Aunque el Prime Day se ha posicionado como una oportunidad para encontrar descuentos atractivos en tecnología, hogar y moda, para muchos consumidores con ingresos limitados o baja educación financiera también representa un riesgo silencioso: terminar pagando durante meses productos que ya no usan, o que pierden su valor en semanas.
Eventos como el Prime Day, Hot Sale o el Buen Fin están diseñados para generar un pico de consumo mediante descuentos agresivos y facilidades de pago como los Meses sin Intereses (MSI) o esquemas tipo Buy Now, Pay Later (BNPL). Aunque estos modelos democratizan el acceso al consumo, también pueden incentivar decisiones impulsivas, advirtió Vianney Ordóñez López, Partner Marketing de VTEX.
“El riesgo no es solo el sobreendeudamiento, sino pagar a largo plazo por productos que ya no tienen vida útil o dejaron de ser funcionales. Hay una desalineación entre el valor de uso y el compromiso financiero que asumimos”, explicó Ordóñez en entrevista.

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El problema se agrava cuando los productos adquiridos son de bajo ciclo de vida, como gadgets, bocinas o electrodomésticos pequeños, pero se compran a 12 o 18 meses sin intereses. La deuda persiste, aunque el producto ya no esté.
Según datos de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), la participación en eventos como el Prime Day crece cada año. Los consumidores digitales ya planifican: dejan productos en el carrito, monitorean precios y ajustan su presupuesto. Pero eso no siempre significa racionalidad financiera.
“Muchos consumidores hoy anticipan su comportamiento, pero aún confunden necesidad con urgencia. La presión por aprovechar una oferta puede hacer que compres algo que no estaba dentro de tu planeación real”, dijo Vianney Ordóñez.

También subrayó el papel de las campañas publicitarias, que han pasado de apelar al ahorro a construir experiencias emocionales.“Los impulsos de marketing hoy son más emocionales que racionales. Venden aspiración, pertenencia, exclusividad. Y eso influye mucho, sobre todo en los más jóvenes”, añadió.
Eventos como el Prime Day pueden desincentivar el ahorro tradicional, pero también están redefiniendo sus ciclos, mencionó.
“Hay un nuevo modelo de gestión del consumo”, sostuvo Ordóñez. “Muchos usuarios esperan estas temporalidades para hacer compras clave. No es un consumo impulsivo, sino uno planificado y calendarizado”, agregó.
El reto, explicó, es aprender a distinguir entre una compra estratégica y una compra emocional. “No se trata de no aprovechar una oferta, sino de saber si la necesitas, si vas a usarla, y si pagarla en plazos tiene sentido”.
5 recomendaciones para no caer en el consumo sin razón
Pregúntate esto antes de pagar: ¿Lo necesitabas antes de verlo en oferta? Si no lo tenías en mente, probablemente no es tan urgente.
- Evita pagar a plazos productos de vida útil corta. “Pagar 12 meses por algo que vas a usar tres, no es negocio”, advirtió Ordóñez.
- Calcula el costo total, no solo el mensual. 200 pesos al mes puede parecer poco, pero 12 pagos son 2 mil 400 pesos que podrías usar mejor.
- Usa el carrito como ‘cuarentena emocional’. Ordóñez recomendó: “Agrega el producto, espérate 24 horas. Si sigue siendo buena idea, entonces cómpralo”.
- Revisa bien las condiciones del crédito. BNPL y otros esquemas pueden incluir penalizaciones por atraso, intereses ocultos o comisiones que no ves de entrada.

¿Qué categorías sí conviene aprovechar?
Durante el Prime Day, las categorías que más ventas concentran en México son tecnología, hogar y pequeños electrodomésticos.
“Son productos que fuera de temporada tienen un precio elevado, y adquirirlos a meses sin intereses con un buen descuento puede ser una buena decisión, siempre que esté alineada con tus necesidades reales”, apuntó.
La digitalización del consumo y los eventos masivos como el Prime Day no van a desaparecer. Para Vianney Ordóñez, el objetivo no es satanizar el gasto, sino fortalecer la educación financiera:
“El consumo es parte de nuestra vida, pero tiene que ser consciente. No todas las ofertas son trampas, pero tampoco todas son oportunidades. Saber diferenciar entre una compra inteligente y una compra impulsiva es una habilidad financiera básica”, concluyó.
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