Gil Gamés
Gil lo leyó en su periódico Milenio. Mariana Otero-Briz entrevistó a Jorge Hank Rhon, ex alcalde de Tijuana, mexiquense de cepa, dueño de las casas Caliente de apuestas y aspirante a la gubernatura de Baja California. El título de la entrevista: “Soy aficionado a los excesos”.
Cuenta Otero-Briz: “el aspirante a la gubernatura despierta rodeado de las 60 hectáreas que componen su residencia y en la que también se encuentra una sucursal del casino Caliente, un zoológico privado, un criadero de xoloitzcuintles y una pista de carreras de galgos”. No está mal, pero la verdad, la verdad, una casa grande como la de Hank sin un aeropuerto internacional, con sus pistas, aviones, mostradores, tiendas y aduanas, deja mucho que desear. Piénselo, Jorge, un aeropuerto de los grandes dentro de casa.
Temprano, con el alba, Jorge Hank cabalga en sus dominios. A trote, Hank revisa las decenas de especies exóticas de su zoológico. Sólo el azar lo llevó a comprar un equipo de futbol, un estadio. Además, le consiguió chamba a uno de sus hijos, presidente de los Xolos, campeones heroicos de la liga mexicana de futbol. ¿Cómo la ven? Sin albur. Otero-Briz habla de la botella de tequila de cristal rojo en cuyo fondo yacen una serpiente de cascabel, un hipocampo, un alacrán y diversas hojas y semillas. Esta bebida la prepara personalmente Jorge Hank Rhon: “tiene propiedades afrodisíacas y para la vitalidad”.
Gamés no quisiera contradecir a don Jorge, pero la verdad duda mucho de su elixir, la única bebida afrodisíaca comprobada es la que componía el abuelo de Gamés: dentro de la botella de aguardiente del norte de la República un testículo de cocodrilo, dos prepucios de burro, polvo de viuda negra y vómito de simio de Tabasco. Uta, las hazañas que logró el abuelo de Gilga con esta bebida han pasado a los anales (sin albur) de la historia, pero no nos desviemos.
Dice el maestro Hank: “Creo que todos somos políticos desde que nacemos, depende de cuál sea la definición que le des a la política. El niño cuando es bebé aprende a obtener el mejor cacho de pastel y, ¿qué es eso? Eso también es política: portarte de tal forma que tengas lo que quieras. Por ahí creo que todos somos políticos”. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: diantres, esta definición de política habría dejado estupefacto a Tony Judt: política es portarte de tal forma que obtengas lo que quieras. Gamés se puso de pie y el sombrero. Por lo demás, dicen los enterados que cuando era un niño tierno, Jorge Hank se quedaba con todos los pasteles de sus amiguitos. Mamá, Jorgito nos quita todas nuestras rebanadas y se las come de una mordida. Déjalo mijito, él de grande será político y tú un ganapán y si te va bien, su secretario particular.
Jorge Hank Rhon no sólo define a la política como los grandes pensadores; la practica, y de qué forma. Oigan esto: “En el Estado de México inventan lo de Atlacomulco y otras cosas. Realmente son puras invenciones. Lo que sí es norma en el Estado, una ley no escrita, es que todos los que somos de allí nos unimos alrededor de nuestro gobernador en turno”. Algunos observadores agudos de la política, como Gil, ya habían notado esa formación parecida a la de los Acereros de Pittsburgh. Al que quiera pasar por aquí le rompemos los huesos. Caracho, bien visto, la política es el arte de producir unos cuantos huesos rotos. ¿Le gusta esta definición, don Jorge?
La máxima de Charles de Gaulle espetó dentro del ático: “Como los políticos nunca creen lo que dicen, se sorprenden cuando alguien sí les cree”.
Gil s’en va
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