enero tras encabezar la ofensiva contra el régimen de Assad, ha insistido en garantizar la seguridad de los grupos vulnerables en esta nueva etapa política.

Diversos gobiernos y organismos internacionales se pronunciaron tras el atentado. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Grecia emitió una condena enérgica, mientras que líderes eclesiásticos y representantes de organizaciones humanitarias han pedido garantizar la inviolabilidad de los espacios de culto.

Aunque el Estado Islámico no ha reivindicado oficialmente el atentado, las autoridades sirias lo señalan como principal sospechoso. El grupo ya había intentado otros ataques contra iglesias desde la caída del gobierno anterior, pero éste es el primero que logra concretarse con víctimas mortales. La elección del blanco, una iglesia cristiana en pleno centro urbano, parece buscar desestabilizar al nuevo gobierno y sembrar miedo entre las minorías religiosas.

  • 350 personas estaban en la iglesia en un culto

Hamza Mostafa, ministro de Información, declaró que el ataque es “una afrenta a los valores cívicos y a la paz social”, y reafirmó el compromiso del Estado en desplegar todos sus recursos para erradicar las células extremistas. Por su parte, la ministra de Asuntos Sociales, Hind Kabawat, visitó la iglesia horas después del atentado para expresar condolencias al clero y a los sobrevivientes.

Por su parte, Fadi Ghattas dijo: “vi al menos 20 cadáveres. Nunca creí que algo así pudiera pasar dentro de una iglesia”. En tanto, el feligrés Issam Nasr, contó que “había cuerpos hechos pedazos. Lo único que traíamos eran nuestras oraciones”.

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