Los dilemas de Gabino

Foto: larazondemexico

Gabino Cué Monteagudo es un político completo. Un gran político. Conjuga experiencia con juventud. En 1998, con Diódoro Carrasco Altamirano se integró a la Secretaría de Gobernación. Ahí fue secretario técnico de la subsecretaría de gobierno, secretario particular del secretario de gobernación y subsecretario de Comunicación Social. También fue Presidente Municipal de Oaxaca durante el período 2001-2003.

En 2004 fue candidato a Gobernador de Oaxaca por una alianza opositora entre el PAN, PRD y Convergencia. En ese 2004, terrible, el gobernador José Murat sufrió un hipotético atentado. La casa de campaña de Gabino Cué fue investigada por la Procuraduría de Justicia del Estado. Esta investigación fue denunciada por el candidato como una intromisión del gobierno estatal en favor de Ulises Ruíz.

Gabino decidió impugnar la elección y perdió. Peor aún, en las primeras semanas del gobierno de Ulises, el Congreso del Estado determinó acusar a Cué de peculado en relación con su desempeño como alcalde.

Gabino señaló que se trataba de una persecución política y decidió presentarse ante la Procuraduría en compañía de medios de comunicación. El gobierno de Oaxaca decidió, entonces, no proceder en su contra.

En 2006 lanzó su candidatura, al Senado de la República para el periodo 2006-2012 postulado por la Alianza por el Bien de Todos.

En estas últimas elecciones Gabino integró la coalición Unidos por la Paz y el Progreso, conformada por los partidos PAN, PRD, Convergencia y PT. Este 4 de julio resultó ganador del proceso electoral y se convirtió en el primer gobernador de oposición del estado de Oaxaca, después de 80 años del PRI.

Gabino tendrá, ahora, una prueba difícil. Gobernar con el lastre que le representa la quimérica alianza que lo impulsó.

¿Cómo conformará su gabinete? ¿Quién será su Secretario de Gobierno? Su Secretario de desarrollo social? ¿Cómo gobernará, al cabo, con dos proyectos antagónicos?

Las grandes decisiones del Estado suelen ser biopolíticas. Es ahí, en ese lugar en el que se confluyen la filosofía, el derecho y la política donde acontecen los grandes encontronazos ideológicos.

¿Qué habrá de decidir Gabino si se topa con un aborto procurado, consignado y probado en las primeras semanas de la gestación? ¿Qué, cuando los homosexuales le exijan derechos iguales o similares a los que se lograron en el DF?

¿Qué habrá de declarar cuando se le interrogue sobre la eutanasia, sobre el trasplante de órganos, sobre la definición de la “vida”?

Y las declaraciones de “principios” de los partidos postulantes se enfrentan sin rubor:

Señala la “Declaración de principios del Partido de la Revolución Democrática que: “El PRD no intenta imponer una moral pública ni mucho menos sancionar la vida privada de las personas” para luego exigir a sus miembros respeto por la “libertad, autonomía y dignidad de las personas, sin importar género, edad, raza, orientación sexual, expresión e identidad sexogenérica o condición social”.

La declaración también afirma que en “El PRD estamos comprometidos con el principio de la separación entre iglesias y el Estado y se opone a que se utilice el poder público para imponer dogmas y creencias religiosas. Nos pronunciamos a favor de la consolidación de un Estado laico que garantice todas las formas de pensamiento y estilos de vida”.

Toca su turno al Partido Acción Nacional: En “1. Persona y libertad”, el PAN reproduce la definición católica de la vida y la muerte. Así, afirma que: “La vida y la dignidad del ser humano deben protegerse y respetarse desde el momento de su concepción hasta su muerte natural… El derecho a la vida es inviolable. Por ser fundamento de todos los demás derechos, debe ser respetado, garantizado y protegido por el Estado, de acuerdo con las normas, principios y valores del derecho. Nadie es dueño de la vida, ni de la muerte. La lucha contra el dolor debe ser entendida como un esfuerzo común, público y privado incluyendo los cuidados paliativos, dando asistencia total, material y espiritual, en cualquier fase de la vida en la que se encuentren los enfermos”.

También dice que “El embrión humano es persona. Tiene derecho a la vida, a la identidad, a la protección por el Estado y la Sociedad. No puede ser objeto de manipulación ni de las agresiones que conducen a su destrucción y eliminación”.

Ése será el dilema de Gabino.

rensal63@hotmail.com

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