Reconquista estados perdidos por Obama y Clinton

Elecciones USA 2020: Biden traza nuevo mapa político sobre las ruinas de Trump

El exvicepresidente está en camino de reestablecer el llamado muro azul, de devolver a su partido Arizona, en la frontera, y Georgia, en el sureste; erosiona la base republicana

Manifestantes pro Trump salieron ayer a defender su triunfo, en Georgia.
Manifestantes pro Trump salieron ayer a defender su triunfo, en Georgia.Foto: AP
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Con todo y lo cerrada de la elección presidencial y por encima de los litigios que vienen, ante una resistencia de Donald Trump en el poder, la victoria de Joe Biden es cuestión de tiempo. Tres días después de una votación histórica, los resultados comienzan a despejarse, dando lugar a un nuevo orden político en el mapa de Estados Unidos.

Después de más de dos décadas, si se confirman las proyecciones que dan la victoria a Biden, este político blanco de 77 años está a punto de recuperar bastiones que no habían votado por su partido, el Demócrata, desde hace más de dos décadas, un mérito que no pudieron acreditarse sus antecesores en la candidatura presidencial: Hillary Clinton, derrotada por Trump en 2016, y Barack Obama, convertido en el primer presidente afroamericano en 2008, quien fue reelegido en 2012.

Desde la madrugada de ayer, logró revertir la ventaja del republicano en Georgia y Pensilvania, dos estados clave que en 2016 garantizaron el pase de Donald Trump a la Casa Blanca.

Georgia es un estado que ha votado republicano desde hace 24 años. La última vez que respaldó a un candidato demócrata fue con Bill Clinton. Biden, sin embargo, se agenció importantes victorias en las principales ciudades de ese estado, incluida su capital, Atlanta, mejorando por mucho la actuación de Hillary Clinton en 2016.

Arizona es otra entidad que con su amplia población migrante —la mayoría de origen mexicano— que rebasa el 20 por ciento del electorado, está en la lista de los territorios republicanos que se convierten en demócratas este 2020.

Desde 1952, los habitantes de Arizona prefirieron a los gobiernos conservadores, salvo en 1996, cuando se volcó a favor de Bill Clinton.

El discurso racista de Donald Trump y las políticas de inmigración —que incluyeron la separación de miles de niños de sus padres— movilizaron a inmigrantes a cambiar de partido.

De acuerdo con la División de Elecciones, seis de cada 10 inmigrantes en Arizona votaron por la fórmula Biden-Harris en el condado de Maricopa, donde se concentra 60 por ciento del voto estatal. Al esfuerzo latino se le sumó una coalición de republicanos desencantados con Trump, liderados por Cindy McCain (viuda del senador John McCain).

Míchigan, Wisconsin y Pensilvania, que forman parte del llamado Cinturón del Óxido, también se caracterizaron por mudarse al lado azul demócrata. Esta zona industrial era un sólido bastión azul, que encontraba en la clase baja trabajadora un bloque seguro de apoyos electorales. Hace cuatro años, sin embargo, la región se dejó seducir por el empresario Trump, agobiada por décadas de declive y de pérdidas de empleos que se fugaron a otros lugares del mundo, donde la mano de obra es más barata.

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NO LOS GANÓ, PERO DESGASTÓ LA OLA POPULISTA

Texas y Florida ya están considerados como “feudos” sólidos e inamovibles del Partido Republicano de Trump; sin embargo, a medida que la imagen del magnate se desgastó ante los cuestionamientos por su respuesta a la pandemia del Covid-19, varios condados de estos estados apoyaron ampliamente a Joe Biden. Aunque el exvicepresidente no logró consolidar su avance, sí logró erosionar la base republicana. En Texas se daba por descontada una victoria de Trump; aunque así ocurrió, la brecha con los demócratas se cerró gracias, también, a comunidades cada vez más diversas, lo mismo que en Florida, donde la ventaja que obtuvo el magnate no dejó de ser por un margen muy estrecho, apenas 3.4 por ciento.

ESPERANZAS DEL MAGNATE POR LA VÍA LEGAL SE DILUYEN

Mientras que el mapa electoral continúa volviéndose en contra de Donald Trump, también lo hacen sus posibilidades de anular el resultado con juicios o litigios, incluso con lo que él cree que será una Corte Suprema obediente.

A partir de este viernes, Joe Biden comenzó a repuntar en la mayoría de estados pendientes, para acercarse a la cima de los 270 votos electorales que necesita. En otras palabras, el candidato demócrata parece ser el favorito para ganar cuatro de los cinco estados clave restantes, mientras que Trump sólo es favorito en Carolina del Norte.

Ganar esos cuatro sectores significaría que Biden se llevaría el Colegio Electoral con 306 a 232, exactamente el margen por el que Trump ganó en 2016. Ésta sería una victoria considerable y haría que los desafíos legales fueran más difíciles.

Bajo este escenario, Trump tendría que luchar por anular un número significativo de estados, a diferencia del año 2000, cuando la pelea legal era un solo estado, Florida, que determinó al ganador entre George W. Bush y Al Gore.

Si Biden gana esos cuatro estados, Trump tendría que anular al menos 37 votos electorales en estados cercanos para cambiar el resultado.