Rodolfo Higareda
Bájate del avión FZ 10
jamás tu vuelo podrás alcanzar
y si lo que quieres es alucinar
de otras mil formas tú puedes viajar
mejor súbete a otro avión
peyotazo, champiñón,
toma chela o date un son
pero nunca al resistol…
EL TRI
FZ 10
El gran rockero mexicano Alex Lora ha hecho su parte para que los chavos dejen de drogarse con pegamento FZ 10. Al igual que la llamada mona, este solvente es inhalado por los más pobres de los pobres: los abandonados, los miserables, los de la calle. Entrarle a eso les espanta el hambre, les hace escapar de su terrible realidad y también les mata el cerebro irremediablemente. Digamos que si se compara con la mota, de los males el menor, pero optan por esa droga no porque la otra sea ilegal y no la encuentren facilmente, sino porque es mas barata en la ferretería.
Ahora que se discute sobre la legalización de la mariguana, merece la pena hacer varias reflexiones. La primera es que desde hace ya dos generaciones, las drogas han formado parte de la vida cotidiana de las sociedades en casi todo en el mundo. Desde mis años de secundaria la mota estaba alejada de muchos pero era fácil de obtener para quien la quisiera. A la vuelta de la esquina en los 90, la cocaína, las tachas y todo el repertorio de “drogas blandas” se podía encontrar en México. Habíamos dejado de ser un país de tránsito y nos habíamos convertido en el otro gran consumidor.
Desde luego tuve amigos y familiares que perdieron la vida por las drogas, pero porque se estrellaron borrachos o les dio cirrosis, o bien porque sufrieron de enfisema pulmonar por el tabaco. Ninguno que yo conozca ha tenido que ser hospitalizado por un pasón de mariguana. Eso sí, hay quien perdió su casa, su familia y trabajo por la cocaína y el alcohol (una combinación letal y muy común).
Lo que sin dudad es cierto es que si en una comida en familia o con colegas del trabajo, alguien se toma un par de tequilas, puede sin problema volver a casa conduciendo su coche; e incluso un médico podría efectuar una cirugía sin afectación alguna en sus habilidades. Muy diferente sería si en cambio esa misma persona prendiera un churro, se diera unos toques y se encaminara al quirófano o a piloteara un avión.
Y por otro lado, tenemos que en la guerra contra el narcotráfico, solamente de 2006 a 2011, 276 militares perdieron la vida (sin mencionar el número de agentes de instituciones policíacas que también perecieron). Eran mexicanos jóvenes, ejemplares, con familia, con honor y amor a su patria, y ya no están con nosotros porque unos criminales los mataron por el dinero que les genera el negocio ilícito. Son estos héroes y nuestros niños y jóvenes los que deben motivar a un debate serio y profundo.
Es evidente que son inútiles los esfuerzos para evitar que las personas consuman las drogas que quieran (legales e ilegales). Lo ideal es que lo hagan con información, responsabilidad, sin afectar a terceros y preferentemente sin causarse daños a la salud física o emocional (una tarea sin duda difícil). Pero si el argumento es legalizar la mariguana para así romper con el negocio criminal, eso es una verdadera tontería. Para lograr ese objetivo se tendrían que legalizar todas las drogas, porque el negocio y el crimen están en el mercado negro (quizás esa debiera ser la discusión). En Colorado, Alaska y otros estados de la Unión Americana en donde la mariguana es legal, prevalece la demanda de coca, anfetas, heroína y lo que se les ocurra. Desde luego hay también un enorme mercado negro para menores de edad que no pueden comprar en los establecimientos autorizados. No obstante llama mucho la atención la disminución del 20 por ciento en la tasa de crímenes violentos en los Estados Unidos durante la última década. Algunos especialistas sugieren que este fenómeno se dio porque después de la epidemia de crack de mediados de los 80 y que trajo tanto crimen a ese país, los consumidores fueron presentados a “drogas más amorosas”, como el éxtasis y la mariguana hidropónica (mucho más potente que las clásicas y populares Acapulco Golden, Cola Roja o Lima Limón).
En un país como México (¡y como Estados Unidos también!) en donde un jovencito de 14 años puede comprar ilegalmente pero con gran facilidad tabaco y alcohol, es evidente que también podrá conseguir la droga que quiera. Por eso siempre he sostenido que hay que destinar recursos importantes para la prevención y cura de las adicciones ¡y a la infraestructura deportiva y educativa caramba! Por cierto, no he escuchado en radio o en televisión ni medio anuncio de “Di No a las Drogas” desde hace mucho tiempo. Hablemos del tema con seriedad y sin prejuicios.
Nota: Entre tanto la Reforma Educativa se hace realidad, los niños siguen asistiendo sólo 4 horas al día a la escuela, salen a las 12.30 y las madres de familia no pueden trabajar con esos horarios escolares (estamos formando potenciales burros susceptibles de caer en adicciones).