El aeropuerto internacional de Múnich, uno de los más transitados de Europa, vivió la noche del 2 de octubre un episodio de caos aéreo tras el avistamiento de varios drones en sus inmediaciones.
La detección de estos aparatos no tripulados obligó a suspender operaciones por varias horas, con un fuerte impacto en miles de pasajeros y decenas de vuelos.
De acuerdo con la autoridad de control del espacio aéreo alemán (DFS), la primera alerta se registró alrededor de las 22:18 horas locales. Poco después, se decidió restringir los movimientos en pista y, ante la persistencia de los reportes, suspender de manera total los despegues y aterrizajes.
Señalaron, que su prioridad fue garantizar la seguridad de las aeronaves y sus ocupantes, pues la presencia de un dron cerca de un avión en maniobra representa un riesgo significativo de colisión.
Vuelos cancelados y pasajeros varados
Las consecuencias fueron inmediatas. En total, 17 vuelos programados fueron cancelados y otros 15 que debían aterrizar en Múnich fueron desviados a aeropuertos alternativos como Stuttgart, Núremberg, Viena y Fráncfort.
Cerca de 3,000 pasajeros se vieron directamente afectados, ya fuera porque no pudieron llegar a destino o porque sus viajes sufrieron largas demoras. Para mitigar el impacto, el aeropuerto instaló camas de campaña en las terminales y repartió mantas, alimentos y bebidas a quienes debieron pasar la noche en las instalaciones.
La reapertura se dio durante la madrugada del 3 de octubre, con las primeras operaciones retomadas alrededor de las 5:30 de la mañana. Sin embargo, las horas de cierre bastaron para generar una cadena de retrasos que se extendió a lo largo del día en varias rutas europeas.
Aunque las autoridades desplegaron patrullajes y un helicóptero para intentar localizar el dron responsable, hasta el momento no se ha identificado ni recuperado ningún aparato. Este hecho se suma a una serie de incidentes recientes en Europa, donde aeropuertos en Dinamarca y Noruega también han tenido que suspender operaciones por reportes similares.
En el caso danés, el gobierno incluso ha sugerido que podría tratarse de actos deliberados enmarcados en posibles “ataques híbridos”, aunque no existe confirmación oficial sobre responsables o motivaciones.
En Alemania, el incidente ha reavivado el debate sobre la responsabilidad de la defensa contra drones. Los operadores aeroportuarios argumentan que no debería recaer en ellos la instalación y operación de sistemas de detección y neutralización, sino en el Estado.
La federación de aeropuertos alemanes ha pedido una estrategia nacional clara y financiamiento público para afrontar lo que ya se perfila como una amenaza recurrente para la seguridad aérea.
Mientras tanto, expertos señalan que los drones representan un desafío técnico considerable: son pequeños, difíciles de detectar por radares convencionales y cada vez más accesibles en el mercado.
Los sistemas de defensa existentes combinan sensores de radiofrecuencia, cámaras, radares especializados e incluso contramedidas activas como interferencias o drones interceptores. Sin embargo, su implementación es costosa y compleja en un entorno crítico como un aeropuerto internacional.
Lo ocurrido en Múnich demuestra que la seguridad aérea europea enfrenta un nuevo frente de vulnerabilidad. Aunque no hubo heridos ni incidentes graves, la interrupción de operaciones muestra lo vulnerable que puede ser la aviación civil frente a la irrupción de drones en zonas prohibidas.
La pregunta ahora es si los gobiernos europeos acelerarán la inversión en sistemas de protección antes de que un incidente de este tipo tenga consecuencias más graves.
Únete a nuestro canal de WhatsApp. En La Razón enviamos a tu celular lo más importante de México y el Mundo, recuerda que una persona informada siempre tiene La Razón.
MSL