Bolivia amaneció este lunes con un escenario político redefinido tras las elecciones presidenciales celebradas ayer. Contra todos los pronósticos y tras semanas de encuestas que daban ventaja a otros aspirantes, el senador Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), obtuvo más del 32% de los votos y se posicionó en primer lugar. De esta manera, disputará la presidencia en segunda vuelta con el expresidente Jorge Tuto Quiroga, quien alcanzó el 27% de los sufragios, según los resultados oficiales con más del 90% de las actas escrutadas.
El desempeño de Paz relegó al empresario Samuel Doria Medina, que había liderado las encuestas previas, a un distante tercer puesto con el 20.2%. Mientras que Andrónico Rodríguez, representante de la izquierda escindida del Movimiento al Socialismo (MAS), apenas logró un 8%. Por su parte, el candidato oficialista Eduardo del Castillo, respaldado por el presidente saliente Luis Arce, sufrió un duro revés al alcanzar sólo el 3.2%. La jornada, sin embargo, transcurrió en calma y bajo la observación de misiones de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, que destacaron la “vocación democrática” de los ciudadanos.
- 40 Por ciento de votos, con un margen de 10 puntos, evitaba una segunda vuelta
- 3.2 Por ciento de los votos fueron para el candidato oficialista
El próximo 19 de octubre, Paz y Quiroga se enfrentarán en un balotaje inédito para definir el rumbo de Bolivia. Ambos buscan capitalizar el malestar ciudadano ante una situación económica marcada por inflación, escasez de combustible y un creciente descontento con el MAS, que tras casi dos décadas enfrenta su peor crisis política.

Escala tensión EU-Venezuela
Rodrigo Paz y Quiroga. Rodrigo Paz Pereira, de 57 años, nació en España durante el exilio de su familia en tiempos de dictadura militar. Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, creció entre los vaivenes de la política nacional. Con estudios en economía, relaciones internacionales y una maestría en gestión política en Washington, inició su trayectoria como diputado en 2002, fue alcalde de Tarija y actualmente se desempeña como senador.
Su campaña se estructuró en torno a la Agenda 50/50, un programa que busca redistribuir los recursos nacionales a partes iguales entre el gobierno central y las entidades regionales. El proyecto apunta a descentralizar un Estado que, según Paz, “asfixia” a las regiones al concentrar el 85% del presupuesto.
- El Dato: En medio de la incertidumbre, los bolivianos expresan una demanda clara: un cambio de rumbo frente a una crisis que amenaza con profundizarse.
El candidato ha popularizado la consigna “Capitalismo para todos”, con la que promete créditos accesibles, reducción de aranceles y estímulos a la economía formal. Se distancia, no obstante, de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, asegura que Bolivia puede financiar su propia recuperación económica.
Paz también incluye en su plataforma la lucha contra la corrupción y la reforma judicial, a la que califica como indispensable para restaurar la confianza institucional. A su lado compite Edman Lara como candidato a vicepresidente, un exoficial de policía que denunció irregularidades en la corporación antes de ser dado de baja.
En su estrategia de comunicación, Paz busca proyectar una imagen de renovación generacional. “Hay quienes viven de la política y quienes hacemos servicio público”, declaró recientemente. Sus mensajes en redes sociales refuerzan una identidad ligada a Tarija, el futbol y la vida familiar.
Mientras tanto, Jorge Tuto Quiroga celebró su pase a la segunda vuelta como un “día histórico” para Bolivia. El exmandatario, que gobernó entre 2001 y 2002 tras la renuncia de Hugo Banzer, prometió centrar su campaña en la crisis económica.
“La situación será más difícil en los próximos meses; ése es el principal desafío que enfrentaremos”, advirtió. Su propuesta se enfoca en un cambio de modelo, con recortes al gasto público y un reposicionamiento de Bolivia en el mercado internacional, en contraste con las críticas de Paz a la dependencia del FMI.
El exmandatario busca capitalizar el descontento hacia el MAS y se presenta como la opción de experiencia frente al “salto al vacío” que, asegura, representa el programa de Paz. Sin embargo, su reto es atraer a un electorado con descontento hacia la política tradicional y con fuerte rechazo a los ajustes económicos.
Derrumbe del MAS. El gran derrotado de la jornada fue el Movimiento al Socialismo (MAS), que durante casi 20 años marcó el rumbo del país. Tras la exclusión de Evo Morales, inhabilitado constitucionalmente para competir, la fuerza oficialista no logró posicionar a sus candidatos y terminó fragmentada.
Morales, desde el margen, llamó al voto nulo y denunció la supuesta complicidad de la OEA y la Unión Europea en su exclusión. Sin embargo, analistas señalan que su influencia se ha debilitado, especialmente en un contexto de inflación, escasez de dólares y creciente rechazo social. La caída del MAS abre un periodo de incertidumbre. Por primera vez en dos décadas, Bolivia se enfrenta a un escenario sin un partido dominante. Observadores internacionales y académicos lo califican como un “punto de inflexión” en la historia democrática del país.
En tanto, el balotaje del 19 de octubre no sólo definirá quién ocupará la presidencia, sino también el rumbo económico y político de una nación de 12 millones de habitantes. Con el gas en declive y el litio aún sin explotar, Bolivia enfrenta el reto de diversificar su economía y contener el malestar social por el aumento de precios.

