Bolivia vive un proceso político decisivo en 2025. Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el 17 de agosto, ningún candidato logró superar el umbral necesario para proclamarse presidente de manera directa. Esto abre la puerta a una segunda vuelta electoral, un mecanismo establecido en la Constitución boliviana para garantizar que el mandatario cuente con un respaldo mayoritario de la ciudadanía.
La segunda vuelta electoral en Bolivia se llevará a cabo el domingo 12 de octubre de 2025, una fecha que ya se perfila como determinante para el rumbo político, económico y social del país.
¿Por qué habrá segunda vuelta?
En Bolivia, para ganar en primera vuelta, un candidato necesita obtener al menos el 50% más uno de los votos válidos, o bien lograr un 40% de respaldo con una diferencia de 10 puntos porcentuales sobre el segundo lugar. Al no cumplirse ninguna de estas condiciones en los comicios de agosto, los dos candidatos más votados se enfrentarán nuevamente en octubre.

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Este escenario no es nuevo para Bolivia. En el pasado, elecciones presidenciales también han requerido un balotaje, lo que refleja la pluralidad política y la fragmentación del voto entre varias fuerzas. El proceso de segunda vuelta suele estar acompañado de intensas negociaciones, alianzas y discursos dirigidos a conquistar al electorado que no votó por ninguno de los dos finalistas.
El clima político rumbo a octubre
La campaña de cara a la segunda vuelta promete ser intensa. Los dos candidatos finalistas deberán redoblar esfuerzos para convencer al electorado indeciso y, sobre todo, captar el apoyo de los votantes de los partidos que quedaron fuera de la contienda. En este punto, los respaldos políticos y las alianzas con organizaciones sociales pueden jugar un papel determinante.
Además, el contexto de 2025 está marcado por debates sobre la economía, la inflación, la administración de los recursos naturales y la relación de Bolivia con sus socios internacionales. Estos temas serán parte central de la narrativa de campaña en las próximas semanas.
La segunda vuelta también pone a prueba al Órgano Electoral Plurinacional (OEP), que debe garantizar un proceso transparente, con conteo rápido y medidas de seguridad suficientes para que los resultados sean confiables.
La importancia de la participación ciudadana
El balotaje del 12 de octubre no solo será un evento político, sino también un ejercicio de participación ciudadana que definirá los próximos cinco años de gobierno. Los analistas señalan que la participación del electorado joven será clave, ya que representan un sector en crecimiento dentro del padrón electoral.
En este sentido, los finalistas buscarán conectar con las preocupaciones de los jóvenes en temas como empleo, educación, tecnología y medio ambiente, para asegurarse su respaldo en las urnas.
Una elección decisiva
Con este panorama, Bolivia se encamina hacia una segunda vuelta electoral cargada de expectativas. El resultado del 12 de octubre no solo marcará quién será el próximo presidente, sino que también definirá qué modelo político se impondrá en el país: la continuidad de ciertas políticas de corte social y estatal, o una apertura hacia propuestas más liberales y reformistas.
Lo cierto es que, hasta entonces, Bolivia vivirá semanas de intensa actividad política y mediática. La cuenta regresiva ya inició, y todos los ojos estarán puestos en lo que suceda en las urnas este 12 de octubre de 2025, cuando millones de bolivianos decidirán el futuro de su nación.