Cómo el home-office forzado cambió la vida laboral de los chinos, por el Covid-19

Cómo el home-office forzado cambió la vida laboral de los chinos, por el Covid-19
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Antes del brote del Covid-19, trabajar desde casa en China no era una opción. Esta práctica, que es más común en los países de Occidente, tuvo que ser aplicada de manera forzoza en el gigante asiático, como una medida drástica para evitar una propagación todavía mayor de este nuevo tipo de coronavirus que ya trascendió fronteras.

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Desde el pasado 3 de febrero, gobiernos locales y empresas en todo China alentaron a los trabajadores a quedarse en sus hogares. Así, millones de personas han experimentado los pros y los contras de abandonar por primera vez la oficina central.

Con calles normalmente concurridas, el silencio todavía se siente en las principales ciudades del país, como Pekín, Shanghái y Guangzhou, donde los trabajadores de sectores no escenciales cumplen con un estricto periodo en cuarentena.

El experimento masivo de trabajar desde casa ha llevado a un aumento en la demanda de aplicaciones móviles de videoconferencia, como WeChat Work, de Tencent y DingTalk, propiedad de Alibaba.

La compañía estadounidense Zoom, otro proveedor de videoconferencia, ha visto aumentar sus existencias, en contra de las tendencias generales, ya que los temores de coronavirus arrastran al mercado.

Los trabajadores chinos han tenido reacciones encontradas al experimento. Algunos se quejan de jefes que no pueden creer que se puede confiar en sus empleados para trabajar desde casa; otros, en redes sociales, comparten que no pueden concentrarse en el trabajo, al contar con la distracción de los miembros de su familia.

Pero una buena parte de la plantilla laboral china ha abrazado la experiencia, dicen, disfrutando de una productividad mejorada; algunos incluso dicen que sus vidas amorosas se arreglaron.

No está claro qué proporción de la fuerza laboral china podía teletrabajar antes del Covid-19, pero de acuerdo con la IWG Global Workspace Survey 2019, más de 50 por ciento de empresas tienen una política de espacio de trabajo flexible en China; la cifra correspondiente para Estados Unidos es de 69 por ciento.

Sin embargo, la flexibilidad se define de manera diferente según el sector o la compañía: para algunos puede significar simplemente la capacidad de controlar sus horas o administrar su propia carga de trabajo.

La evidencia anecdótica sugiere que los trabajadores chinos son considerablemente menos capaces que los estadounidenses para hacer home-office.

Aunque la cultura laboral china podría ser más conservadora, en términos tecnológicos cuenta con todos los recursos para que el trabajo se haga desde casa, sin mayor inconveniente.

WeChat, una súper aplicación que combina mensajería, transferencia de archivos, capacidades de videoconferencia, pago electrónico y otras funciones, es omnipresente, con más de mil millones de usuarios en China.

En muchos casos, trabajar desde casa ayudaría a los empleadores afectados por las elevadas tarifas de alquiler de oficinas y a los empleados que sufren largos desplazamientos. No obstante, es difícil saber si este periodo forzado de trabajo a domicilio llevará a que el home-office haya llegado para quedarse en China, en el largo plazo.

Con información de la BBC

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