Dra. Yolanda Pica
1941: Kusama, de 11 años de edad, está sentada en el jardín de violetas de su familia en Matsumoto, Japón, de pronto empieza a escuchar un diálogo entre las flores, se siente sumamente angustiada y corre a la casa, el perro le habla también. Desde ese día escucha el lenguaje de plantas y animales, ella sabe que es imposible.
Su voz cambia, lo que le hace pensar que habla como las flores, sufre mucho y descubre que dibujando sus alucinaciones auditivas y visuales se calma su dolor, siente que desde que estaba en el vientre de su madre no pertenecía a la familia ni al mundo. “Dibujar fue una forma desesperada de vivir”, dice.
Veía todo lleno de puntos rojos, “dejé de entender el lenguaje de las personas, que me veían como una niña inservible, me enfermé y me volví esclava de el acto de crear pinturas".
Atrapada en medio de las disputas de sus padres, era obligada por su mamá a vigilar las “escapadas” del padre con otras mujeres y a narrar las escenas observadas, lo que hacía que su madre se enfureciera con ella y la visualización de escenas sexuales la dejó marcada de por vida.
Ha esculpido penes suaves por ser objetos que la horrorizan y como una forma de sanar su disgusto hacia el sexo, ella denomina a este arte curativo como “psicosomático” en el cual utiliza un mecanismo que llama “obliteración”: significa cerrar un conducto de algo que la lesiona por sus miedos y por sus alucinaciones, esta operación lleva a elementos repetidos en su obra, como los puntos que siente la pueden desaparecer y espejos con luces eléctricas que representan el borde entre la vida y la muerte.
Migra a NYC a los 27 años y con gran esfuerzo se sobrepone a su enfermedad mental diagnosticada como un tipo raro de esquizofrenia (por las alucinaciones) y trastorno obsesivo compulsivo (por sus obsesiones; es la máxima representante del arte expresionista abstracto, ha expuesto en el MoMa, en Nueva York, en Bienales de Venecia y en todo el mundo. Sus obras se cotizan en más de 5 millones de dólares.
Desde 1977 vive recluída voluntariamente en el hospital Seiwa para enfermos mentales en Tokio, cerca del cual tiene su estudio, donde trabaja incansablemente, pues, según sus palabras, “si no fuera por el arte me habría quitado la vida hace mucho tiempo”.
Kusama es una artista que ha logrado sublimar su enfermedad a través de su obra plástica, dotada de capacidades simbólicas universales.
También se ha desarrollado como escritora, una de sus frases : “El amor, como filosofía de vida que todo lo abarca, permite a los seres humanos vivir en este universo infinito”.
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