La madrugada de ayer estuvo marcada por una incursión que reavivó los temores de un conflicto mayor en Europa. Decenas de drones rusos penetraron el espacio aéreo de Polonia en múltiples oleadas, lo que provocó la activación inmediata de los sistemas de defensa de la OTAN. Los aparatos fueron detectados y perseguidos por cazas aliados, que derribaron varios de ellos en diferentes regiones, incluidos sectores alejados de la frontera con Ucrania.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, informó que se registraron al menos 19 violaciones en un periodo de siete horas. Los restos de los aparatos fueron localizados en nueve localidades distintas, algunos a más de 200 kilómetros de la línea fronteriza. “Es el momento más crítico que enfrentamos desde la Segunda Guerra Mundial. La amenaza es real y nuestra respuesta debe ser proporcional”, declaró en el parlamento.
- El Dato: Eslovenia, Dinamarca, Grecia, Francia y Gran Bretaña pidieron al Consejo de Seguridad de la ONU reunirse el viernes para tratar las violaciones al espacio aéreo polaco.
La incursión ocurrió mientras Rusia lanzaba la ofensiva aérea más intensa contra Ucrania desde 2022. De acuerdo con el Estado Mayor ucraniano, más de 450 drones y decenas de misiles impactaron en regiones del centro y occidente del país, en un intento por desestabilizar infraestructura crítica y posiciones militares.
Por su parte, la Alianza Atlántica respondió con un despliegue aéreo sin precedentes en la región. Aviones F-16 polacos, F-35 holandeses, sistemas de alerta temprana italianos y tanqueros de apoyo participaron en la operación. En tanto, Mark Rutte, secretario general de la OTAN, criticó lo ocurrido y señaló que “cada centímetro del territorio aliado será defendido con firmeza”.
Mientras que el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, aseguró que no se trató de un error de navegación, sino de una acción intencional para poner a prueba las defensas del bloque. A su vez, Kaja Kallas, alta representante de política exterior de la Unión Europea, llamó a endurecer sanciones y calificó la situación como “un punto de inflexión” en la guerra.
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Asimismo, el canciller polaco Radek Sikorski agradeció la colaboración de los pilotos holandeses que interceptaron aparatos sobre la región de Lublin. “El compromiso de los aliados demuestra que no estamos solos”, declaró tras participar en la sesión extraordinaria del Consejo del Atlántico Norte.
En respuesta, el Ministerio de Defensa ruso rechazó haber tenido como objetivo territorio polaco y afirmó que sus operaciones estaban dirigidas exclusivamente a instalaciones ucranianas. Según Moscú, “no hubo intención de provocar incidentes en países vecinos”, aunque admitió estar dispuesto a sostener consultas con Varsovia para evitar una escalada.
Por su parte, el mayor general bielorruso Pavel Muraveiko aseguró que sus radares detectaron drones que se desviaron tras bloqueos electrónicos y que se notificó oportunamente a Polonia y Lituania. Sin embargo, Tusk sostuvo que varios aparatos ingresaron directamente desde suelo bielorruso, donde se concentran tropas rusas y bielorrusas para maniobras conjuntas.
“Definitivamente no hay razones para pensar que fue un error de rumbo. Fue una provocación calculada”, afirmó Pistorius en Berlín.
- El Dato: El gobierno de Rusia aseguró que su reciente oleada de ataques contra Ucrania “no incluía objetivos en territorio de Polonia.
CONSECUENCIAS POLÍTICAS. El episodio tuvo un fuerte impacto en la opinión pública polaca. En la aldea de Wyryki-Wola, una vivienda quedó destruida tras el impacto de un dron derribado. Su propietario, Tomasz Wesolowski, relató que “el techo colapsó en segundos” mientras su familia lograba salir ilesa. Aunque no se reportaron víctimas mortales, las imágenes de escombros y fuego en comunidades rurales acentuaron el temor de la población.
En tanto, los líderes europeos multiplicaron sus mensajes de respaldo. El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó la incursión como “un ataque inaceptable contra la seguridad colectiva”. Mientras que el primer ministro británico, Keir Starmer, anunció que Londres enviará más aviones de reconocimiento a la región.
A su vez, el líder ucraniano Volodimir Zelenski describió la situación como “un precedente extremadamente peligroso” y renovó su llamado a construir un escudo aéreo paneuropeo. Aseguró que la agresión contra Polonia confirma que Moscú no se detendrá en Ucrania. “Necesitamos trabajar en un sistema conjunto de defensa aérea y crear un escudo aéreo efectivo sobre Europa”, escribió Zelenski en Telegram.
Asimismo, el presidente estadounidense Donald Trump reaccionó en redes sociales con un mensaje breve: “¿Qué pasa con Rusia violando el espacio aéreo de Polonia con drones? ¡Allá vamos!”. Más tarde, sostuvo una llamada con el presidente polaco Karol Nawrocki, a quien reafirmó el compromiso de cooperación bilateral en materia de defensa.
Mientras que el Pentágono mantuvo un tono más cauto. Portavoces del Departamento de Guerra señalaron que, aunque la incursión es grave, no constituye una agresión directa que justifique la activación del Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece la defensa colectiva.
En ese contexto, analistas militares consideran que Moscú podría probar las capacidades de respuesta de la OTAN y medir los tiempos de reacción. “Esto no significa el inicio inmediato de una guerra mundial, pero sí eleva el nivel de riesgo en Europa”, explicó Riki Ellison, especialista en defensa antimisiles.
En tanto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, adelantó que la Unión prepara sanciones adicionales contra la “flota sombra” de petroleros rusos y contra países que adquieren crudo de Moscú. “No podemos permitir que Rusia utilice la ambigüedad económica para financiar su maquinaria de guerra”, afirmó.
Con el nuevo incidente, la percepción de vulnerabilidad en el flanco oriental se refuerza. Polonia, que ha invertido miles de millones de euros en modernizar sus sistemas de defensa, enfrenta ahora el desafío de proteger a su población de incursiones que pueden repetirse en cualquier momento.
Los próximos días serán determinantes para medir el alcance de las respuestas europeas y el rumbo de la guerra. Por lo pronto, la certeza que domina en Varsovia y Bruselas es que la línea que separa el conflicto en Ucrania de una confrontación directa con la OTAN es más delgada que nunca.