Ya se reagrupa en África

ISIS, 6 años después, mantiene su amenaza

Pese al declive del Estado Islámico, aún tiene filiales en el mundo, donde alienta a perpetrar más ataques terroristas; opera en la sombra sin territorios bajo su control

En la imagen de archivo, un tanque del EI avanza sobre una ciudad al norte de Siria, en 2017.
En la imagen de archivo, un tanque del EI avanza sobre una ciudad al norte de Siria, en 2017.Foto: AP
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El reciente informe sobre terrorismo en el mundo de Estados Unidos dio cuenta de que a pesar de su declive, el Estado Islámico, una de las organizaciones terroristas más peligrosas en la historia, se sostiene y se reagrupa, con operaciones bajo la sombra.

El coordinador de la lucha antiterrorista en el Departamento de Estado de EU, Nathan A. Sales, reconoce en dicho documento que, “incluso si el Estado Islámico perdió a su líder y a su territorio, el grupo se adaptó para continuar la lucha desde sus filiales en todo el mundo e inspirando a seguidores a cometer ataques”.

En el caso de África, sus filiales “estuvieron activas” durante 2019, mientras que en el sur y sureste de Asia, estas perpetraron atentados e inspiraron otros, como los ocurridos el Domingo de Ramos en Sri Lanka, donde murieron más de 250 personas, recordó Sales, “uno de los ataques más mortíferos del EI” hasta la fecha.

“El Estado Islámico es una sombra de lo que era. No controla ningún territorio en Siria e Irak, ha perdido valiosas fuentes de ingresos y se ha visto obligado a operar en la sombra”, consideró Charles Lister, director del Programa de Lucha contra el Terrorismo y el Extremismo del Middle East Institute, en un comentario que analizó la situación de la organización, en el sexto aniversario de su creación.

Incluso si el Estado Islámico perdió a su líder y a su territorio, el grupo se adaptó para continuar la lucha desde sus filiales en todo el mundo e inspirando a seguidores a cometer ataques

Nathan A. Sales
Coordinador de la lucha antiterrorista
en el Departamento de Estado de EU

Sin embargo, advierte que debería preocupar la “continuada expansión y las crecientes capacidades mortíferas” del grupo en África, en particular en lugares como el Sahel o Mozambique.

“Esta localización de la yihad y la cada vez más potente explotación de espacios sin gobernar y de tensiones étnicas y sectarias de larga data probablemente se convertirá en el primer motor de crecimiento yihadista a nivel mundial”, agregó.

En 2019, el EI lanzó una nueva filial, Estado Islámico en África Central (ISCA, por sus siglas en inglés), que opera en el Este de República Democrática del Congo y en el norte de Mozambique, donde intensificó su actividad en los últimos meses y hasta llegó a tomar algunas localidades. Igualmente, existe una filial en Somalia.

En lo que se refiere a Asia, Jennifer Cafarella, del Instituto para el Estudio de la Guerra, citada por Europa Press, alertó que “la inminente retirada de EU de Afganistán acelerará la recuperación de ISIS”.

El grupo terrorista “logrará una mayor libertad de operación en Afganistán y se posicionará también para reclutar a combatientes desilusionados contrarios al acuerdo de paz de los talibán con Estados Unidos, que Al Qaeda apoya”, subrayó.

El 29 de junio de 2014, Abú Bakr al Baghdadi instauró un califato que se expandió por amplias zonas del norte de Irak y Siria y en los años siguientes instaló ‘provincias’ en países de África y Asia.

El Estado Islámico se hizo famoso a partir de ese momento, al grado, incluso, de eclipsar a Al Qaeda en cuanto a notoriedad, principalmente por sus cruentas ejecuciones. Gracias a un potente aparato de propaganda consiguió atraer a miles de musulmanes de todo el mundo.

El grupo creó un aparato de Estado, sometiendo a un férreo control a la población, con lapidaciones de adúlteros o amputaciones de manos a ladrones. También implantó un sistema de recaudación de impuestos y asumió el control de yacimientos de petróleo y gas.

Pero la coalición internacional creada por Estados Unidos lanzó una campaña para arrebatarle al EU el terreno ganado. Así, primero fueron desalojados de sus territorios en Irak, con la caída de Mosul, su capital en ese país, en julio de 2017, y la ‘derrota’ anunciada por las autoridades en diciembre de ese mismo año.

Luego llegó el declive en Siria, donde además de a la coalición se enfrentaron al régimen de Bashar al Assad —apoyado por Rusia e Irán— y a las milicias kurdas sirias, así como a grupos rebeldes y otras facciones islamistas.

La caída de Raqqa, la capital del ‘califato’, se produjo en octubre de 2017, pero la pérdida total del territorio bajo el yugo del Estado Islámico no sería hasta ma