La reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebrada ayer en Mar-a-Lago, marcó un nuevo punto de inflexión en el proceso de alto al fuego en Gaza. Desde Florida, el mandatario estadounidense dejó claro que la continuidad del plan de paz depende de una condición central: el desarme de Hamas. Sin ese paso, advirtió, la siguiente etapa del acuerdo no avanzará y las consecuencias serán severas.
El magnate sostuvo que el grupo terrorista enfrenta un ultimátum y que la comunidad internacional que respaldó el acuerdo no tolerará más dilaciones. “Se les dará un plazo muy breve para desarmarse”, afirmó ante la prensa, al tiempo que advirtió que, de no cumplir, “se desatará un infierno”.
- El Dato: El plan de paz para Gaza de Donald Trump establece: “Nadie será obligado a abandonar Gaza, y quienes deseen irse serán libres de hacerlo y de regresar”.
El tono empleado por Trump reforzó la presión pública sobre Hamas, al que responsabilizó del estancamiento en la segunda fase del proceso. Según el magnate, Israel ha cumplido los compromisos asumidos en la primera etapa del alto al fuego, mientras que el grupo subversivo se ha negado a entregar sus armas y a completar la devolución de los restos de los rehenes israelíes fallecidos. En ese contexto, sostuvo que otros países firmantes del acuerdo estarían dispuestos a actuar si no hay avances concretos.
Por su parte, Netanyahu respaldó la postura estadounidense y destacó la cercanía entre ambos gobiernos. “Nunca hemos tenido un amigo como el presidente Trump en la Casa Blanca. Ni de lejos”, declaró el primer ministro israelí, subrayando la frecuencia y la intensidad de los encuentros bilaterales desde el regreso del republicano al poder. El republicano respondió con elogios personales y políticos, al describir a Netanyahu como un líder fuerte en tiempos de guerra.
- El Tip: En septiembre, varios países como Francia, Gran Bretaña, Canadá y Australia, anunciaron que reconocerían un Estado palestino.
El alto al fuego entre Israel y Hamas entró en vigor en octubre. La primera fase del acuerdo contempló una retirada parcial de tropas israelíes, el aumento de la ayuda humanitaria y el intercambio de rehenes por prisioneros palestinos. Sin embargo, la segunda etapa, considerada la más compleja, no se ha implementado.
Esa fase prevé la retirada total de las fuerzas israelíes, el desarme de Hamas y la instauración de un gobierno de transición con supervisión internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el mes pasado esta etapa del plan de 20 puntos impulsado por Trump, que también incluye el despliegue de una Fuerza Internacional de Estabilización en el enclave. No obstante, los detalles operativos sobre la llamada “Junta de Paz” siguen sin hacerse públicos.
La falta de avances ha alimentado las acusaciones cruzadas. Israel sostiene que Hamas ha violado el alto al fuego, entre otros puntos, por retrasar la entrega de los restos de los rehenes. El grupo palestino, por su parte, se ha negado a desarmarse y ha reafirmado su control en zonas donde las tropas israelíes permanecen atrincheradas. Desde la entrada en vigor de la tregua, más de 400 personas han muerto en Gaza, según autoridades locales, en medio de ataques esporádicos y operaciones militares.
Donald Trump insistió en que el proceso aún puede avanzar si se cumple la condición central. “La siguiente fase podría comenzar tan pronto como sea posible, pero tiene que haber un desarme”, señaló. También dejó entrever que Washington evalúa alternativas para imponer el cumplimiento del acuerdo, aunque evitó detallar qué países estarían dispuestos a intervenir directamente.
- 400 palestinos han muerto desde el 10 de octubre
AMENAZA A TEHERÁN. El mandatario estadounidense advirtió que Teherán podría intentar reconstruir instalaciones nucleares y reactivar su programa de misiles balísticos tras los ataques de Estados Unidos de junio contra tres sitios clave. “Si se confirma, habrá consecuencias. Serán muy graves, quizá más graves que la última vez”, afirmó.
El presidente sugirió que Estados Unidos mantiene un seguimiento cercano de las actividades iraníes y no descartó una nueva acción militar si se detectan avances prohibidos. “Sabemos exactamente adónde van, qué hacen, y espero que no lo hagan porque no queremos desperdiciar combustible en un B-2”, dijo, en referencia al bombardero utilizado en la ofensiva anterior.
La respuesta de Irán fue inmediata. Ali Shamkhani, asesor del líder supremo Ali Khamenei, advirtió que “cualquier agresión recibirá una respuesta fuerte e inmediata que va más allá de lo que el atacante espera”, según la agencia estatal Nour. La advertencia se produce después de que Irán realizara ejercicios con misiles en las últimas semanas, en un contexto de creciente preocupación israelí por la expansión de ese programa.
Netanyahu, que antes de la reunión había anticipado que abordaría el tema con Trump, señaló que Israel no busca una confrontación abierta con Irán, pero considera que la amenaza es real. Funcionarios israelíes han expresado inquietud por la reconstrucción de capacidades militares iraníes y han preparado opciones para posibles nuevas operaciones, con o sin apoyo directo de Estados Unidos.
Aún así, el magnate dejó abierta la puerta a la diplomacia. Aunque endureció su discurso el lunes, reiteró que estaría dispuesto a conversar con Teherán si se dan las condiciones. En los últimos meses, el mandatario ha mencionado la posibilidad de un nuevo acuerdo nuclear, en contraste con la línea más dura expresada durante la conferencia junto a Netanyahu.
A su vez, ambos líderes abordaron la situación en Líbano y Siria. Trump aseguró que Israel podría mantener una relación estable con el nuevo presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, mientras que Netanyahu expresó interés en garantizar una frontera pacífica. No obstante, persisten las sospechas israelíes sobre el nuevo gobierno en Damasco, especialmente por los antecedentes del mandatario y los recientes bombardeos israelíes en la capital siria.


